El Gobierno cubano no puede cumplir hoy con los acuerdos de pago de su deuda externa a los que llegó con sus acreedores tras el deshielo iniciado en 2014 por el entonces presidente estadounidense Barack Obama. La conclusión a la que llega Bloomberg es inapelable.
Una nota publicada por la agencia económica este miércoles asegura que el mercado para los préstamos comerciales recibidos por la Isla está «casi muerto» y que cuando se negocian «lo hacen a solo 10 centavos por dólar, un 70% menos que cuando el optimismo alcanzó su punto máximo, en 2016».
Las perspectivas iniciales del entonces presidente Raúl Castro, que en el recién clausurado Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba ha cedido el cargo como primer secretario a su sucesor en la presidencia, Miguel Díaz-Canel, se han quedado en nada. «El apoyo extranjero se agotó en los últimos años cuando se desplomó la economía de su antiguo patrocinador, Venezuela», refiere Bloomberg, a lo que suma el enfriamiento de las relaciones con EE UU durante la Administración de Donald Trump y la fuerte caída en el turismo debido a la pandemia de covid-19. Todo ello exacerba «las dificultades causadas por una disminución en las exportaciones, que han caído en un tercio desde 2014».
«La combinación de Cuba reduciendo el ritmo de las reformas, el impacto de la situación de Venezuela y las sanciones de EE UU se refleja en una crisis de balanza de pagos»
«La combinación de Cuba reduciendo el ritmo de las reformas, el impacto de la situación de Venezuela y las sanciones de EE UU se refleja en una crisis de balanza de pagos», declaró a la agencia Pavel Vidal, exanalista del Banco Central cubano, ahora profesor en la Pontificia Universidad Javeriana en Cali (Colombia). «Eso los obligó a dejar de pagar la deuda externa».
Los inversionistas, continúa Bloomberg, se sintieron alentados cuando Raúl Castro asumió el poder tras su hermano Fidel, en 2011, «y avanzó en la liquidación de antiguas deudas del Gobierno y empresas estatales, algunas de las cuales datan de la década de 1970».
La agencia recuerda que el Gobierno cubano llegó en 2015 a un acuerdo con 14 miembros del Club de París mediante el cual condonaban 8.500 millones de dólares y dejaban a deber 2.600 millones, a pagar en 18 años. Mientras tanto, Rusia, su patrocinador antes de la caída del Muro de Berlín, ya le había perdonado el 90% del monto.
Ese optimismo, explica la agencia, provocó «un repunte en el comercio de los antiguos préstamos comerciales, con precios de hasta 36 centavos por dólar en 2016, a medida que los inversionistas veían la oportunidad de ganancia» con el regreso de la Isla al escenario mundial. El mundo financiero recibió otra señal alentadora a finales de 2017 cuando Raúl Castro dio señales de «la voluntad de Cuba de cumplir sus compromisos» con los acreedores.
Sin embargo, estos compromisos no se concretaron. Cuba debía 17.800 millones de dólares en deuda externa hasta 2017, según las últimas estadísticas oficiales publicadas, aunque prevén casi con toda seguridad que haya aumentado desde entonces.
«El país enfrenta otros obstáculos, incluidas las sanciones de EE UU y preguntas sobre cómo compensar los terrenos y las empresas que se expropiaron durante la revolución»
«Incluso si pudiera comenzar a pagar la deuda«, dice Bloomberg, «el país enfrenta otros obstáculos, incluidas las sanciones de EE UU y preguntas sobre cómo compensar los terrenos y las empresas que se expropiaron durante la revolución».
Para la agencia estadounidense, queda «algo de esperanza» en que la grave situación de la Isla empuje a sus nuevos líderes políticos a que «intensifiquen sus esfuerzos para solucionar el problema de la deuda en default y atraer capital extranjero». Al respecto, cita «el doloroso proceso de unificar un sistema de moneda dual que tuvo el país durante décadas» y recuerda el compromiso de Miguel Díaz-Canel de «seguir adelante con las transformaciones que necesitamos para actualizar nuestro modelo económico y social».
Otra ventana, según Bloomberg, puede abrirse con los candidatos vacunales cubanos contra el covid. «Si las vacunas tienen éxito, la Isla podría reabrirse al turismo y potencialmente exportar las vacunas«, indican, pero reiteran, citando de nuevo a Vidal: «Tienen que poner sus finanzas en orden para poder atraer la inversión internacional, porque eso es lo que se necesita».
El panorama es, pues, sombrío. Actualmente no hay negociaciones entre las partes, concluye Bloomberg citando a una fuente anónima involucrada en las conversaciones, y John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, sentenció en la misma línea: «Ambas partes saben que los cubanos no pueden pagar nada».
Mientras tanto, y ante la inauguración este miércoles en Andorra de la Cumbre Iberoamericana, la primera en la que participará un presidente cubano desde 2001, aunque de manera virtual, el Gobierno de la Isla ha solicitado financiación por parte de los países desarrollados para que Cuba y otros países de bajos recursos puedan cumplir con los objetivos de sostenibilidad de la Agenda 2030, publica EFE este miércoles.
«Los problemas no pueden ser resueltos con recursos propios», declaró en rueda de prensa Jesús Guerra, director de relaciones internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, quien destacó, junto al viceministro primero, José Fidel Santana, los esfuerzos realizados por Cuba en los últimos años en materia de ciencia e innovación, como «la creación de cuatro nuevas empresas estatales de alta tecnología», la «aprobación de dos proyectos de parques científico-tecnológicos» y los «cinco candidatos de vacunas» contra el covid.