Democracia y Política

De espaldas al pueblo cubano

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La joven cubana llegó a La Habana, en un viaje decidido la tarde anterior por la inesperada noticia de la gravedad de la madre ingresada de urgencia en un hospital. Ella podría acompañarla en su recuperación o rezar a su lado en sus últimos momentos y asistir al sepelio. La última vez que estuvieron juntas, muy felices por el reencuentro, fue en Miami.

Hasta el 2009, los cubanos emigrados en Estados Unidos solo podían viajar a Cuba cada tres años debido a las limitaciones impuestas por el presidente George W. Bush en el 2004, y las autorizaciones por razones humanitarias eran lentas y escasas. El gobierno cubano también mantenía una férrea restricción hacia los exiliados a quienes se privó del derecho a regresar. Sin embargo, las autoridades tuvieron que modificar ese proceder, impelidas por las aperturas de la Administración Obama desde el 2009, con la promulgación de la Ley Migratoria en enero del 2013, que permite entrar y salir del país a la mayoría de los cubanos y de los integrantes de la sociedad civil independiente.

La población en Cuba recibe la ayuda económica de familiares y amigos, lo que ha mejorado su precaria calidad de vida debido a los salarios medios mensuales equivalentes a $20 y las pensiones a $10. También las remesas han permitido la apertura de pequeños negocios como trabajadores por cuenta propia y la redistribución al contratar empleados y facilitadores de servicios. El incremento de la llegada de norteamericanos, desde ampliación a 12 categorías del derecho a viajar a Cuba por las medidas anunciadas por el presidente Obama el 17 de diciembre del 2014, ha permitido una mayor interrelación entre los pueblos e incidido en el incremento de la actividad privada, como la renta de habitaciones y casas, permitida por el gobierno debido a la carencia de capacidades hoteleras estatales. La ampliación de los aeropuertos para el destino Cuba y los vuelos, asi como del transporte marítimo, facilitará y abaratará los traslados de pasajeros y carga.

Los afanosos cubanos, aislados de sus seres queridos e impedidos de contacto con el mundo durante los decenios de mayor ímpetu del desarrollo humano, viven con alegría los acontecimientos que pensaban nunca alcanzarían y forjan planes con esperanza, pero temen tanto las ambigüedades de las autoridades nacionales como a las noticias de obstrucción llegadas desde la Florida.

Proyectos de leyes para impedir la aplicación de las medidas del Presidente Obama han sido presentados en la Cámara de Representantes (Congreso) y el Senado de Estados Unidos. El Congreso aprobó un proyecto de Ley de Asignación de Fondos a Transporte, Viviendas y Desarrollo Urbano, que contiene restricciones a la expansión de viajes a Cuba, y la prohibición de nuevos servicios de transporte aéreo y el otorgamiento de licencias a embarcaciones que pudieran desembarcar en puertos ubicados en propiedades de compañías norteamericanas confiscadas. Esto sucedió después de que el Departamento del Tesoro extendiera licencias a varias compañías marítimas para ofrecer servicios de ferry y de transporte de carga hacia Cuba. En el Senado se presentó el proyecto bipartidista de la Ley de Progreso Digital y de las Telecomunicaciones en Cuba (CUBA DATA en inglés) para levantar las restricciones vigentes para que las compañías de telecomunicaciones e Internet puedan realizar operaciones directas en Cuba, pero le siguió una propuesta que limitaría los efectos de planes impulsados por Cuba DATA hasta que el gobierno compense a ciudadanos estadounidenses expropiados. El impulso a las telecomunicaciones e Internet contribuiría a romper el aislamiento de todos los cubanos, y brindaría mayores oportunidades a los periodistas independientes y blogueros. Ellos abogan por el derecho de los cubanos al libre acceso a la información e internet, pero promueven esas prohibiciones.

El congresista Mario Díaz Balart y el senador Marco Rubio auspician esos y otros proyectos de leyes. Los respetables legisladores no han vivido en Cuba, aunque dicen defender los intereses de los cubanos y los norteamericanos por ser ellos cubanoamericanos. Junto a la Sra. Ileana Ros-Lehtinen, también promueven la revisión de la Ley de Ajuste Cubano. Es realmente lamentable su desconocimiento sobre la situación existente en la isla y el impacto positivo de las medidas aplicadas por la Administración de Estados Unidos desde el 2009. Los cubanos, que en un 77% nacieron después de 1959, rechazan las declaraciones y proyectos de los legisladores, que están entrampados en el pasado de hostilidad y odio, y no tienen en cuenta sus aspiraciones. Tampoco asisten a la sociedad civil independiente, sino que ayudan al gobierno cubano en sus intentos de tergiversar los propósitos de la oposición y reprimir. Sin embargo, programas cercanos a las necesidades del pueblo y adiestramientos los acercarían a todos los cubanos.

Miriam Leiva: Periodista independiente cubana.

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