Dimite el número dos del partido de Macron tras las crecientes divisiones internas
La República En Marcha tiene escasa implantación en la Francia rural (conservadora) y en la Francia suburbana (rupturista)
La «macronía» se está resquebrajando. Pierre Person, número dos de La República En Marcha (LREM), el partido de Emmanuel Macron, ha presentado su dimisión, confirmando divisiones y tensiones en un movimiento político que no ha conseguido la implantación nacional esperada, víctima de su condición de «puzzle» mayoritario pero inestable.
Pierre Person ha hecho pública su dimisión a través de una entrevista concedida al vespertino «Le Monde», en la que afirma: «El partido del presidente no puede afrontar la nueva etapa que se abre, con muchas incertidumbres».
LREM sigue siendo el primer partido parlamentario de Francia, pero perdió su mayoría absoluta el mes de mayo pasado, contando todavía con 288 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (AN). Macron puede seguir gobernando, sin problemas, beneficiándose de la fragmentación, minorías y división de la oposición de extrema derecha, conservadora, socialista e izquierdista.
Sin embargo, el gobierno y el partido del presidente son víctimas, en cierta medida, de la mala cota de Macron, que no consigue tener más del 35 / 37 % de opiniones positivas, en la opinión pública.
LREM se convirtió en el primer partido parlamentario de Francia, tras la elección de Macron, el mes de mayo de 2017. Pero no ha conseguido ganar ninguna elección, desde entonces. Y no tiene implantación municipal, nacional: es un partido de notables, de centro izquierda y centro derecha, con escasa implantación en la Francia rural (conservadora) y en la Francia suburbana (rupturista).
La dimisión del número dos de LREM no cambiará los equilibrios de fuerzas nacionales, pero confirma la inquietud y división de sus diputados. A juicio del número dos, dimitido, el partido presidencial es víctima de una crisis larvada de cierto calado: «En su forma actual, el partido del presidente no permite vivir y expresarse a sus muy distintas sensibilidades ni aportar ideas nuevas, cuando la crisis sanitaria, económica y social exige a gritos una renovación imposible. O el partido cambia o camina hacia una crisis mayor».