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Cuatro faltas de ortografía y gramática recurrentes en español que cometemos sin darnos cuenta

Hay ciertas incorrecciones gramaticales que hemos asumido como correctas, o que nos hacen dudar una y otra vez. A veces, conocer la norma ortográfica ayuda a entender el correcto uso de palabras y expresiones

Las faltas de ortografía siguen vigentes, como lo han estado entre algunos de los grandes escritores de la historia. Marcel Proust, por ejemplo, desechaba utilizar puntos pero le fascinaban las comas. Por eso algunas de sus descripciones parecen interminables. Lo mismo le ocurría a Gertrude Stein y Jerzy Andrzejewski, que publicaron una novela compuesta únicamente por una sola frase, englobando más de 40.000 palabras sin ningún signo de puntuación.
Más conocido es el caso de uno de los escritores más importantes del mundo: Gabriel García Márquez. Él admitió en varias ocasiones que cometía faltas de ortografía. Es más, intentó cambiar alguna que otra regla ortográfica. Sin embargo, tanto la Real Academia Española como la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) siguen velando por el correcto uso de la lengua.

Queísmo y dequeísmo

El dequeísmo consiste en el uso indebido de la preposición «de» delante de la conjunción «que». Por ejemplo: «Me dijo de que viniera». El problema es que a veces, por exceso de recelo, se suprime la preposición «de» siempre que aparece antes de la conjunción «que», y entonces se cae en otro error: el queísmo. Por ejemplo: «Me acordé que no lo tenía».

La coma delante de «y»

Generalmente, no se debe escribir coma antes de la conjunción «y», porque sirve para enumerar elementos. Así que su uso es incompatible con el de la coma para esta función. Pero sí se escribe coma delante de «y» cuando la conjunción se une a un elemento que no es el precedente. Por ejemplo: «El sábado vinieron Juan y Andrés, y ninguno de los dos se quedó a cenar».

También se escribe coma cuando la conjunción «y» abre un inciso: «Me he dado cuenta, y así lo escribo, de que este artículo es importante». Igualmente, cuando a continuación del inciso se escribe «y», también se debe puntuar con una coma: «Vinieron a casa mi madre, a quien ya conoces, y mi tía Concha».
En los casos en los que «y» sustituye a «pero» no es obligatorio su uso: se deja al gusto del escritor, favoreciendo siempre la mejor comprensión de la oración y las pausas para respirar.

Cifras y letras

Lo más importante que se debe tener en cuenta en estos casos es la homogeneidad: si escribimos las cifras con número, irán todas en número; si lo hacemos con letra, irán todas en letra. Dicho esto, los textos científico-técnicos suelen requerir las cifras, mientras que los literarios o ensayísticos se rigen por las normas de ortografía clásicas.
¿Y qué dicen las normas de ortografía clásicas? Que se escriben con letras los números sencillos, como los que se pueden expresar en una sola palabra, y en general se escriben con letra los números del cero al diez incluidos.
Por otro lado, se escriben con cifra las unidades de medida (20 kilómetros, 80 kilogramos), las cuantías económicas (3.200 euros) y los números que identifican un elemento de una serie cuando están pospuestos al sustantivo (la página 3).

¿Sobre todo o sobretodo?

Un sobretodo es un tipo de abrigo, mientras que «sobre todo» se compone de una preposición y un pronombre (palabras distintas y separadas). Todo junto, «abrigadito», no es sinónimo de «especialmente».
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