‘Cuba está en transición: el país se encuentra atrapado entre una autocracia en decadencia y una sociedad en movimiento’
Manuel Cuesta Morúa: 'La transición democrática no puede depender ni de la espera ni de la fantasía, sino de una ciudadanía organizada, consciente y movilizada'.
El líder opositor cubano Manuel Cuesta Morúa. Diario de Cuba
«Cuba está en transición. No es un deseo ni una hipótesis, es una realidad: el país se encuentra atrapado entre una autocracia en decadencia y una sociedad en movimiento», afirmó este martes el vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, Manuel Cuesta Morúa, durante la Primera Convención de la organización. En tal sentido, el opositor cubano presentó 25 rasgos que, a su juicio, son «signos inequívocos de transformación». Tomándolos en cuenta, presentó «escenarios y rutas para avanzar hacia un Estado de Derecho, la democracia y elecciones libres y pluralistas».
Los 25 rasgos detallados por Cuesta Morúa dan cuenta, dijo, de que «el régimen está atrapado entre una impotente voluntad totalitaria y una dura autocracia que se enmascara en nociones de legalidad, derecho y constitucionalidad para intentar gestionar, fallidamente, un país distinto al de hace 30 años».
Así, entre los rasgos destacan: «Un Gobierno sin relato ni proyecto, un Partido Comunista vacío de contenido, el dominio de los militares en la economía, un colapso productivo generalizado, la marginalidad de las mayorías obreras y campesinas, la marginalización del sujeto revolucionario, la represión extendida a toda la sociedad, la migración como fenómeno estructural, el racismo y la violencia en aumento, la explosión religiosa, la disolución del contrato social, el envejecimiento de la población, la pauperización de la población negra y anciana, y el colapso de los servicios básicos».
«Estos 25 rasgos definen un contexto en transición. Abierto a la sorpresa. Con un régimen inmóvil, empujado por las circunstancias e incapaz de imaginar una propuesta para evitar que ellas le dominen», resaltó el opositor.
Frente a ello, dijo Cuesta Morúa, «emerge una sociedad que se auto democratiza, que apuesta por el pluralismo, que produce en los márgenes y que busca canales cívicos para incidir en el poder».
«La transición democrática real ya ha comenzado», dijo y, si bien descartó escenarios imposibles (invasión externa, golpe militar o quiebra de la élite) y alerta sobre los improbables (rebelión popular o conciencia moral del régimen), puso el foco en los escenarios posibles: «Una movilización constitucional de la ciudadanía, un diálogo nacional impulsado desde abajo y deseables: una movilización cívica múltiple de la ciudadanía desde abajo y desde varios frentes locales, sectoriales y generales. Estas vías, si bien separadas, pueden confluir en una transformación pacífica, democrática y sostenible».
En este escenario, resaltó Cuesta Morúa, «lo que está en disputa es si derivará en una transición democrática real». Para ello, el Consejo propuso una ruta constitucional: «una movilización cívica, pacífica, múltiple e inclusiva que utilice las herramientas disponibles (Constitución, leyes, lenguaje y ciudadanía activa) para cambiar las relaciones de poder desde la base y evitar que el posible diálogo se convierta en un simple reparto de cuotas entre élites».
Así, recalcó, «el llamado es claro»: «La transición democrática no puede depender ni de la espera ni de la fantasía, sino de una ciudadanía organizada, consciente y movilizada».
«Asumiendo que nadie quiere una transición violenta hacia la democracia, y que los cambios desde arriba rara vez son democráticos, un escenario también deseable sería el de un diálogo nacional, para el que la sociedad cubana ha demostrado estar preparada, y que se articula bien con la naturaleza pacífica, alejada de cualquier asomo de violencia, de los estallidos sociales desde 2021″, dijo Cuesta Morúa.
Al hilo de lo anterior, no obstante, reconoció que, para llegar a dicho escenario, «es también importante una movilización cívica de la ciudadanía. Por dos razones: porque para dialogar hay que tener poder, y porque es la única manera de garantizar que el diálogo posible no se convierta en un reparto de cuotas de poder entre élites establecidas y élites emergentes».
Evidenciando la riqueza del camina venidero, Cuesta Morúa concluyó: » Parafraseando al poeta español Antonio Machado: se hace democracia al andar».