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DeSantis prepara equipo y estrategia para tumbar a su antaño mentor Trump

El expresidente, único en presentar por ahora su candidatura a 2024, ataca sin disimulo al gobernador de Florida.

El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, habla durante su fiesta nocturna de las elecciones de mitad de mandato de 2022 en Tampa. REUTERS

 

Nikki Haley, Mike Pence y Mike Pompeo son los otros líderes republicanos que podrían entrar en liza en las primarias.

A menos de un año de las primarias presidenciales de Estados Unidos, la contienda en el campo republicano se va perfilando como una competencia entre dos: Donald Trump contra Ron DeSantis. El primero ya avanza a toda marcha, tratando de consolidarse como candidato único, mientras el segundo asoma la cabeza en las encuestas y comienza a conformar discretamente equipos de campaña en estados decisivos. Todo apunta a un escenario electoral muy similar al de 2016: los demócratas en el poder con un candidato indiscutido e inevitable —entonces una Clinton, hoy Biden— y los republicanos en un estado de constante conmoción por las poco ortodoxas tácticas de guerrilla de un Trump con poco o nada que perder.

DeSantis prepara ya su esperada entrada en las primarias republicanas, formando equipos en los que tradicionalmente son los dos primeros estados en organizar elecciones: Iowa y New Hampshire. Además. el 28 de este mismo mes de febrero presenta una autobiografía titulada «El coraje de ser libre», y pocos indicadores hay tan certeros de que un candidato se prepara para presentarse a unas elecciones en EE.UU. como la publicación de un libro autobiográfico, todo un género en sí mismo con sus estanterías reservadas en las librerías de Washington.

De momento, DeSantis tiene una estrategia muy diferente a la de Trump: se limita a defender su gestión en Florida, presentándose como el abanderado de la causa anti-woke. [El término inglés «woke» quiere decir, literalmente, concienciado, y se suele aplicar a una izquierda militante en permanente estado de lucha contra injusticias sociales de todo calado.] Sus colaboradores esperan que DeSantis anuncie la candidatura en junio o julio, justo antes de los primeros debates de primarias republicanos. Es, en comparación con anteriores ciclos electorales, algo tarde.

Lo que no hace DeSantis, porque sabe que no caería bien entre sus propios votantes, es criticar a Trump, ni siquiera para responder a las ácidas críticas de este, cada vez más frecuentes. Su precampaña se centra sus decisiones como gobernador, algo que le facilita sobremanera el hecho de tener una supermayoría republicana en el legislativo de su estado. Algunas medidas que ha anunciado estos pasados días: prohibir el aborto tras las seis semanas de gestación, anular el requisito de que un jurado vote de forma unánime a favor de la pena de muerte y facilitar aun más la tenencia de armas en su estado.

La alternativa más sólida

Estas decisiones se añaden a otras anteriores que le han convertido en la alternativa más sólida en este momento al trumpismo, y que le facilitaron una contundente victoria en su reelección en Florida en noviembre. La más relevante es su política de evitar los confinamientos totales durante la pandemia, pero hay otras igual o más relevantes. Los republicanos en otros estados, por ejemplo, ven con buenos ojos que DeSantis haya nombrado a un nuevo consejo de gestión para un pequeño centro universitario de Sarasota, el New College of Florida. Este se ha convertido en un pequeño laboratorio de esas iniciativas anti-woke, ya que ese nuevo consejo dice que va a tratar de desideologizar la enseñanza, bloqueando materias que tengan que ver con la llamada justicia social y la enseñanza de que EE.UU. es un país donde impera el racismo institucional.

