De Chicago al cielo
La convención servirá para poner de manifiesto que el partido demócrata ha vencido al fatalismo que, de la mano de Biden, le llevaba como un desfile de sonámbulos a la derrota
Kamala Harris ha conseguido revolucionar la campaña presidencial en pocas semanas. Al estilo Obama, asesor en la sombra de su ascenso, ha sabido aprovechar su bajo perfil y escaso desempeño durante el mandato de Joe Biden para presentarse como la candidata del cambio y la esperanza. El fichaje del gobernador Tim Walz, cercano y empático, ha movilizado todavía más a los militantes demócratas y le ha dado a Kamala la ventaja necesaria en los estados decisivos de Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Pero las elecciones no se deciden en agosto, sino quince días antes de las votaciones del cinco de noviembre.
Por eso la convención de Chicago servirá para poner de manifiesto que el partido demócrata ha vencido al fatalismo que, de la mano de Biden, le llevaba como un desfile de sonámbulos a la derrota. Sin embargo, la sociedad estadounidense sigue escindida en dos mitades, dos mundos paralelos. En el 50 por ciento que vota por candidatos demócratas muchos no se identifican con el ala izquierda de esta formación, la querencia natural tanto de Harris como de Walz. Kamala tiene el reto de ofrecer un programa económico centrista que profundice en los éxitos innegables de Biden, pero que parezca nuevo y sea algo crítico con el pasado.
La gran baza demócrata sigue siendo la capacidad de Donald Trump de derrotarse a sí mismo. La aparición por sorpresa del ticket Harris-Walz ha descolocado al magnate neoyorkino, cada vez menos disciplinado a la hora de insistir en los mensajes que mantiene unida su coalición de votantes olvidados, libertarios, evangélicos y miembros de minorías. Su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, intenta sin éxito hilvanar una ideología conservadora. Mientras tanto un Trump con menos energía opta por los ataques personales a Kamala y se presenta como una víctima a la que han robado las elecciones de 2020 y asediado con falsas acusaciones judiciales. El cálculo de los demócratas, reunidos jubilosos en Chicago, es que el candidato republicano será percibido cada vez más como alguien del pasado, un candidato anciano que bien haría en jubilarse y disfrutar de jugar al golf con reglas propias.