Democracia y Política

Cuba, Estados Unidos, Venezuela

eeuu-y-cuba-11Escala la confrontación de Venezuela con Estados Unidos, cuando se desarrolla un inédito proceso de conversaciones entre Washington y La Habana. El presidente Obama emitió una Orden Ejecutiva en la que declaró el estado de emergencia nacional debido a “la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior” por parte de Venezuela, y ordenó nuevas sanciones que incluyen a 7 altos cargos de seguridad y justicia del gobierno de Nicolás Maduro, el 9 de marzo pasado. Casi tres meses antes, el 17 de diciembre de 2014, mediante una Orden Ejecutiva levantó restricciones impuestas al gobierno de Cuba durante más de cinco décadas. Las medidas ampliaban las emitidas en 2009 y 2011 en el marco de su política proactiva de diplomacia pueblo a pueblo. Pero el anuncio simultáneo de Barack Obama y Raúl Castro sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas cambio el curso de la historia confrontacional de más de cinco décadas. El 21 de enero comenzaron las conversaciones, simultaneadas con encuentros para abordar otros temas de interés mutuo, asi como visitas de legisladores y empresarios.

El descarrilamiento del proceso entre Estados Unidos y Cuba, debido a las estrechas relaciones entre los gobiernos de Caracas y La Habana parece muy improbable. Durante el año y medio que transcurrieron las negociaciones para llegar a la llamada histórica decisión, cuyo inicio se sitúa a principios de 2012, se intensificó la confrontación entre Estados Unidos y Venezuela, de manera que ambos procesos transcurrieron en sentido inverso. El anuncio por el presidente Hugo Chávez de que padecía cáncer, el 30 de junio de 2011, y su irreversibilidad, pudo haber precipitado la aproximación de Raúl Castro a Estados Unidos. La muerte del comandante llanero el 5 de marzo de 2013, el ascenso de Nicolás Maduro, las discrepancias en la cúpula chavista, la confrontación con la oposición y la sociedad civil, la aguda crisis económica intensificaron el temor de perder la financiación de Venezuela.

El general-presidente cubano había procurado encontrar otros mecenas, pero comprobó que el mundo realmente ha cambiado. Rusia, China, Viet Nam, Angola, Argelia, Irán y otros amigos, basan su colaboración en comercio y beneficio hasta para las empresas estatales. Otros derroteros se buscaron, como la modernización del Puerto de Mariel, inicialmente anunciado para recibir los grandes cargueros que utilizarían el Canal de Panamá ampliado. No obstante, con el futuro comercio con Estados Unidos como aspiración fundamental. Simultáneamente su Zona Económica Especial deberá acoger las industrias y servicios foráneos. Al cabo de decenios de derroche y descalabros, las autoridades concluyeron que necesitaba entre 2-2.5 miles de millones de dólares anuales para recapitalización y desarrollo, pero carece de liquidez y credibilidad internacional para acceder a créditos. En 2014, se promulgó una nueva Ley de Inversiones Extranjeras, que modificó poco la anterior. Sin embargo, el gobierno cubano necesitaba urgentemente desmontar el clima de tensión con Estados Unidos, y la eliminación de serias barreras a los empresarios extranjeros.

Paralelamente, América Latina y el Caribe han avanzado en democracia, auge económico y mejoramiento de los índices de desarrollo humano, pero mantienen grandes problemas. El lema “integración en la diversidad” ha servido para propiciar complementariedad sobrepasando las antiguas agrupaciones, acomodar las apetencias de Brasil, atender varios diferendos, manejar las interferencias de ALBA, y proyectarse hacia el exterior. Asi surgieron la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza del Pacífico. Mención aparte merece Petrocaribe, alianza que Hugo Chávez estableció mediante el suministro de petróleo a precios muy preferenciales, óptimas condiciones de pago y programas de desarrollo social, que convirtieron a los países de la cuenca en aliados incondicionales. Los mandatarios latinoamericanos y caribeños temen las implicaciones que la desestabilización o choque violento en Venezuela tendrían para sus propios países y la región en su conjunto, de manera que procuran impedir el deterioro del status quo, a pesar de las diferencias político-ideológicas. En ese contexto, se realizará la Cumbre de las Américas, donde se espera que los mandatarios de Estados Unidos y Cuba dialoguen el próximo abril por primera vez en 56 años.

Coincidiendo con el incremento de la tensión entre Estados Unidos y Venezuela continúan las conversaciones para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el presidente Obama decidirá sobre la retirada de Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, esperado por el gobierno cubano, los empresarios norteamericanos y de muchas otras naciones. Las empresas ETECSA e IDT acordaron restablecer las llamadas telefónicas directas entre ambos países.

El “gobierno revolucionario” se limitó a una declaración de apoyo a Maduro, y la nota de Fidel Castro fue inusualmente escueta, síntoma de los tiempos. Las enérgicas declaraciones de UNASUR y CELAC en apoyo al gobierno chavista y condena a Estados Unidos se han pospuesto, y los gobernantes de la mayoría de los países miembros prefieren la sabia negociación discreta con ambos países. Mientras Maduro vocifera y se inviste de poderes represivos con una nueva Ley Habilitante, dirigida no a una guerra con Estados Unidos, sino contra la oposición interna y la población en general, harían un gran servicio a los venezolanos y sus propios pueblos si no mantuvieran el respaldo timorato al chavismo, sino procuraran encauzar por verdaderos derroteros democráticos. Las próximas elecciones parlamentarias en las actuales condiciones ahondarán la división de la sociedad, coartarán los derechos, nutrirán la represión, erosionarán la credibilidad de los gobiernos y no evitarán irradiar el caos a toda la región.

MIRIAM LEIVA: Periodista independiente cubana.

 

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