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Derechos humanos: Los villanos han tomado el salón de la justicia

En este 2022, el 68% de las naciones que forman el Consejo de Derechos Humanos de la ONU son países violadores de las libertades básicas

A finales de 2019 la asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió que Venezuela, representada por el régimen de Nicolás Maduro, tuviese un asiento en Ginebra, entre los 47 países que conforman de forma rotativa el Consejo de Derechos Humanos. Fue entonces una noticia bastante llamativa, entre nosotros.

La delegación venezolana estará presente hasta diciembre de 2022 en esta instancia que precisamente ha dictado órdenes de investigar al Gobierno de Maduro. Se trata del mismo Consejo de Derechos Humanos, que antes del ingreso de Venezuela le dio un mandato a Michelle Bachelet, la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, para que hiciese seguimiento a la crisis venezolana y, es el mismo órgano que también decidió crear una Misión de Verificación de los Hechos para documentar las violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos en el país.

Si resultó escandaloso el ingreso de Venezuela con un sillón en Ginebra, en la instancia que justamente mostraba preocupación y tomó decisiones dada la generalizada violación de derechos humanos en Venezuela, en este 2022 presenciaremos unas sesiones del Consejo de DD. HH. de la ONU en las cuales la mayoría de países que analizarán la falta de libertades son justamente países en los cuales se violan los derechos humanos.

En este 2022 los villanos, literalmente, han tomado el salón de la justicia. Y aunque esté dicho en clave de cómic, no es un asunto ni jocoso ni fácil de digerir.

El Consejo fue creado en 2006 con la esperanza de solucionar el desprestigio en el que había caído la antigua Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Compuesto rotativamente por 47 Estados, cada uno con un mandato de tres años. El objetivo de esta instancia es la promoción y protección de todos los derechos humanos en todo el mundo. Es un salón de la justicia global. Sin embargo, la democracia y los derechos humanos no son hoy la moneda corriente en el mundo.

La mayoría vive bajo autoritarismo

De los siete mil setecientos millones de personas que habitan actualmente el globo terráqueo, la gran mayoría vive bajo el autoritarismo y la falta de libertades básicas. Vivir plenamente en democracia ha pasado a ser un privilegio.

Las dictaduras no lucen acorraladas. Al contrario, se organizan y se apoyan como para lograr que, en este 2022, por ejemplo, el 68% de las naciones que forman el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sean precisamente países violadores de las libertades básicas.

Todo esto debe verse como un síntoma sobre el cómo funcionan las distintas instancias de la ONU, un foro mundial en donde un país bajo una dictadura puede tener voz y voto, con el mismo peso que una nación plenamente democrática. Para formar parte de las distintas instancias especializadas, se suele votar en la asamblea nacional, se presentan candidaturas por regiones, que se alcanzan bajo premisas básicas: yo te apoyo en esta votación, tú me postulas para tal cargo.

La ONG internacional UN Watch, que hace seguimiento al trabajo interno de la ONU, hizo una selección de los diez peores autoritarismos que están formando parte de ese 68% de países en dictadura que controlarán durante este año las decisiones globales en materia de DD. HH. por parte de Naciones Unidas. Será un mal año, sin duda alguna, para el Consejo de Derechos Humanos.

Pakistán, Mauritania, Qatar, Somalia, Rusia, Libia, Cuba, Eritrea, Venezuela y China son los diez países con un historial más negativo por negar libertades, pero que dispondrán de un sillón y cuyo voto tiene el mismo peso que democracias plenas cuando se tomen las decisiones en el Consejo de Derechos Humanos, que sesiona en Ginebra.

También forman parte del Consejo, durante este año, naciones que arrastran crisis complicadas que afectan los derechos humanos tales como Gabón, Burkina Faso, Indonesia, Sudán, México, Filipinas y Nepal.

Este 2022 será un año de hacer seguimiento al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Lo que otrora se concibió, y no es una metáfora vacía, como un salón de la justicia global, ha sido tomado por los villanos.

 

 

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