Gente y Sociedad

Cuba: cada vez más jubilados y menos gente produciendo

La crisis demográfica que los burócratas del régimen esperaban para 2024 ya está aquí: nacen menos de los que mueren, y emigran los más jóvenes.

Durante 2020 en Cuba murieron 111.000 personas y nacieron 105.000. Se adelantó en cuatro años la crisis demográfica que los burócratas del régimen cubano habían previsto se presentaría en 2024. Ya en la Isla la población se está reduciendo.

Y al revelar estos datos, Marino Murillo, encargado del cumplimiento de los Lineamientos del PCC, se le olvidó uno fundamental: encima de que mueren más cubanos que los que nacen, cada año emigran entre 40.000 y 44.000 personas, en su abrumadora mayoría en edad laboral, según el  Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM).

 

O sea, la población total cubana el año pasado se redujo no solo en 6.000 habitantes (diferencia entre muertes y nacimientos) sino en unos 50.000 habitantes. Habría que restar los inmigrantes, pero fueron tan pocos los locos que lo hicieron que la cifra es despreciable. En fin, la población cubana lejos de crecer se está reduciendo.

Cuba puede que solo tenga 4,5 millones de habitantes en 2099

La tasa de fecundidad de un país, también conocida como índice de reemplazamiento, es la cantidad de hijos que como promedio tienen las mujeres. La ciencia demográfica establece que el promedio tiene que ser  de 2,1 hijos por cada mujer fértil para que la población se reemplace a sí misma y no decrezca.

Pues bien, en Cuba desde 1979 la tasa de fecundidad no llega a 2,1 y actualmente es de 1,7 hijos, la más baja de América Latina, que es de 2,06 hijos por mujer según el Fondo de Población de la ONU y la CEPAL. La fecundidad de las mujeres cubanas es también inferior al promedio mundial de 2,2 hijos.

En México la tasa es de 2,2 hijos por mujer, Argentina  (2,3), Perú (2,4), República Dominicana (2,4), Honduras (2,5), Paraguay (2,5), Ecuador (2,5) Panamá (2,5), Bolivia (2,9) Guatemala (3,0).

El Banco Mundial (BM) calcula que con el actual índice de reemplazamiento la población de Cuba a fines de siglo será de 4,5 millones de habitantes. Menos de la mitad que ahora. Sin embargo, en Panamá la población pasará  de 3,9 millones actualmente a 6,9 millones al finalizar el siglo XXI; en Perú de 33,2 a 51,8 millones. Ecuador subirá de 16,7 millones a 18 millones; México, de 126,6 a 145,9 millones.

Las dos explicaciones principales que da la dictadura al decrecimiento poblacional son que una  baja tasa de crecimiento poblacional es propio  de países avanzados, lo cual expresa el desarrollo social que ha alcanzado Cuba con la «revolución». Y que las mujeres están incorporadas al trabajo. Son argumentos tramposos, y veremos por qué.

Ecuación fatal: a más jubilados, menos gente produciendo

Para empezar, el cubano es el pueblo que más rápido envejece en Latinoamérica, lo cual arroja una fatal ecuación matemática de relación inversamente proporcional: en un país cada vez más pobre y al borde de la hambruna aumenta la cantidad de ancianos mientras baja la de  personas que trabajan para mantener a los ancianos y producir los bienes y servicios que en general necesita el país.

Porque no solo las mujeres cubanas no tienen los 2,1 hijos necesarios para el reemplazo poblacional, sino de que con la emigración el país pierde constantemente una parte de su población económicamente activa (PEA), la que produce bienes y servicios.

Hoy el único segmento poblacional que crece en Cuba es el de los mayores de 60 años. Ya constituyen más el 21,3% de la población, según  el CEDEM. Y se prevé que será el 25% en 2025, lo que convertirá a Cuba en el país más envejecido de toda América Latina.

¿Por qué en la Isla hay cada vez menos gente produciendo? Por dos razones:  1) las mujeres no quieren tener hijos para que sean pobres,  pasen hambre y necesidades de todo tipo; y 2) los ciudadanos en edad laboral no tienen oportunidades de mejorar en la vida, ni de tener un salario justo, y se van del país. Así Cuba va perdiendo el capital más preciado que tiene toda sociedad, el humano.

