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Dame Diana Rigg: de heroína de Tv a icono del teatro universal

Para mi generación, acaba de fallecer la inolvidablemente hermosa y sagaz Emma Peel, «la chica emblema de los sesenta» (New York Times), agente secreto de «Los Vengadores», una de las mejores series de la Tv británica en los sesenta (y siempre).

Para los amantes de las recientes series de Tv, falleció Olenna Tyrell, de la aclamada serie «Juegos de Tronos«.

Para los amantes de los filmes de James Bond, murió Tracy, personaje de «Al servicio secreto de Su Majestad» (1969, George Lazenby es Bond),  la única chica que ha podido llevar al altar al agente 007.

Para todos los amantes del teatro en el mundo, murió uno de los grandes iconos históricos del teatro británico: Dame Diana Rigg.

 

 

     Diana Rigg en uno de sus roles más famosos: «Medea»

 

Con «Medea», Rigg ganó tanto el premio Evening Standard en Londres como el Tony en Broadway. Equivalente a ganar, en cine, el Oscar y el Globo de Oro.

Debo confesar en este momento que teniendo el privilegio de verla en Londres, en Medea, sentado en primera fila, e hipnotizado ante una actuación inolvidable, sentí algo húmedo en mi mejilla derecha: era una gota de saliva de Emma Peel/Medea/Tracy: ella estaba en un monólogo, literalmente a pocos metros de distancia, arriba en el escenario, y bueno, como me dice mi pareja: «claro, luego no te lavaste la mejilla por varios días». Claro. Obvio. Por supuesto. Además, el coronavirus no existía.

 

«Sólida, intrépida, fabulosa; no habrá otra como ella«. (Mark Gattis, actor, director, dramaturgo).

 

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Murió de cáncer, no de coronavirus. Esta chica de 82 años, Enid Diana Elizabeth Rigg, nacida en 1938 en Doncaster (Yorkshire, Inglaterra), había sido diagnosticada con cáncer en marzo, según declaró su hija, la también actriz Rachael Stirling (trabajaron juntas en 2013, en un capítulo de «Dr. Who»).

Niña, vivió hasta los ocho años en la India (su papá trabajaba en ferrocarriles), pero ya en Londres ingresó a los 17 años en la RADA (Royal Academy of Dramatic Art), teniendo entre sus compañeras de estudios a otra grande, Glenda Jackson. 

No fue la primera protagonista de Los Vengadores (ese honor lo tiene Honor Blackman, otra chica Bond, Pussy Galore en «Goldfinger»), ni la última (luego vendría Linda Thorson), pero sin duda su Emma Peel fue la más exitosa de todas. Un total de 51 capítulos, entre 1965 y 1968. Ella le dio a su papel un toque ligero, de comedia con mucho humor británico. Y el contraste con su compañero, el «Sr. Steed» (Patrick Macnee), no podía ser mayor. Veamos el intro de la serie:

 

 

 

 

En una entrevista de 2019, en The Guardian, reconocía que convertirse en una «sex symbol» instantánea le había asombrado, añadiendo que «no sabía como manejar el asunto», lo cual significaba que tenía en su carro cajas con decenas de cartas de admiradores sin responder; «no sabía cómo hacerlo, pero me parecía descortés botarlas». ¿La solución? Contratar a su mamá como secretaria, la que replicaba a las insinuaciones inapropiadas con un «mi hija es mucho mayor que usted, vaya y tome una ducha fría». 

Recuerdo una entrevista publicada en esos tiempos en un semanario caraqueño, en la cual reconocía que tenía entre sus admiradores un millonario venezolano que le enviaba, todos los días, sin importar donde estuviera ella, un ramo de rosas rojas. Era Ladislao Blatnik, empresario del calzado, venezolano de origen yugoslavo (quien tendría un affair con Nathalie Wood). Curiosamente, Rigg y Wood nacieron el mismo día: 20 de julio de 1938.

Diana Rigg encabezó una de las primeras y más ruidosas protestas a favor de la igualdad en el medio televisivo, cuando descubrió que siendo la estrella del programa, ganaba menos -por ser mujer- que un cameraman.

