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Doña Leonor: «Pido a los españoles que confíen en mí»

Doña Leonor ha jurado la Constitución ante las Cortes para después desplazarse al Palacio Real, donde ha recibido el Collar de la Orden de Carlos III: «Hoy he jurado fidelidad a lo que la Corona representa: la unidad y permanencia de España»

La princesa Leonor abre una nueva página en la monarquía en España con su  juramento

 

España y la ciudad de Madrid vivieron esta mañana un día histórico: la jura de la Princesa Leonor como Heredera al Trono de España. Si el acto ante las Cortes Generales estuvo revestido por una emocionante solemnidad, el de imposición del Collar de la Orden de Carlos III fue más íntimo y emotivo, con una joven Heredera arropada por los Reyes, la Infanta Sofía y el Gobierno en funciones.

Con un aplomo y una serenidad propias de una persona adulta, en ese ambiente de recogimiento que aportaba el Salón de Carlos III, la Princesa aseguró que ella se debe «a los españoles», a quienes servirá «en todo momento con respeto y lealtad». «No hay mayor orgullo», dijo.

«En este día tan importante, que voy a recordar siempre con emociónles pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en el futuro de nuestra nación, en el futuro de España», destacó la Princesa. «Me he comprometido solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente», declaró la Princesa Leonor. Y añadió: «He contraído una gran responsabilidad con España ante las Cortes Generales, que espero corresponder con la mayor dignidad y con el mejor ejemplo».

Recordó a los presentes que esta mañana, «al cumplir los 18 años y al alcanzar la mayoría de edad», había prestado el juramento previsto en la Constitución y sellado su compromiso también con el Rey al jurarle fidelidad «no solo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España». En este sentido, apuntó que tiene muy presentes las palabras que le dijo su padre cuando le impuso el Toisón de Oro en 2018: «Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola, servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional».

La Princesa puntualizó lo que fue toda una declaración de intenciones. «Conduciré mis actos en todos los ámbitos de mi vida atendiendo siempre a los intereses generales de nuestra nación», dijo en primer lugar. En segundo: «Observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los ciudadanos». «Y cumpliré con mis obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona junto al cariño y apoyo de mi familia», finalizó.

La de esta mañana fue una jornada que quedará para los anales de la historia. El reloj de la Puerta del Sol de Madrid no marcaba todavía las nueve de la mañana cuando los alrededores del Congreso de los Diputados y el Palacio Real se llenaban de gente. En las calles se respiraba ambiente festivo.

Los Reyes y sus hijas llegaron al palacio de la carrera de San Jerónimo en dos Rolls Royce Phantom IV, que fueron fabricados en 1952 en las factorías inglesas de Clan Foundry y Crew. Desde estos vehículos, los Reyes -en el primero- y la Princesa Leonor y la Infanta Sofía -en el segundo- saludaban a todos los ciudadanos. Con el paso de la comitiva, el público agitaba banderas de España y cantaba cumpleaños feliz a la Heredera, quien se dirigía al Congreso de los Diputados para cumplir con sus deberes constitucionales. Una vez en el interior del hemiciclo y tras el discurso de la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, ésta invitó a los 585 diputados y senadores y a las demás autoridades y miembros de la sociedad civil invitados a que se pusieran en pie para ser testigos del juramento.

Un solemne silencio se apoderó entonces de la sala y, ante las Cortes Generales, símbolo de la soberanía nacional, la Heredera giró sus pasos hacia la mesa sobre la que descansaba el original de la Constitución de 1978 con el que juró Felipe VI siendo Príncipe de Asturias el 30 de enero de 1986.

Al otro lado de la mesa, Armengol se dirigió a la Princesa: «Señora, las Cortes Generales están reunidas para recibir de Vuestra Alteza, como Princesa Heredera de la Corona de España, el juramento que viene a prestar con arreglo a la Constitución».

Doña Leonor, con voz firme y claramiró la Carta Magna y dijo: «Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar el derecho de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, y fidelidad al Rey».

Eran las 11.36 horas cuando la Heredera terminó de jurar la Carta Magna. Entonces Armengol le recordó que en 1986 fue Gregorio Peces-Barba quien ocupó su lugar en la jura de su padre. «Ahora soy yo la que tengo ese honor», reconoció. Y concluyó: «Las Cortes Generales acaban de recibir el juramento que Vuestra Alteza ha prestado, en cumplimiento de la Constitución, como Heredera de la Corona. ¡Viva la Constitución! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!»

La Princesa Leonor miró entonces a sus padres y su hermana. Los tres aplaudían con entusiasmo y orgullo a la joven, mientras en el hemiciclo continuaron con una nueva salva de aplausos y vivas al Rey y a España, que traspasaron los muros del Congreso de los Diputados.

En la calle, desde las pantallas, la gente aplaudía. En el Patio de la Armería del Palacio Real, la Unidad de Música de la Guardia Real interpretó el Himno Nacional en su versión breve y en la explanada de la Catedral de la Almudena se disparó una salva de diecinueve cañonazos, que son los honores militares que corresponden a Su Alteza Real la Princesa de Asturias. Repicaron las campanas de la Catedral de Oviedo y la Basílica de Covadonga. Era un día para celebrar la democracia y el futuro de la Monarquía con una Princesa comprometida con sus deberes constitucionales y su destino.

 

 

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