Para Trump hay motivo de preocupación en algunos logros recientes de DeSantis. Una encuesta de finales de enero de la universidad de New Hampshire le da a DeSantis una ventaja de 12 puntos en las primarias republicanas en ese estado. Y esto es relevante por dos motivos: por un lado, tras perder en los caucus de Iowa en 2016, Trump se impuso en New Hampshire y tomó la iniciativa allí; y por otro, hace apenas cuatro meses la misma encuesta le daba a Trump una ventaja de hasta 25 puntos en ese mismo estado. Eso explica la dureza con la que Trump ha atacado a DeSantis, al que apoda ‘Ron DeSantimonias’, en sus primeros actos electorales este año.

Nikki Haley REUTERS

De hecho hace una semana, en sus primeros mítines en New Hampshire y Carolina del Sur, dos estados decisivos en las primarias, Trump dijo que no tenía nada en contra de los otros candidatos que ya compiten o amagan con competir con él: su vicepresidente, Mike Pence; su jefe diplomático, Mike Pompeo, y su embajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley. Sólo se mostraba Trump molesto con DeSantis, a quien acusó abiertamente de mentir sobre sus políticas durante la pandemia. «Florida estuvo confinada, por un largo periodo de tiempo, hay que recordar que [DeSantis] cerró hasta las playas, lo cerró todo. Creo que está tratando de reescribir la historia», dijo el expresidente.

Falta de lealtad

Ya esta semana el expresidente ha ampliado sus ataques a los demás, a los que acusa de falta de lealtad por atreverse a competir con él. Bien es cierto que nadie ha anunciado formalmente que se presenta, y que Trump compite de momento solo. Pero esos otros políticos ya están formando equipos, dando discursos, presentando libros. Todos alaban a Trump, y se dejan golpear sin responderse. De Haley, por ejemplo, el expresidente dijo que es «demasiado ambiciosa». A Pompeo le criticó que en su nuevo libro, titulado «Nunca cedas ni una pulgada», «se cuelgue más medallas de las que se merece». De Pence, su vicepresidente, no suele decir mucho porque en las encuestas no suele ni asomar la cabeza, y ya tuvo lo suyo cuando una turba saqueó el Capitolio con la intención de ahorcarle por no prestarse a invalidar el resultado de las elecciones de 2020.

Son todos estos ataques de Trump en realidad algo preventivo, pues él sigue siendo el candidato preferido en todas las encuestas a nivel nacional y en la inmensa mayoría de las que se celebran en los estados decisivos. La media que hace Real Clear Politics, que es de las más fiables, le da 15 puntos de ventaja en primarias. En los sondeos de intención de voto directa las cosas ya son distintas, y hay un empate técnico entre Trump y el que parece que se consolida como candidato demócrata, el presidente Joe Biden, que el día de las elecciones tendrá 82 años.

Es cierto que las cosas pueden cambiar rápido. Una exhaustiva encuesta de la Universidad de Massachusetts de enero refleja que las primarias republicanas de 2024 se decidirán entre Trump y DeSantis. Se ve de momento en ella un empate si la elección es solo entre los dos, pero si hay más candidatos, DeSantis pierde fuelle y Trump se impone. Según el profesor Raymond LaRaja, especializado en Ciencia Política en esa universidad, «DeSantis parece ser la opción de los republicanos más orientados hacia el ‹establishment›». Son, dice LaRaja, «los votantes de mayor edad, más educados y con mayores recursos los que prefieren a DeSantis, por amplios márgenes».

Hace un año, la campaña de Trump tenía en sus cuentas bancarias 105 millones de dólares. A fecha de hoy tiene apenas 25 millones

Esto es relevante porque son esos votantes los que más suelen movilizarse en campaña de primarias, y los que suelen donar más dinero. Hace un año, la campaña de Trump tenía en sus cuentas bancarias 105 millones de dólares, una cantidad similar en euros. A fecha de hoy, según los informes oficiales de su equipo electoral, tiene apenas 25 millones. Desde que anunció formalmente su candidatura en noviembre, el expresidente apenas ha recaudado nueve millones de dólares, una cifra que se considera más bien baja, sobre todo dado que no hay más candidatos recaudando fondos de forma oficial en este momento.

 

 

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