Y esto es grave. Al reducirse paulatinamente la PEA, Cuba será cada vez más pobre. Tampoco se podrá contar con el capital humano emigrado para la futura reconstrucción del país. Además, con menos gente trabajando, el  Estado tiene menos recursos financieros y abandona  todavía más a los jubilados y ancianos.

Baja tasa de fecundidad en el Primer Mundo, pero mucha más producción

En cuanto al pretexto castrista de que una baja tasa de fecundidad es sinónimo de desarrollo, hay que decir que efectivamente en el Primer Mundo las mujeres tienen menos hijos que en los países en desarrollo y los más pobres. Según el BM en la Unión Europea la tasa de fecundidad es de 1,5. En Africa, es 4,7 y en Asia es de 2,32 nacimientos por cada mujer. En España (1,2) e Italia (1,3), Alemania (1,5) Francia (1,9), Suecia y República Checa con 1,7.

Eso es cierto, pero en esas naciones desarrolladas impera la economía de mercado y la población económicamente activa genera recursos para sostener a quienes ya no trabajan. Y suficientes para tener un alto o al menos un nivel de vida aceptable en general.

En esas naciones muchos trabajadores durante su vida laboral logran acumulan ciertos ahorros o  bienes, con vistas al retiro. Buena parte de los turistas europeos y canadienses que van a vacacionar a Cuba son jubilados. Son personas que incluso luego de retirarse emprenden negocios propios. Se autofinancian, siguen siendo consumidores y hacen crecer el Producto Interno Bruto (PIB), lo cual fortalece los sistemas estatales de seguridad social.

En Cuba eso es imposible. Quienes se retiran nunca tuvieron capacidad de ahorro, ni oportunidad de inversión o creación de emprendimientos y sus propiedades inmobiliarias están depauperadas o a punto de derrumbarse.

Encima reciben una pensión tan baja que apenas pueden consumir. Pasan hambre. Se visten con harapos muchos de ellos. A los viejos cubanos la «revolución» les dio la espalda hace rato, y con la Tarea Ordenamiento  raulista han caído en la miseria.  El trabajador cubano al jubilarse se convierte en una carga hasta para sus propios familiares, que no tienen cómo ayudarlo.

Muchos jubilados deambulan por las calles vistiendo ropas raídas y sucias, famélicos, con tristeza en sus rostros. Venden cualquier cosa o hurgan en basureros para obtener algún ingreso que aumente algo la ínfima pensión de 1.548 pesos (64 dólares) mensuales como promedio. Limpian inodoros en baños públicos para luego poder  pagar 250 pesos (10,42 dólares) por un pollo  en el mercado negro.

En las naciones del Primer Mundo la estrategia para compensar la baja tasa de fecundidad es estimular la inmigración de fuerza de trabajo. Pero ¿quién quiere ir para Cuba a pasar pobreza, hambre, y donde el desempleo no baja del 33%?

Qué dramático contraste. Antes de ser «liberada del imperialismo» por  los Castro, Cuba era un imán para atraer inmigrantes. Estadísticas del antiguo Ministerio de Hacienda muestran que en solo 28 años, desde la proclamación de independencia, en 1902, hasta 1930, arribaron a la Isla 1,3 millones de inmigrantes, incluyendo 774.123 españoles, 190.046  haitianos, 120.046  jamaicanos,  34.462 estadounidenses, 19.769 ingleses, 13.930 puertorriqueños, 12.926 chinos, 10.428 italianos, 10.305 sirios, 8.895 polacos, 6.632 turcos, 6.222 franceses, 4.850 rusos, 3.726 alemanes y 3.569 griegos.

Todos fueron para la isla caribeña a sumarse al auge económico como inversionistas, empresarios, profesionales y empleados. Hoy ocurre todo lo contrario, la Cuba socialista, que suelta los pedazos lastimosamente, es uno de los mayores emisores de emigrantes del mundo en proporción a su población. Se van jóvenes con muchos años por delante como productores de riquezas que contribuyen así al bienestar de otros pueblos y no al suyo propio. Una cruel mafia militar gobernante se los impide.

En resumen, la crisis demográfica  provocada por el castrismo es más seria de lo que dice la dictadura, e irá empeorando si no se restauran la libertad económica y todas las otras a las que tienen derecho todo ser humano en los tiempos modernos.

 

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