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Daniel Zovatto y Nicolás Liendo: ¿Será la abstención la protagonista de las PASO?

PASO Argentina: resultados de las últimas elecciones

La Argentina está a punto de celebrar 40 años de democracia, un momento crucial para reflexionar sobre la salud y vitalidad de su sistema político. La participación ciudadana en las elecciones, una de las características esenciales de la democracia, está en la mira, ya que se vislumbran signos preocupantes de una posible baja asistencia a las urnas en las próximas elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de este domingo 13 de agosto.

Mirada comparada: Un aumento preocupante

del abstencionismo Los estudios globales de IDEA Internacional (www.idea.int) revelan que los países que implementan el voto obligatorio con sanciones tienen un promedio de participación electoral 10% mayor en comparación con aquellos países donde el voto es obligatorio pero no hay sanciones, o donde el voto es facultativo.

Por su parte, a nivel latinoamericano, el promedio de participación en las elecciones presidenciales (solo primera vuelta) desde el inicio de la tercera ola democrática en cada uno de los países de la región hasta 2019, se situaba en un 70,35%.

Sin embargo, al analizar las elecciones celebradas en el último quinquenio (2019-2023), vemos que el promedio regional disminuyó al 68,9%. Si tomamos en cuenta que a finales de los años 80, durante la “primavera democrática”, la participación promedio alcanzó el 78,4%, constatamos un aumento del 10% en el abstencionismo en las últimas cuatro décadas.

Al comparar el comportamiento electoral actual con el que marcó el retorno de la democracia, se observa que en 8 países la participación electoral mejoró en la última elección con respecto al promedio anterior, mientras que en otros 8 disminuyó. No obstante, aquellos que experimentaron una declinación lo hicieron de forma mucho más significativa (9,8%) en comparación con los que mejoraron (5,1%).

Argentina: Alta participación, pero con tendencia a la baja

En Argentina -país con voto obligatorio y sanciones- el promedio de participación desde el regreso de la democracia a la fecha, en las elecciones presidenciales (primera vuelta) y legislativas, ha sido de 79,53%, cifra por encima del promedio regional. Cabe empero distinguir dos etapas.

Durante los primeros 16 años (1983-1999) el promedio de participación fue de 82,68%, mientras que a partir de la crisis del 2001 (que marcó una fuerte caída en las elecciones de ese año) y hasta las elecciones legislativas de 2021, la participación bajó al 76,95%, es decir una disminución de 5,73%.

Además, durante estos 40 años la tendencia no ha sido uniforme sino fluctuante, como un oleaje, con niveles más altos y más bajos de participación.

El año 2021 hubo un campanazo de alerta, agravado por la presencia del COVID-19. Las PASO de ese año registraron el porcentaje más bajo de participación desde 1983, un 67,78%, que si bien en la elección legislativa aumentó al 71,39%, se sitúa un 8% por debajo del promedio histórico.

Al analizar los niveles de participación en las seis PASO, desde 2011 a 2021, observamos una menor participación en comparación con las elecciones generales de esos mismos años: mientras la media de participación de las generales fue 78,14%, la de las PASO fue 75.01%, lo que representa un 3,12% menos.

Nos encontramos, así, frente a unas primarias marcadas por el enojo y la apatía; fenómenos que podrían producir tres efectos separados o combinados: i) un aumento de la abstención; ii) un incremento del voto en blanco o nulo; y iii) como ha estado ocurriendo en otros países de América Latina, un fuerte voto castigo al oficialismo.

¿A quién beneficia la baja participación?

La respuesta no es concluyente. Algunos estudios y experiencias indican que los bajos niveles de participación favorecen a los oficialismos ya que tienen control del aparato estatal, recursos y vínculos basados en el clientelismo.

Sin embargo, otros argumentan que el pobre desempeño económico, la alta desaprobación de la gestión oficial y la baja competitividad en la primaria oficialista podrían desincentivar tanto a sus votantes como a los independientes molestos con la falta de resultados.

En la interna de Juntos por el Cambio, una participación por debajo del 65% podría eventualmente beneficiar más a Bullrich que a Rodríguez Larreta, debido al mayor apoyo que la exministra recibiría de los sectores que demandan un cambio más intenso.

En el ámbito territorial, habrán elecciones simultáneas PASO provinciales (en Buenos Aires, CABA, Catamarca y Entre Ríos) y generales (gobernador y legislatura en Santa Cruz) que podrían impulsar la participación, aunque la tendencia general es a la baja y heterogénea.

En 12 de las 14 elecciones provinciales que ya tuvieron lugar, la asistencia fue menor respecto a 2019, y en cuatro provincias, la participación fue menor al 70%. Un factor clave será el nivel de abstención, lugares dónde se resienta o incremente la participación, así como el nivel socio-económico y grupos etarios que participen o se abstengan. No es suficiente analizar cuantos se abstuvieron sino quienes y en qué lugares.

Conclusión Las PASO de este año se desarrollan en un escenario complejo y tenso, donde la apatía y el malestar ciudadano amenazan con disminuir la participación electoral. Es esencial que el malestar en la democracia no mute en malestar con la democracia. Este domingo, los electores tendrán la posibilidad de escoger a sus candidatos. La aspiración es que participen, derrotando así la abstención y reafirmando, con su voto, la solidez de la democracia argentina en el cuadragésimo aniversario de su restablecimiento.

Daniel Zovatto y Nicolás Liendo son Director regional y Consultor de IDEA Internacional, respectivamente

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