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CUC, definitivamente se va (pero queda el dólar)

El gobierno ha decretado el fin del CUC, pero no se atreve a establecer un “día cero” porque sabe que su exceso en la calle haría explotar el país

LA HABANA, Cuba.- Solo billetes de cinco pesos cubanos (CUP) es con lo que contaba esta semana la única Casa de Cambio (CADECA) de la Rampa para el canje de pesos cubanos convertibles (CUC). Quizás una estrategia para disuadir a quienes han acudido a esos establecimientos a cambiar sus ahorros por temor a que de un momento a otro el gobierno decida acabar con lo que hasta hace apenas un par de meses era la “moneda fuerte” de la Isla, ahora nuevamente sustituida por el dólar, para el que se han habilitado tiendas especiales, un “experimento” que a la vez disimula la verdadera intención de terminar por dolarizar todo el comercio.

Incluso en ese mismo local del Vedado, uno de los más concurridos de La Habana porque cuenta con cerca de una decena de ventanillas supuestamente para agilizar las gestiones, este jueves apenas quedó habilitada una sola caja, la última al fondo, para el trueque de CUC por CUP, una señal más que evidente de que se le ha declarado moneda “non grata” a aquella que fuera ‒aunque solo en el contexto de la economía doméstica cubana‒ mucho más poderosa que el dólar estadounidense, una mentira que como todas tuvo patas demasiado cortas y ahora se le ve más rechazada que la peste, incluso por quienes la crearon.

En otras Casas de Cambio de la capital la situación es muy parecida. En las de Habana Vieja (Obispo) y Centro Habana (Neptuno) quienes pretendan trocar cantidades considerables deberán hacerlo a lo máximo por billetes de a 100, ya que las denominaciones mayores se agotan a las pocas horas de la apertura, debido a la alta demanda.

De igual modo, en estos dos locales solo una de las ventanillas puede tramitar este tipo de transacción, algo que ha venido sucediendo desde poco antes de que se implementaran las primeras medidas para ir retirando el CUC de la circulación.

Sin embargo, la eliminación del llamado “peso convertible” no terminará con la dualidad monetaria que tantas veces ha postergado el gobierno cubano. En su lugar vuelve a salir a la superficie ese dólar que tantos años estuvo enmascarado y amordazado, y es el propio gobierno quien se ha encargado de desplegarle a los pies la alfombra roja de la economía “socialista”.

El mismo criterio que ha servido para establecer que en la red de “tiendas en divisas” se vendan electrodomésticos de gamas media y alta, mientras que en aquellas que lo hacen en las dos modalidades de pesos cubanos solo se puedan adquirir artículos de la peor calidad, es el que nos puede ofrecer una idea de cómo han quedado clasificados los cubanos y cubanas a partir del tipo de moneda que carguen en sus bolsillos.

Clasificación que no nos inventamos quienes estamos ajenos al control de la economía cubana, sino esos mismos que intentan una y otra vez componerla sin resultados nada halagüeños.

Sin embargo, lo peor no es que el propio gobierno, tan “enemigo” del dólar norteamericano como se proyecta públicamente, haya establecido por decreto cómo quedará dividida la sociedad cubana a partir de este momento, sino que los medios de prensa oficialistas bombardeen constantemente a los ciudadanos con la idea de que la medida “es buena” y se implementó con el propósito de facilitarles la vida a las personas, y que incluso aparezcan algunos opinando sobre lo “justo” de la “iniciativa”, aun cuando son conscientes de que pueden comprar en esos lugares no “gracias a la revolución y el socialismo” sino al sacrificio de algún familiar o amigo que vive fuera de Cuba, y no precisamente por placer sino porque, dejémonos de hipocresías, Cuba es un lugar insoportable cuando dependemos exclusivamente de un salario estatal y, aún peor, mientras nuestras aspiraciones personales pasan obligatoriamente por el tamiz del departamento ideológico del Partido Comunista. Un verdadero infierno.

Lo cierto es que el gobierno ha decretado el fin del CUC, pero no se atreve a establecer un “día cero” porque sabe que el exceso de pesos convertibles que hay en la calle sería suficiente para hacer explotar el país como el peor de los petardos si estos retornaran de golpe a la banca que los emitió sin control alguno.

Ha ido “dorando la píldora” poco a poco y apenas habla de “experimentos”, una estrategia que ya por conocida intuimos en qué finalizará. Más cuando sabemos que harán todo lo posible por cumplir con ese punto de los “Lineamientos económicos del Partido Comunista”, donde se pone como tope el año 2020 para terminar con la dualidad monetaria y cambiaria.

Pero ahí está de nuevo su majestad el dólar estadounidense, de modo que la eliminación del CUC apenas será un “quítate tú para ponerme yo”, un movimiento típico de este raro socialismo a la cubana.

 

 

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