Democracia y Política

Cuatro aristas de Ciudadanos

1431370252_692396_1431445516_noticia_normalEn el volátil entorno electoral de los últimos meses, Ciudadanos se ha convertido en uno de los partidos que más interés suscita. Que su crecimiento sorprenda es comprensible. Mientras que las mareas de fondo que impulsaron la emergencia de Podemos eran más identificables, en el caso de Ciudadanos están menos claras. ¿Qué ha ocurrido para que un partido fundado en 2006 en Cataluña haya logrado convertirse en uno de los cuatro principales actores políticos a nivel estatal? Aunque lo vertiginoso de los movimientos demoscópicos invitan a la prudencia, merece la pena intentar identificar algunos de los elementos que pueden explicar su ascenso.

El primer elemento se refiere a los mimbres de los que surge este partido. Un elemento clave de demanda es, siguiendo los barómetros de finales de 2014, la pérdida de apoyos del Partido Popular en el centro y centro-derecha. Una cantidad no despreciable de votantes que declaraban refugiarse mayoritariamente en la abstención mientras que los populares se quedaban con un elector cada vez más escorado a la derecha. Para finales de año los votantes más moderados, algunos prestados del PSOE en 2011, parecían quedarse sin representación.

Sin embargo, esto es solo parte de la historia. En aquellos meses los líderes de Ciudadanos, ante este fallo de oferta política, entendieron que existía un potencial de crecimiento en un nicho que otros partidos no capitalizaban. Cómo gestionaron apoyos y recursos para perfilarse como esta alternativa es, sin duda, menos transparente que en el caso de Podemos, pero claramente logra apuntalarlos. Además, en este reajuste de oferta y demanda electoral, el tiempo ha jugado a su favor ya que apenas unos meses antes se había visto que era factible abrir brecha en el sistema político español, un viento de cola del que se han beneficiado.

El segundo elemento es su modelo de crecimiento organizativo. Ciudadanos, que había surgido muy ligado a la movilización del nacionalismo español en Cataluña, tras no poder llegar a un acuerdo con UPyD, inició su expansión por toda la península. Aunque su estrategia ha sido mixta en muchos casos se ha basado en la captación de elites y pequeños partidos con implantación local. Es más, en ocasiones sus líderes territoriales visibles son miembros conocidos provenientes de otros partidos. Esta decisión tiene importantes implicaciones y puede entrañar riesgos.

Ciudadanos, frente a un Podemos que se diluyó en el nivel municipal, ha preferido acumular el máximo de fuerzas para la contienda del 24 de mayo. Por su posición como partido bisagra, y aunque no entre en coaliciones, Ciudadanos podrá hacer bascular gobiernos entre la izquierda y la derecha. En esta disyuntiva es donde deberá poner boca arriba sus cartas y donde mayor desgaste puede sufrir. Por un lado, no sabemos cuanta autonomía tendrán los líderes locales ni si serán disciplinables a nivel nacional. Pero por otro, tanto si se opta por mantener pactos según la Comunidad como si es congruente hacia PP o PSOE, afectará a cómo lo perciben los votantes.

El tercer elemento a considerar es el perfil del tipo de votante de Ciudadanos. De entrada un 75% de ellos se ubican, según el barómetro del CIS de abril, en las posiciones centrales en la escala ideológica. Sin embargo, su posición está a la derecha del votante mediano español y sus apoyos vienen básicamente de quienes votaron en 2011 a UPyD (un 38%), al PP (18%), nulo (16%), y mucho menos de los exvotantes socialistas (sólo un 4,5%). A Podemos, sin embargo, los apoyos le llegan más bien de ex votantes de IU (37%), el voto nulo (26%) o exvotantes del PSOE (el 16%), y mucho menos del PP (tan sólo el 4%).

¿Es por tanto Ciudadanos un “Podemos de derechas”? Todavía se duda sobre en qué medida Ciudadanos penetra más o menos en el centro-izquierda. Según algunos barómetros los ex votantes del PSOE en 2011 que inicialmente apostaron por Podemos ahora se estarían yendo con Ciudadanos. De ahí que sociólogos como Pau Mari-Klose llamen a la prudencia antes de ubicar a este partido. Ahora bien, los datos del CIS parecen avalar la idea de que en buena medida Ciudadanos se trata del equivalente de Podemos en la derecha, algo sugerido por el politólogo Lluis Orriols.

En cualquier caso, sus votantes declaran en mayor proporción que el principal problema del país es la corrupción y, a diferencia de Podemos, reconocen que su situación económica personal no es tan mala. Ciudadanos ha tenido un origen menos transversal y parece que sus votantes están menos aquejados por la crisis. Con todo, y dada su posición central, tiene potencial de crecimiento en más direcciones que Podemos, de ahí que Ciudadanos sea una cuña naranja que puede dificultar los tradicionales trasvases entre los grandes partidos.

Por último, merece la pena una reflexión sobre el efecto de la irrupción de este partido político. Desde que se convierte en un actor relevante se ha caracterizado por seguir la estrategia inversa que Podemos. Mientras que los de Pablo Iglesias apuntaban buscar una representación transversal frente al establishment político, Ciudadanos ha marcado un perfil propio en temas bien alejados de sus orígenes catalanes. Para ello se ha orientado a asuntos que parecen interesar más a sus electores como la lucha contra la corrupción o el crecimiento económico.

Para Ciudadanos es fundamental mostrarse como un partido que tiene un plan elaborado sobre qué medidas aplicar, vendiéndose como alternativa sensata entre la ruptura y los clásicos. Por eso se ha mojado claramente en términos de programa en temas impopulares (como Alta Velocidad o fiscalidad), divisivos (como la regulación de la prostitución o el contrato único) e incluso poco fundamentados (como la tarjeta sanitaria a inmigrantes irregulares). Ello no quita para que sus líneas maestras para comunidades autónomas y ayuntamientos sean menos claras, algo agravado por la descentralización de su estructura.

Merece la pena recordar que al analizar partidos en formación conviene ser prudentes, en especial hasta que los aterricemos en las sucesivas elecciones. Pese a que es indudable que están inmersos en una luna de miel que apunta su crecimiento, no olvidemos que otros partidos similares a Ciudadanos han tenido corta vida en España. En el modelo de crecimiento y la volatilidad electoral están algunas de sus principales debilidades. Está por ver si en el medio plazo, especialmente cuando haya que mojarse para gobernar, este partido podrá conjurarlas.

Pablo Simón es profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid y editor del colectivo Politikon.

 

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