LA HABANA, Cuba. – De acuerdo con el Gobierno de la Isla, la cuarta revolución industrial de alta tecnología 4.0 para transformar la empresa en una organización inteligente está gestándose en Cuba. Bienvenido el desarrollo, pero ¿dónde está el capital para realizar esa presunta revolución? Ahora es inevitable recordar la Revolución Energética de 2005, una de las causas indudables de los actuales apagones.
El Consejo Nacional de Innovación, encabezado por el gobernante Miguel Diáz-Canel, efectuó su reunión mensual el pasado 16 de abril para debatir con científicos y expertos cómo lograr la transformación industrial con la tecnología digital y la automatización de los procesos productivos. Pero difícil resultará avanzar mientras prevalezcan empresas ineficientes, con tecnología obsoleta, equipos viejos, sin directivos altamente calificados y audaces, ni fuerza de trabajo estable, además del éxodo del personal calificado.
De ahí la urgencia del Gobierno por hacer eficientes las empresas, eliminar las pérdidas y solo apoyar con erogaciones del presupuesto del Estado a las imprescindibles, que serán disueltas en unos dos años si no progresan. Los directivos son presionados para aprovechar la cierta autonomía conferida con audacia y métodos innovadores. Pero los empresarios desconocen los métodos modernos de administración y están lastrados por la costumbre de actuar según las directivas “de arriba” y el miedo a buscarse problemas.
Ejemplos de falta de previsión y atraso en la ejecución de las inversiones hoy se constatan en las dificultades para la puesta en marcha del modernizado Central Ciro Redondo y su sincronización con la planta bioeléctrica de Ciego de Ávila, especialmente construida para procesar el bagazo en tiempo de zafra y marabú en tiempo muerto. También sobresale la fábrica de pienso en Santiago de Cuba con el equipamiento guardado desde 2019 por retraso en la parte constructiva, según el periódico Granma.
En Cuba, frente a la economía pesetera ahogada por la “Tarea Ordenamiento”, prevalece la febril construcción de hoteles para un turismo inexistente y la industria biotecnológica de punta. Ya casi nadie fallece por COVID-19, pero sí de un infarto por falta de medicinas elementales como hipotensores.
Ciertamente, en Cuba habrá cada vez menos población económicamente activa para sostener a más población económicamente no activa, como expresó el propio Díaz-Canel para argumentar la necesidad de acelerar la implantación de la tecnología 4.0. Mas, debe haber desarrollo y se deben producir alimentos para que los cubanos lleguen vivos y con buena salud a ser ancianos.