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¿Cuándo un país es rico?

Siempre hemos creído que Venezuela es o era un país rico. Siempre se citan las reservas petroleras entre las mayores del mundo y la abundancia de recursos naturales, mineros, oro, nuestras privilegiadas reservas de agua dulce y otras maravillas aportadas por la mano divina de Dios.  Al lado de estas referencias también se cita que el sistema educativo venezolano -país petrolero rico- está plagado de inmensas deficiencias, aunque tengamos algunas buenas y reconocidas universidades. Es innegable que carecemos de otras oportunidades educativas que son cruciales para toda sociedad, como son las instituciones y programas de formación para el trabajo que brindan oportunidades a los sectores de menos recursos, aquellos urgidos por incorporarse al mercado de trabajo a temprana edad por vivir en estado de pobreza. El balance general dice que en términos educativos en Venezuela la fuerza laboral tiene una calificación correspondiente a un quinto grado de educación básica.

El sistema educativo venezolano resalta por sus deficiencias, debilidades y carencias, a pesar de la existencia probada de riqueza petrolera bajo nuestros pies, como país petrolero que somos. En el plano del equipamiento de infraestructura educativa el balance es tan grave como en las áreas cognoscitivas “A partir de encuestas realizadas se identificó que al menos 59% de los colegios, entre públicos y privados, presentan daños en su infraestructura. Entre los daños resaltan filtraciones, techos y pupitres rotos, baños fuera de servicio y rejas y paredes en mal estado”.

Una situación que además del inocultable deterioro infraestructural se profundiza con la gravedad de nuestra crisis docente, las cifras de deserción profesoral en la educación básica señalan que en los colegios públicos hay 66% de déficit de docentes, mientras que en los privados hay 34%. A esto se le suman las fallas en los Programas de Alimentación Escolar, las evaluaciones realizadas con las técnicas de encuestas conocieron que las comidas recibidas no cumplen con los requisitos nutricionales que necesitan los niños y adolescentes.

Una situación extensiva al área cognoscitiva. La educadora Luisa Pernalete indicó: “Si la Unesco no emite estadísticas sobre qué posición ocupa Venezuela en materia de comprensión lectora, ciencias y matemáticas en la población escolar es porque las pruebas PISA las dejó de aplicar el Ministerio de Educación desde el año 2010″. Pero apunta que Venezuela junto con Haití, Nicaragua y Honduras son los países que tienen la educación más pobre de la región.

En Venezuela la educación no se evalúa, no sabemos cuál es el nivel de rezago en comparación con otros países, a pesar de ser el que tiene más petróleo de América Latina y quizás hasta del mundo. ”Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo a nivel mundial, con más de 300.000 millones de barriles. Recientemente, el gobierno venezolano anunció un aumento de 30% en estas reservas, lo que consolida aún más su posición como potencia petrolera. Este incremento sitúa las reservas totales por encima de los 390.000 millones de barriles”.

El balance imprescindible que estamos obligados a realizar es preguntarnos en qué medida el petróleo nos ha convertido en un país rico, si tenemos las peores cifras en resultados educativos, iguales o peores que Haití.

El maestro Antonio Escohotado dice –para que oigamos-: “Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo, es rico porque tiene educación. Educación significa que aun que puedas robar, no robas. Educación significa que si vas caminando por las calles y las aceras son angostas, te bajas y pides excusas. Educación es cuando vas a pagar tus cuentas en una tienda o restaurante y das las gracias a quien te atiende, dejas una propina y cuando te dan tu cambio das las gracias de nuevo. Cuando una persona tiene esto, cuando tienen educación, una persona es rica. En otras palabras, poder es conocimiento y sobre todo un conocimiento que permite un ilimitado respeto al otro”.

El balance de los subsistemas de educación venezolana arroja cifras aterradoras. La deserción escolar afecta a más de 3 millones de la población escolar.

”2.846.914 venezolanos en edad escolar, en los niveles de educación inicial, primaria y media, están excluidos del sistema educativo debido a la pobreza como la principal causa. El cálculo se obtiene al cruzar asistencia a la escuela con la variable pobreza, que es condición de desigualdad. En este país la gente no deja de ir a la escuela por flojera, sino porque están en pobreza estructural, es decir, no tienen cómo satisfacer necesidades básicas. Cuando cruzamos las cifras por cada entidad federal, vemos que, mientras más pobre el estado (entidad), mayor ausentismo escolar”.

La educación secundaria arroja cifras de fracaso y deserción en la misma medida. La educación superior puede declararse en quiebra, sin recursos para cumplir con las aspiraciones económicas de los docentes y sin prácticamente ningún mecanismo de protección social para el profesorado.

Estas cifras son aterradoras, pero quizás lo que más nos duele es el vacío casi total de una red institucional dedicada a la formación para el trabajo de las generaciones urgidas de incorporarse al mercado de trabajo por vivir en una reconocida situación de pobreza que cubre a 80% de la población nacional. Carecemos de instituciones educativas que puedan conectarse con el sistema económico en una constante retroalimentación con la que formamos a las nuevas generaciones, se avanza en la investigación en ciencia y tecnología como el mejor camino para crecer económica y socialmente, instancias activas dinámicas que marquen la ruta de la investigación y formación de las nuevas generaciones.

Otro de los aspectos más significativos del fracaso educacional venezolano es el relativo a la formación docente, se calcula que en la próxima década Venezuela puede quedarse sin docentes. “Según el director del Doctorado en Educación de la UCAB, entre 2008 y 2022 se redujo casi en 90% el número de nuevos estudiantes y egresados de las Escuelas de Educación del país, lo que representa la pérdida de más de 1.200 profesores por año. Reiteró la necesidad de dignificar la profesión y ejecutar políticas públicas de largo aliento.»

La formación de docentes en Venezuela ha experimentado un declive alarmante desde 2008, lo que representa un grave problema para el futuro del sistema educativo nacional. Esta tendencia se manifiesta en tres indicadores claves: la disminución de aspirantes a la enseñanza, la reducción de la matrícula en carreras de Educación y la drástica caída en el número de educadores graduados”.

 

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