Discreto, el nuevo nacionalismo canadiense tras dichos de Trump
A los ciudadanos de Canadá ya no les gusta "ser confundidos" con los estadunidenses; llevan la hoja de maple y otros elementos distintivos para ser identificados.
El potenciado nacionalismo surgió hace poco, cuando Trump comenzó a amenazar a Canadá. (Diseño: Óscar Ávila)
El nuevo nacionalismo de los canadienses subyace mientras su vida sigue casi normal. Se asoma discretamente con una bandera de la hoja de maple colgada detrás de una ventana o amarrada, para que ondee, en el balcón de alguna vivienda.
Luce, quizás, en un botón metálico, con la imagen de un 51 tachado dentro de un círculo de ‘prohibido’, asido a la solapa del abrigo, así, sin más aspavientos, o en la forma de una pequeñísima hoja roja de maple en el centro de la M de los restaurantes McDonald’s.

También aparece en la forma de una silueta de alce en las megapantallas publicitarias de Dundas Street y Yonge Street, en el mero corazón de la ciudad de Toronto, con un letrero que dice National Canadian Film Day o en las bufandas rojiblancas que usan algunos para cubrirse del frío.
Es algo que surgió hace apenas unos meses, en respuesta al maltrato que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido con Canadá al imponer aranceles y amenazar con convertirlo en el estado 51 de la Unión Americana.
Se potenció cuando el gobernador de Ontario, Doug Ford, apareció en febrero, en una conferencia de prensa, con una gorra con la leyenda “Canadá no está en venta”. Desde entonces, hay un boom de esa mercancía en ventas en línea.
«Nos sentimos un poco traicionados y creo que ahora los canadienses nos estamos uniendo», dice Heino Dozing, un hombre rubio, vestido con gorro y bufanda alusivos a sus colores patrios.
Es silencioso. Es un patriotismo que no se exhibe en todo momento, porque Canadá siempre ha sido multicultural. En esta nación confluyen comunidades indias, árabes, chinas, japonesas y hasta griegas. Pero en estos días, la identidad canadiense está ahí, latente en las conciencias de los originarios de este país.
«Nosotros no practicamos el patriotismo tóxico de envolvernos en la bandera y decir que somos el número uno. Somos más silenciosos que eso», explica Barbara, una mujer canadiense, de edad avanzada, que camina por la explanada principal del ayuntamiento de Toronto.
Sin embargo, coincide con Heino que la mentalidad del canadiense de hoy es diferente al de hace unos meses.
«Donald Trump acaba de lograr que nos levantemos, que alcemos nuestras voces y digamos ‘no, no queremos ser estadunidenses, somos canadienses’; estamos orgullosos de eso, estamos orgullosos del hecho de que somos diferentes», dice convencida.Las marcas de alimentos y bebidas canadienses lo han comenzado a destacar colocando en sus envases esa pequeña marca distintiva, la hoja roja de maple, para fomentar el consumo de lo nacional frente a lo estadunidense. Pero no se queda ahí.
En el partido de hockey entre Canadá y Estados Unidos del 15 de febrero, ocurrió algo que, a decir de quienes frecuentan esos espectáculos, fue inédito: los canadienses abuchearon el himno estadunidense. Pero más allá del abucheo, el volumen y fervor con que entonaron el himno canadiense fue único.
«Fue con verdadero sentimiento que jamás había yo visto», platica Solange Márquez, una académica mexicana que vive en Toronto desde hace seis años.
Es especialista en las relaciones político-comerciales entre Estados Unidos y Canadá y ha observado el cambio en la conducta de los canadienses.
«Nosotros en México somos muy nacionalistas, la verdad. Y eso está bien. Y lo presumimos, nuestra comida, nuestras raíces culturales, lo presumimos. Los canadienses no. Pero ahora es diferente. «Ya no les gusta que los confundan. Ahora usan etiquetas de Canadá para que sepan que, cuando salen de viaje, de vacaciones, que ellos son canadienses y no de Estados Unidos», describe.
Y es tanta la comunidad que se ha consolidado que hasta en la política local se siente, pues los canadienses no están enfrentados.
«Probablemente sepan ─dice Heino─ que tenemos una elección en curso. A pesar de que normalmente es un momento en el que nos enfrentamos, ahora los canadienses estamos unidos y sentimos la ‘canadianidad'».Mathew Stevenson también lo siente. Camina orgulloso vistiendo una sudadera con una hoja de maple en el pecho y señala la bandera de un restaurante en Bayview Avenue.
«Los canadienses no somos necesariamente patriotas. Pero esto nos ha hecho mucho más patriotas. Y ahora hay muchas más banderas canadienses y parece que están teniendo éxito», dice contento.