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Decir adiós como género literario

Los poetas españoles Luis García Montero y Luis Mateo Díez se reunieron para hablar de la experiencia de la pérdida a través de la palabra.

Luis García Montero y Luis Mateo Díez durante el evento 'Escribir el adiós'. (Foto: Bernardo de Niz)

Luis García Montero y Luis Mateo Díez durante el evento ‘Escribir el adiós’. (Foto: Bernardo de Niz)

 

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“La muerte es un género literario apasionante, interminable y obsesivo”. Con esta afirmación de Luis Mateo Díez inició la charla “Escribir el adiós”, un diálogo sobre cómo la literatura aborda la muerte, el duelo y la necesidad de comprender lo incomprensible. El encuentro, realizado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024, reunió a dos Luises: los escritores Luis Mateo Díez y Luis García Montero, moderados por María José Gálvez, directora general del libro, del cómic y de la lectura del Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España.

García Montero destacó cómo el duelo se entrelaza con los grandes pilares de la literatura: el amor, el paso del tiempo y la muerte. “La literatura nos permite buscar sentido en el vacío, dialogar con lo perdido y encontrar en las palabras una compañía frente a la herida”, señaló. Para el autor de Las palabras rotas, escribir en el contexto del duelo es un acto de cuidado, tanto hacia uno mismo como hacia el lector, que encuentra en la narrativa un espejo para procesar su propia experiencia.

Por su parte, Luis Mateo Díez abordó el duelo desde la óptica de la ausencia. Lo describió como un “rumor literario” que se presta a infinitas interpretaciones. Compartió su experiencia al escribir Azul serenidad, una obra que nació de la tragedia personal y se convirtió en una elegía para los seres queridos perdidos. “Escribir el adiós es un intento de dar sentido a la desaparición, de traducir el dolor en una forma de consuelo compartido”, expresó.

La conversación también exploró cómo la literatura convierte lo efímero en memoria. Para García Montero, “cada historia literaria rescata la humanidad que yace bajo las estadísticas de la tragedia”. Este proceso, agregó, se convierte en una resistencia al olvido, en una afirmación de que la muerte no es el final absoluto cuando se narra con palabras que perduran.

Ambos escritores coincidieron en que la muerte, como género literario, no solo aborda el final de la vida, sino que invita a reflexionar sobre la fragilidad humana, los vínculos y la importancia del cuidado. En palabras de Mateo Díez, “los héroes del fracaso, esos personajes marcados por el dolor y la pérdida, son los que nos devuelven la dignidad de lo humano”.

El duelo, como género y como experiencia, implica resignarse sin olvidar. Y en esa contradicción, la literatura se erige como un espacio para escribir el adiós, para transformar el vacío en un testimonio que, como señalaron los autores, trasciende generaciones. “La literatura no solo consuela, sino que construye un legado para quienes encuentran en el recuerdo un camino hacia la comprensión y el sentido”, concluyó García Montero.

 

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