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Dos mil devotos mantienen viva la llama del esperanto: «Es el idioma de la paz»

Casi 2.000 esperantistas de 67 países celebraron su congreso anual en Turín, un lugar en el que se reunieron rusos e italianos unidos por una lengua utópica

Úñtima reunión de esperantistas en Turín  TWITTER

 

A su llegada a Turín se abrazan y se hablan en la «lengua de la paz». Son los esperantistas, personas que estudian el esperanto, lo usan y lo propagan. Casi dos mil entusiastas de esta lengua de la fraternidad universal, procedentes de 67 países de los cinco continentes, participaron en el 108º Congreso Mundial del Esperanto, celebrado en la capital de la región de Piamonte este verano. Ha sido una larga semana de encuentros, espectáculos, conferencias, mesas redondas, viajes y comidas. Los creyentes han asistido a la Santa Misa en esperanto. Y han podido elegir sus comidas con un menú en esperanto: «Pasto kun pesto» (pasta con pesto).

En la convicción de su creador, el genial judío polaco Ludwik Zamenhof, oftalmólogo y lingüista, el esperanto («el que espera», es su significado) debía de ser el lenguaje universal para unir a los pueblos del mundo entero con lenguas y culturas diversas. Él tenía una gran habilidad para los idiomas. Hablaba ruso, polaco, yidis, latín, alemán, francés, griego, hebreo e inglés, además de tener ciertos conocimientos de castellano, italiano y otras lenguas. La gran utopía de Zamenhof de crear una lengua única internacional fracasó, al igual que su búsqueda de realizar con el esperanto la paz mundial. Pero ha sido el único intento de idioma universal que ha tenido algún éxito. Casi un siglo y medio después de la publicación de su primera gramática (1887), el esperanto sigue vivo.

Cada año celebran un congreso. En Turín participan seis rusos y tres ucranianos, nueve personas cuya convivencia tiene un gran significado simbólico, como reflejan los medios italianos. El profesor Mikaelo Bronstein, poeta y escritor, ha viajado desde San Petersburgo y nada más llegar a Turín buscó a su amigo Eugenij Kovtoniuk para abrazarlo: «Soy ruso, él es ucraniano, nos conocimos de niños gracias al esperanto, la lengua de paz que hablo hace más de sesenta años«. Eugene asiente: »Aquí, para mí, solo hay hermanos«. Esta idea de fraternidad la practican los congresistas en Turín. Cada uno paga su alojamiento y comida, pero las tarifas se han calculado sobre la base del país de origen y la disponibilidad de cada uno. Los esperantistas son una comunidad cosmopolita de miembros, que actúan en plano de igualdad. Para ellos, »solo la incomprensión conduce a la hostilidad«.

«Si quieres encontrar trabajo estudia inglés, si buscas un amigo estudia esperanto»

«Somos el testimonio de una utopía posible», afirma el británico Malcolm Jones. «El esperanto –añade– es un idioma maravilloso y fácil de aprender, tiene apenas 16 reglas y ninguna excepción: de cada raíz se deriva una gran cantidad de palabras; en menos de veinte horas hasta un chino y un japonés comienzan a orientarse«. Todos los sustantivos terminan en »o«, todos los adjetivos en »a«, todos los adverbios en »e«, todos los infinitivos en »i«. Al no ser un idioma nativo, sino una lengua que se aprende desde cero, motiva que todos se sientan en el mismo plano.

Muchos lo estudian por internet. «Aprendí este idioma online y fue como jugar a Lego, porque se trata de juntar las piezas«, explicó a ‘La Repubblica’ Enzo Aiello. Su maestra digital es Luigia Oberrauch, que también asiste al congreso: »Fui maestra de escuela primaria, y ahora que estoy jubilada enseño esperanto por internet, que es un gran aliado para cada uno de nosotros. Los esperantistas no somos una rareza y no nos sentimos marginados: este año el tema de nuestros encuentros es la inmigración, nada más actual«.

Útil y necesario

Alessandra Madella, profesora de Parma afincada en China, lo imparte en la Universidad de Zaozhuang, en Shandong: «Para los asiáticos, sobre todo para los niños, es más fácil que estudiar inglés y en cualquier caso es un puente para aprender otros idiomas. Un experimento en las escuelas primarias de la provincia de Shanxi mostró que los alumnos chinos que estudian esperanto también obtienen mejores resultados con el inglés y las matemáticas; y al igual que las matemáticas, el esperanto no tiene excepciones y se puede llegar a él mediante el razonamiento«.

Para Fabrizio Pennacchietti, profesor de Filología Semítica, miembro de la Academia de Ciencias, esperantista desde 1954, el esperanto es un idioma universal del que hay necesidad, incluso en un mundo dominado por el inglés, porque éste «es la expresión de una cultura que puede no agradar a todos, lo que no hace al inglés verdaderamente internacional».

«Los esperantistas no somos una rareza y no nos sentimos marginados»

Con otras palabras lo explicó la presidenta del comité organizador del congreso, Michela Lipari: «Si quieres encontrar trabajo estudia inglés, si buscas un amigo estudia esperanto».

El verde, el color de la esperanza, es el que distingue a los esperantistas. Hombres y mujeres se movían por Turín con algo verde encima, ya fueran gorras, abanicos o mochilas y abanicos. Precisamente, un mensaje de esperanza deja el congreso de los esperantistas, según la teniente de alcalde Turín, Michela Favaro: «El esperanto es un idioma que te permite salir de tu caparazón y compartir un mensaje de paz y esperanza con todos, en un momento histórico en el que hay tanta comunicación, pero poco diálogo».

 

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