 

«Durante la mitad de su vida Diana era la mujer más hermosa en la habitación, pero asimismo era una gran compañera de trabajo en el teatro; llegaba siempre con sus mangas arremangadas y una sonrisa para todos. Su talento era luminoso». (Tom Stoppard, dramaturgo y guionista multipremiado, incluyendo un Oscar a Mejor Guion).

 

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Pero «Los Vengadores» no fue su único papel exitoso en la Tv: ganó un BAFTA como Mejor Actriz por su papel en la miniserie de la BBC «Mother Love«, de 1989, y un Emmy como Miss Danvers, la siniestra ama de llaves, en una adaptación para la Tv de «Rebecca» (1997).

Hizo asimismo de Regan en una muy buena puesta en escena de «King Lear», con Laurence Olivier en el papel del desgraciado rey (Michael Elliott, 1983), además del papel principal en Hedda Gabler (David Cunliffe, 1981). Incluso tuvo su propia serie detectivesca: «Mrs. Bradley Mysteries» (1998-2000).

 

 

 

 

Veamos el homenaje de «The Guardian». Incluye escenas de  «Los Vengadores», «Juego de Tronos», ‘»Al servicio secreto de Su Majestad», y «Victoria» (serie de Tv de la actualidad).

 

 

 

 

 

                Diana Rigg y Natalie Dormer, en «Juego de Tronos»

 

Natalie Dormer, que interpretó a su nieta Margaery Tyrell en Juego de Tronos, destaca: «Fue un gran privilegio trabajar con una actriz de tanto talento, alcance y experiencia. Diana era una fuerza inspiradora, con un travieso sentido del humor y un agudo intelecto. Estoy agradecida por las veces que compartí con ella una escena, o una botella de champán».

Por su papel en la serie, Diana Rigg obtuvo cuatro nominaciones al Emmy (en total, fueron nueve).

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Diana Rigg en «The Assassination Bureau» (1969)

 

Su paso por el cine fue necesariamente menos intenso y variado, pero tuvo roles muy importantes y significativos -más allá de haber dejado viudo, con su muerte poco después de su boda, a James Bond-: Helena, en «Sueño de una noche de verano» (Peter Hall, 1968); Portia, en una versión llena de grandes actores  –Jason Robards, John Gielgud, Richard Johnson– de «Julio César», de William Shakespeare (1970); la comedia «The Assassination Bureau» (Basil Dearden, 1969); la sátira «The Hospital«, con George C. Scott, (Arthur Hiller, 1971, con guion de Paddy Chayefsky). Merece mención especial «A Little Night Music«, el musical de Stephen Sondheim, junto a Elizabeth Taylor (Harold Prince, 1977).

En Julio César (1970), con Jason Robards:

 

 

 

«The Assassination Bureau» (1969):

 

 

 

 

Diana Rigg como Tracy, junto a George Lazenby (James Bond), en «Al servicio secreto de Su Majestad».

 

Siempre fue muy franca y abierta en sus opiniones; sobre su actuación junto a OO7, ella afirmó: «querían una actriz experimentada con algo de glamour para que ayudara a un actor sin experiencia. Perfecto. En realidad me pagaron muy bien, £50,000, por ser una mentora e instructora».

 

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Algo que sus admiradores juveniles en «Los Vengadores» no sabíamos en ese entonces, es que Diana Rigg no era una chica «descubierta» por un productor, o una modelo de pasarela convertida en un instante en una celebridad televisiva; nada que ver. Previamente, apenas graduarse en RADA, inició el viaje por ese gran amor ininterrumpido de su vida, el teatro: debutó en 1957, para ingresar luego a la Royal Shakespeare Company (RSC), donde estuvo entre 1959 y 1964, interpretando por ejemplo, a Lady Macduff en «Macbeth», y Bianca en «La Fierecilla domada».  Cuando llegó a la Tv, ya había sido, a los 26 años, una reconocida miembro de una de las más grandes compañías de teatro clásico del mundo; de hecho, su debut en Broadway fue en 1964, con la RSC.

