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Djokovic, el rey del mambo

Hoy es sin duda el rey del tenis, pero un Roger Federer, un Rafa Nadal y otros reyes de la raqueta no lo hubieran hecho nunca

Suele ocurrir. Personas con tanto éxito profesional -deportistas, actores, artistas, científicos, intelectuales incluso, que influyen en la opinión pública- suelen desbarrar al preguntarles sobre la vida diaria, y no digo nada sobre política. Sebastian Haffner los describió en una de sus frases más crueles: «Los intelectuales en política son como los cisnes en tierra» (pese a ser uno de ellos, pero siempre mantuvo en sus análisis históricos el rigor del jurista que fue).

Ningún ejemplo mejor que el de Novak Djokovic, que tras haberlo ganado todo en las pistas de tenis, creyó que podía saltarse todas las normas, y se presentó en Australia dispuesto a ganar su Open, uno de los cuatro grandes, como había hecho en nueve ocasiones anteriores.

La primera sorpresa se la dieron los aduaneros australianos, no aceptando su visa, al no haberse vacunado, y recluyéndolo en un hotel, donde pasaría la cuarentena mientras se resolvía su caso. El revuelto fue enorme y un juez dio por valida la visa, que él celebró peloteando y saludando con signos de victoria a los espectadores. Algo muy suyo que duró poco, pues el Gobierno australiano tomó cartas en el asunto y el ministro de Inmigración, «ejerciendo su autoridad y por motivos de salud y buen orden», canceló el visado del campeón, que volvió al hotel de confinados hasta que un tribunal dicte la sentencia definitiva. Que a juzgar por lo que ha dicho el primer ministro de Australia, no va a serle favorable: «Los australianos han hecho muchos sacrificios durante esta pandemia, que esperamos se protejan».

De nada ha valido que la familia de Novak Djokovic haya acusado de «indecente» el trato dispensado a Nole, su apodo, y que la entera Serbia les secunde en sus protestas y lamentos. Más cuando se ha sabido que hubo otras irregularidades. Nole no sólo no se había vacunado, sino que puso ‘NO’ como respuesta a la pregunta de si había estado en algún otro país en los últimos catorce días. Cuando hay fotos que lo sitúan en Marbella a finales de año y en Belgrado poco antes. Siempre con gente. Aparte de haber concedido una entrevista al periódico francés ‘L’Equipe’. Él se disculpa con la excusa de que el formulario lo rellenó alguien de su equipo. Casi peor, pues o intenta echar las culpas a un subalterno o ni le dio importancia, confirmándonos que el tenista serbio se cree por encima de esas cosas que ocurren a los mortales. Hoy es sin duda el rey del tenis, pero un Roger Federer, un Rafa Nadal y otros reyes de la raqueta no lo hubieran hecho nunca. Lo que le deja en rey del mambo, que intentó ser cuando creo una banda de rock. Por cierto. ¿cómo entró en España? ¿o somos un coladero del Covid?

 

 

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