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Cuba, la otra crisis de octubre

Cuesta trabajo imaginar que todo se pondrá peor a partir de octubre y más trabajo cuesta detallar las consecuencias que traerá para las personas

Los vulnerables y los millones de trabajadores que dependen de un salario estatal ya están viviendo al límite. (14ymedio)
Los vulnerables y los millones de trabajadores que dependen de un salario estatal ya están viviendo al límite. (14ymedio)

El tema de las penurias que se avecinan a partir del primero de octubre ya no califica como rumor, mucho menos como una «bola contrarrevolucionaria», ahora sabemos, por boca de los que toman decisiones, que es cierto que habrá nuevas afectaciones en el transporte, en la distribución de alimentos y en la generación de electricidad. Nuevas afectaciones que se suman a las ya existentes.

Durante hora y media en el programa Mesa Redonda de este miércoles el vice primer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, junto al ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, explicaron por qué habrá nuevas dificultades, pero sin adelantar posibles soluciones que no sean «la voluntad de seguir adelante».

Según Vicente de la O Levy, el 99% de las causas que nos afectan proviene del «bloqueo» y solo el 1% se puede relacionar con el mal trabajo del Gobierno. Para Alejandro Gil Fernández, las soluciones estarán dentro del socialismo.

Si no se maneja la posibilidad de cambiar el sistema prevalecerá ese 99% de causas que impiden que el país funcione normalmente

Sobre esas dos columnas aparentemente inamovibles se proyecta el presente y el futuro del país. La propaganda oficial sostiene que «el bloqueo» existe porque aquí se construye el socialismo y eso no le gusta a Estados Unidos. De manera que, si no se maneja la posibilidad de cambiar el sistema prevalecerá ese 99% de causas que impiden que el país funcione normalmente.

Cuesta trabajo imaginar que todo se pondrá peor a partir de octubre y más trabajo cuesta detallar las consecuencias que traerá un recrudecimiento de la situación económica del país para las personas. Para esa entelequia que se denomina «el cubano de a pie».

Los padres de familia que se rompen la cabeza todos los días para garantizar una meriendita a los muchachos que van a la escuela, los que cuidan ancianos o a personas discapacitadas, aquellos que salieron de sus remotos municipios para encontrar algo mejor en la capital, pero que ni siquiera tienen una libreta de abastecimiento y cada mes tienen que pagar el alquiler; el albañil que trabaja por su cuenta y casi siempre vive lejos de donde le ofrecen un trabajo temporal; las madres solteras, el jubilado sin apoyo familiar… Esos, y los millones de trabajadores que dependen de un salario estatal ya están viviendo al límite y los ministros les dicen que hace falta comprensión.

Para espantar los malos presagios, Gil aseguró que este no será el colapso, que no llegaremos a estar «en cero». Aseguró que no se cederá ni un milímetro en la decisión de construir el socialismo, pero no se atrevió a invocar alguna metafórica unidad de medida para indicar lo lejos o lo cerca que estamos de la catástrofe.

 

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