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Cuba en París 2024: El naufragio

La actuación de la delegación cubana en los Juegos Olímpicos fue la peor de esas citas desde México-68.

A la derecha, Luis Orta, ganador de una medalla de bronce en lucha grecorromana.
A la derecha, Luis Orta, ganador de una medalla de bronce en lucha grecorromana. Granma

 

 

La actuación de la delegación cubana en los Juegos Olímpicos de París 2024, con solo dos títulos y ubicada en el escaño 32 del medallero general ,fue la peor en citas estivales desde la edición de México-68, cuando no se conquistaron medallas de oro. Las cuatro preseas alcanzadas fueron de plata.

Sin embargo, otra vez, como ocurrió en los Juegos Centroamericanos y Panamericanos del año pasado, y en muchos otros torneos internacionales, la orquesta oficial está sonando en medio de la tormenta.

El violín, la tumbadora y el discurso estéril chillan en cubierta mientras la Isla hace aguas y muchos no tienen otro remedio que tirarse por la borda.

Una declaración oficial publicada el domingo habla de regreso a la patria «con la satisfacción de haber competido con dignidad y apego a los valores de nuestro deporte», luego de no cumplir el pronóstico de concluir entre las 20 primeras naciones del planeta.

Las preseas de oro gan adas por el invencible luchador Mijaín López y el sorprendente boxeador Erislandy Álvarez, son una especie de pedazo de madera en el mar, al que se aferran los dirigentes después de otro naufragio nacional.

La retransmisión una y otra vez de sus peleas en la televisión estatal parece querer borrar de la mente de los cubanos la imagen de una debacle deportiva, que de alguna manera refleja el fracaso del sistema social.

El embargo estadounidense vuelve a llevarse la culpa en los escuetos análisis que se han publicado sobre el desastre, una salida fácil para justificar la desidia y la incompetencia que reinan en las altas esferas gubernamentales.

La baja cosecha de medallas (nueve en total: dos oros, una plata y seis bronces) es el resultado de la emigración de talentos, la falta de incentivos, los eventos deportivos suspendidos, las instalaciones destruidas, los campeonatos de corta duración, la ausencia de implementos y la desmotivación.

Esta vez no solo fue la exigua comitiva de competidores que lograron sus marcas clasificatorias para asistir a París 2024 ni la ausencia de deportes colectivos.

La zozobra del llamado «buque insignia» (boxeo) con solo un metal dorado y las derrotas de dos púgiles bicampeones olímpicos (Julio César La Cruz y Arlen López), se unió a las actuaciones del judo y el atletismo, por primera vez sin medallas desde 1972 y 1964, respectivamente.

A pesar de todo, los atletas serán recibidos a su llegada al país como héroes. Y, si bien es algo justo por el sacrificio que hacen en medio de tantos problemas, duele saber que serán instrumentos de propaganda.

La orquesta está sonando, habrá fiesta y baile en la explanada de la Piragua, frente al capitalino Hotel Nacional, con el objetivo de crear una amnesia colectiva y convertir la derrota en victoria, mientras la Isla sigue haciendo aguas por los cuatro puntos cardinales.

 

 

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