Crisis política en Portugal: comienza la carrera para suceder a António Costa
José Luís Carneiro, ministro del Interior de Portugal, anuncia su candidatura para sustituir a Costa
El anuncio de elecciones anticipadas para el próximo 10 de marzo, tras la dimisión de António Costa, deja al Portugal en una complicada situación política durante al menos los próximos cuatro meses. Es el tiempo que tendrán los partidos para restructurarse unos, como el PS, y reforzarse otros, como el PSD, en un clima bien diferente al de los pasados comicios en enero de 2022.
El proceso judicial en curso en el que se está investigando al primer ministro, a su jefe de gabinete, a uno de sus consultores y al ministro de Infraestructuras, entre otros, por supuesto tráfico de influencias y corrupción, ha herido gravemente al sistema democrático portugués. Queda ver el impacto que todo ello tiene en los resultados electorales.
Con los Presupuestos del Estado a la espera de ser aprobados, la situación política se ha complicado todavía más y es la causa por la que el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, no haya disuelto todavía el Parlamento, lo cual tendrá lugar el 15 de enero.
Costa será exonerado de su cargo como jefe del Ejecutivo solo en diciembre, con las cuentas del Estado ya aprobadas, pero todo el Gobierno se mantendrá en funciones hasta marzo, con sus poderes reducidos. Mientras, las investigaciones siguen su curso y se espera que aparezcan nuevos nombres como imputados y hasta puede que haya nuevas detenciones. De momento, uno de los imputados, el ministro de Infraestructuras, João Galamba, sigue ejerciendo su cargo y ayer confirmó que no tiene pensado dimitir.
El jefe de Estado eligió la vía de elecciones anticipadas a pesar de que existía una gran división entre los miembros del Consejo de Estado, como él mismo explicó en su intervención. Costa había presentado el nombre de Mário Centeno, gobernador del Banco de Portugal, para sucederle en el cargo, y para algunos consejeros era la mejor solución. «El presidente fue salomónico», afirma a ABC Paulo Baldaia, comentarista político de la televisión lusa SIC. «No aceptó el nombre de Centeno, pero dio al PS más tiempo del que querían los partidos de la oposición para que los socialistas se preparen para las elecciones», añade.
Es cierto que hay plazos que se deben cumplir por los estatutos de cada partido para que la elección del líder sea legal. No obstante, cree que la decisión de Marcelo «era lo que mayoritariamente pedían los portugueses». Señala además que el presidente de la República estaba fragilizado políticamente con una polémica con el representante de la Autoridad Palestina en Lisboa y otra por un supuesto favor para que dos gemelas brasileñas recibiesen un medicamente de dos millones de euros. Con su anuncio, «recuperó gran parte de su capital político al demostrar capacidad de gestionar con maestría una de las mayores crisis políticas de la democracia portuguesa».
Cuenta atrás
El tiempo ya ha empezado a contar para todos los partidos, especialmente para el PS que necesita recomponerse. Los días 15 y 16 de diciembre habrá elecciones directas para elegir al nuevo secretario general y se celebrará el congreso el 6 y 7 de enero. De momento ya hay un candidato para suceder a António Costa. El actual ministro de Administración Interna, José Luis Carneiro, confirmó este viernes que avanza con su candidatura «para garantizar la seguridad, estabilidad y la inversión en la mejora y profundización de las políticas que crean más y mejores oportunidades y que afirman Portugal como un país que consigue crecer económicamente, pero mantiene siempre un gran esfuerzo de justicia social».
El lunes avanzará otro, Pedro Nuno Santos, ex ministro de Infraestructuras. António Costa, quien ha anulado su participación en el Congreso del Partido Socialista Europeo que se celebra este sábado en Málaga, recordó ayer que el PS «tiene gente muy bien preparada con gran capacidad ejecutiva», sin querer revelar a quien dará su voto.
Refuerzo de la derecha
El líder de la oposición Luís Montenegro, tiene ahora una oportunidad para reforzar el centro derecha. Sin embargo, preside el Partido Socialdemócrata (PSD), desde hace poco más de un año. Su experiencia política se limita a concejal en el ayuntamiento de Espinho, diputado nacional y presidente del grupo parlamentario, pero no ha formado parte de ningún Gobierno. Montenegro recordó ayer que es la tercera vez que el PS deja al país en un «pantano político» en los últimos 22 años. Cree que hace falta «pasar página y mirar al futuro. Esperamos que de este proceso pueda salir un Gobierno nuevo con una nueva política y con más capacidad para resolver los problemas de la sociedad portuguesa». Confía en restablecer en Portugal un clima de confianza y esperanza.
Y quien podría salir reforzado de esta situación es Chega, el partido de extrema derecha. «Tiene potencial para triplicar el número de diputados que tiene hoy y por tanto ser imprescindible para la formación de una mayoría de derecha», señala Baldaia. Es cierto que Montenegro ya ha dicho que no va a llegar a ningún acuerdo con dicha formación «pero en política la verdad es muy volátil». Chega es la tercera fuerza política del país vecino y cuenta con 12 de los 230 diputados que componen el Parlamento luso. En un momento en el que se habla de corrupción del sistema, los populismos como el que lidera André Ventura puede verse muy beneficiado. No parece que esta vez ninguno de los dos grandes partidos, PS y PSD, consiga gobernar en solitario, y las alianzas pueden ser decisivas.