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Cumbres borrascosas: el melodrama que siempre vuelve

Retrato de las hermanas Brönte, realizado por su hermano Patrick Branwell Brönte (cuya silueta se adivina a la derecha) en 1834. Emily se encuentra en el centro, del lado izquierdo.

Sería una humillación para mí casarme con Heathcliff; sin embargo él nunca sabrá cuanto le amo, y no es porque sea guapo, Nelly, sino porque hay más de mí en él que en mí misma. De lo que sea que nuestras almas estén hechas, la suya y la mía son lo mismo, y la de Linton es tan distinta como la luz de la luna del rayo y la helada del fuego.

Emily Brönte

 

Cumbres borrascosas (1847) es una de esas novelas excepcionales que marcaron no solo la literatura inglesa sino el curso de la narrativa moderna: un relato in media res —la señora Dean, criada del lugar y conocedora de la historia de los Earnshow y los Linton, acepta contarla a Lockwood, quien a su vez funge como un narrador testigo, sin participar en los hechos— que se compone de varias historias hermanadas por su tinte lúgubre y fascinante, propio del romanticismo gótico. Contenidas dentro del relato de las dos familias, los relatos están concatenados, uno dentro de otro, a la manera de matrioshkas rusas o cajas chinas.

Si la novela de Brönte ha dado lugar a más de 17 adaptaciones cinematográficas y otro tanto más de obras teatrales, óperas, telenovelas y series, eso se debe, aparte de su fabulosa estructura, a la universalidad del melodrama que trata, la historia de dos enamorados que nunca pueden estar juntos por los prejuicios de la cruel sociedad en que viven, y a la progresión de la novela como una historia de venganza personal, cosa que despierta una cierta atención provista de morbo.

Laurence Olivier y Merle Oberon protagonizan la primera y más exitosa versión de Cumbres Borrascosas, estrenada en 1939.

Cumbres borrascosas (dir: William Wyler, 1939)

Arrasó con los Premios Óscar en la decimoprimera edición del certamen, ganando ocho preseas (incluyendo mejor película, mejor director y mejor actor principal). La versión del suizo-alemán William Wyler, con la excepcional actuación de Laurence Olivier en el papel de Heathcliff, se concentra por un lado en el melodrama frustrado que se desenvuelve entre Catherine (Merle Oberon) y Heathcliff, y en la historia de revancha de este último. Comparado con la atmósfera lúgubre de la novela, el tono de esta cinta es mucho más amable —más hollywoodesco sin duda— y la ambientación de la época corresponde más a la elegancia burguesa del siglo XX que a la austeridad de los terratenientes ingleses a finales del siglo anterior. No obstante, la fabulosa fotografía en blanco y negro —con el recurso de los claroscuros como recurrente efecto poético—, su ritmo lleno de contraste y la acertada adaptación de la novela, produce escenas emotivas que fascinan a cualquier espectador.

Lilia Prado y Jorge Mistral en una romántica escena de Abismos de pasión, de Luis Buñuel. El fondo expresa bien el amor baldío entre los protagonistas de la novela de Brönte.

Abismos de pasión (dir: Luis Buñuel, 1953)

Buscador incansable de historias anómalas, Luis Buñuel también consagró un año de su período creativo en México a encarnar la adaptación de la obra maestra de Brönte. La destreza en el manejo del melodrama, sus constantes giros dramáticos, sus falsas pistas bien conducidas, así como la excelsa actuación del español Jorge Mistral como Heathcliff, que encarna mejor que ninguna otra adaptación audiovisual ya que capta la esencia vengativa, amargada, profundamente triste y enamorada del protagonista de Cumbres borrascosas. A diferencia de las versiones de Hollywood, el filme de Buñuel trata de guardar el espíritu romántico e intempestivo de la obra original, l’amour fou que tanto admiraron los surrealistas franceses. Como dato curioso, queda saber que pasaron más de veinte años entre el momento en que Buñuel y el poeta francés Pierre Unik escribieron el guion, y la realización de la película, pues los problemas económicos del cine de autor, aún para un artista de renombre como el aragonés, eran el pan nuestro de cada día.

Cumbres borrascosas (dir: Grazio D’Angelo, 1976)

La escritora cubana Delia Fiallo (1924) realizó una gran adaptación estructural del relato de Brönte bajo el esquema de una telenovela compuesta por 48 episodios de 25 minutos divididos en dos temporadas. El romance de Catalina (Elluz Peraza) y Heathcliff (José Bardina) mantuvo cautivada a la teleaudiencia latinoamericana (Ecuador, Perú, Venezuela, Puerto Rico) durante la primera entrega, pero la producción fue captando cada vez menos la atención, en parte por la inverosimilitud de la ambientación histórica del programa en el norte de la Inglaterra victoriana —rodado en uno de los barrios más acomodados de Caracas— y por la forma en que manejaron el elemento fantasmagórico, presente en la novela de manera sutil.

Fabienne Babe y Lucas Belvaux interpretan una versión joven de los tristes enamorados en la cinta de Jacques Rivette.

Hurlevent (dir: Jacques Rivette, 1985)

Fascinado con el relato de Brönte, Jacques Rivette, el más vanguardista de los directores de la Nueva Ola francesa, decidió iniciar una adaptación en la campiña del suroeste francés contra todas las expectativas y posibilidades financieras de su casa productora. Como resultado, Hurlevent presenta magníficos paisajes lacustres y agrega varias secuencias oníricas que delatan los deseos de venganza del joven Roch (Heathclif) personificado por Lucas Belvaux. A diferencia de las demás adaptaciones, la visión contemplativa de Rivette y su gran capacidad de improvisación se basan en diálogos lacónicos, largos silencios provistos de gran teatralidad y rematan con un final completamente alejado de la novela.

Tía Bannon interpreta a la madre de Heatclif en Balls, el más reciente largometraje dedicado a Cumbres borrascosas.

Balls (dir: Lily Cole, 2018)

Hace tan solo unos meses, la modelo y activista inglesa Lily Cole anunció la realización de un largometraje enfocado en el “horrible y violento” personaje de Heatcliff. Balls, que podría traducirse como “huevos”, aborda al protagonista de la novela pero desde la historia anterior a la trama que todos conocemos: un origen traumático secundado por los constantes abusos de varios hombres a la madre de éste, Heatcliff se cría en un ambiente hostil y doloroso que engendra en él una violencia atractiva pero horrible al mismo tiempo. Evidentemente, la perspectiva se enfoca en los comportamientos machistas de agresividad hacia las mujeres, como lo ha declarado la realizadora. Frente a ello, el presidente de la Brönte Society,Nick Holland,lamenta mucho la postura de la película y el hecho de que una top model como Cole vaya a proyectar la película con la ocasión del bicentenario de Emily Brönte a partir del próximo 31 de julio en el Foundling Museum.

 

Camilo Rodríguez
Periodista cultural y consejero editorial de francés en Éditions Maison des Langues.
Twitter: @Cajme

 

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