Para el New York Times «Diana Rigg fue una actriz británica que literalmente cautivó y maravilló al público teatral de Londres y Nueva York con sus actuaciones en papeles clásicos durante más de medio siglo«.

Ya mencionamos arriba su triunfo en «Medea». Para su director, Jonathan Kent, «En Diana Rigg la combinación de fuerza en su personalidad, belleza, coraje y poder emocional, la convirtió en una gran actriz clásica – muy destacada dentro de una asombrosa generación de actores británicos«; «fui muy afortunado en poder dirigirla en una serie de roles clásicos: «Medea, Fedra (la versión de Ted Hughes, escrita especialmente para ella), Madre Coraje y sus hijos, y Cleopatra, de Dryden. Su deslumbrante ingenio y esa inimitable voz, la convirtieron en una inolvidable figura, fundamental en el teatro británico.»

Ella trabajó en el teatro, a pesar de su edad ya avanzada, hasta no hace mucho tiempo; en 2008 protagonizó «El Jardín de los cerezos«; al año siguiente la comedia clásica «La fiebre del heno», en ambos casos en el Festival de Teatro de Chichester.  Uno de sus papeles finales fue como la señora Higgins, la madre del protagonista, en la producción de 2011, en el teatro Garrick, de «Pygmalion«, de George B. Shaw. Treinta y siete años antes, en lo que era el teatro Albery, a pocas calles de distancia, ella había sido, en la misma obra, Eliza Doolittle. En 2018 interpretó de nuevo a la señora Higgins en el reestreno de «My Fair Lady», en el Lincoln Center (Nueva York).

Su carrera teatral, reiteramos, estuvo llena de honores. Además de los premios ya mencionados, en 1996 ganó dos veces el Evening Standard, por «Quién teme a Virginia Woolf«, de Edward Albee, y por «Madre Coraje y sus hijos«, de Bertolt Brecht.

Para ella nunca hubo dudas: «El teatro es mi hogar, no pertenezco a ningún otro lugar».  

 

 

Con todo, además le alcanzó el tiempo y el talento para producir un libro donde esparció su amor por el teatro: «No Turn Unstoned» -juego enrevesado de palabras, derivado de la frase «No Stone Unturned» -No hay piedra sin remover-.

En su libro, de 1982, Diana Rigg compila, dando muestra de un humor incomparable, ¡las peores críticas teatrales de la historia! (y algunas de cine), Nadie se salva: Laurence Olivier, Paul Scofield, Glenda Jackson, Sarah Bernhardt, John Gielgud, Tallulah Bankhead y, por supuesto, la propia Diana Rigg. Se incluyen, asimismo, críticas de los estrenos de algunas de las obras teatrales que se harían famosas en el tiempo. Compartimos varias, la primera del gran actor Ralph Richardson, contemporáneo y con los mismos méritos de Olivier y Gielgud, mientras estaba de gira por los Estados Unidos, en 1942, con «El tío Vania«, de Chéjov:

«El Tío Vania de Richardson es su Falstaff con resaca» (George Jean Nathan).

¿Y qué dijeron algunos críticos del Macbeth de Peter O’Toole, en 1980?

«Su interpretación da la impresión de que él se está tomando algún tipo de venganza personal con la obra». (Robert Cushman, The Observer).

«Él emite cada línea con un monótono ladrido de tenor, como si se dirigiera a una audiencia de esquimales sordos». (Michael Billington, The Guardian).

 

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¿Quién nos iba a decir a nosotros, los adolescentes -y los más mayorcitos- admiradores de la señora Peel, que llegaría a obtener, por los méritos de su carrera, la «Commander of the Order of the British Empire» (CBE, 1988), y la «Dame Commander of the Order of the British Empire» (DBE,1994)?.

Nuestra Emma Peel murió, merecidamente, como «Dame Diana Rigg». 

 

 

 

 

 

Un comentario

  1. Me encantó tu crónica sobre Emma Peel y Diana Rigg. No conocía su trayectoria teatral, más fecunda y seria que la serie de Tv y filmes. Esa anécdota de la saliva en primera fila, fue graciosa y espectacular.

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