La elite castrista, esa amorfa casta de militares y burócratas, sabe que la posibilidad de que la Tarea Ordenamiento sea el próximo gran chasco de la Revolución es muy alta, así que, como buenos ajedrecistas, han estado recolocando sus piezas en el tablero con dos objetivos: si se comienzan a ver indicios de hiperinflación, se sacrificará a los peones (cuentapropistas); y si eso no basta, como una última jugada antes de pedir tablas, ya tienen dispuesto el sacrificio de la Dama (Miguel Díaz-Canel).
LOS PEONES
Lo primero ha sido demonizar a los peones frente al público —el pueblo cubano— que asiste impávido a los profundos movimientos que en la economía está haciendo el Gobierno. Con la inestimable asistencia de los medios de comunicación y sus voceros más fieles, se está plantando la idea de que si algo sale mal con la inflación, los cuentapropistas serían los culpables.
Para disfrazar de cientificidad a la propaganda, en varias ocasiones Marino Murillo ha explicado, tanto en televisión como en la Asamblea Nacional, que las ventas minoristas totales del país en 2021 superarán los 252.000 millones, de los cuales el Estado venderá 232.000 millones, el 90%, mientras que las formas de gestión no estatal venderán «tan solo» 20.000 millones.
Concluye Murillo a partir de estos datos que «No puede ser que una minoría que genere precios minoristas por 20.000 millones —que es más o menos el 10% de todo lo que se vende en el país— trace la pauta del incremento de los precios. Y ahí es donde están los precios especulativos y abusivos».
Es obvia la contradicción: si la participación en el total de ventas minoristas de los cuentapropistas es tan pequeña, ¿cómo entonces podrían trazar la pauta del incremento de precios? O los datos de Murillo mienten, o su conclusión es errada, o como es más probable —para condicionar desde ahora la animadversión contra los cuentapropistas—, Murillo saca una conclusión tendenciosa en base a datos manipulados.
Las ventas no estatales superan el 10% porque incluyen al mercado negro, que por culpa del sistema está mejor surtido que el estatal. Además, los cuentapropistas comercializan casi la mitad de los productos agrícolas del país, que son los que más subirán de precio debido a la contracción de la producción por falta de insumos.
El gasto en alimentación de los cubanos supera con creces el 50% de su consumo mensual, de ahí la gran importancia de los precios agrícolas para marcar la evolución de precios en la Isla; por ende, la causa de la inflación, que en Cuba siempre comienza por la comida, es el fracaso del Gobierno como proveedor de fertilizantes, piensos, abonos y maquinaria agrícola y en general el ineficiente sistema económico.
Hay una nítida mala intención de predisponer a la ciudadanía contra los cuentapropistas, quienes serán los culpables oficiales si los precios se desmadran. Con lo cual, llegado el momento, podrían ser sacrificados. Lo deja claro la ministra de Finanzas al decir: «solo los parásitos ponen precios abusivos y especulativos». ¿Qué se hace con los parásitos?
LA DAMA
La Tarea Ordenamiento incluye el desmonte —por insostenible— de los beneficios sociales que definían al socialismo cubano y que han evitado una miseria aun mayor dentro del país. Ante la posibilidad de que el ordenamiento no de los frutos esperados, el castrismo ha preparado, además del de los peones —algo habitual—, el sacrificio último de todo ajedrecista, el de la Dama.
Gerardo Hernández Nordelo es uno de los «Cinco Héroes», espías castristas de la Red Avispa que fueron liberados por la Administración Obama. De los cinco espías, este es el único que ha sabido granjearse la confianza de la nomenclatura (a los otros los han desaparecido en puestos irrelevantes) y ha ido subiendo poco a poco.
Hace unos meses lo sacaron de un prestigioso y cómodo puesto docente para designarlo segundo jefe de los CDR, una organización totalmente muerta que no existe más que en la oficina central. Sin embargo, esta movida le dio dos posibilidades. La primera, hacer una campaña publicitaria donde Gerardo recorrió el país, siendo presencia habitual en la televisión, fomentando la siembra de calabazas y piñas en las aceras de Cuba. La segunda, los CDR tienen puesto fijo en el Consejo de Estado y, una vez que la popularidad del ex espía estaba establecida, se sustituyó al irrelevante coordinador nacional de los CDR por el héroe Gerardo, que ocupó así un asiento en el Consejo de Estado, cerquita del de Diaz-Canel.
Si, como es previsible, existe una ebullición del latente descontento popular cuando la gente se percate de que los beneficios sociales del castrismo se fueron a bolina y no recibieron a cambio ni libertad ni progreso, el verdadero poder en Cuba —generales y burócratas— no dudará en sacrificar a la Dama con tal de extender la partida.
Pero, con todo esto, ¿salvarán esos sacrificios al régimen de recibir jaque mate?