Editorial: No cabe diálogo ni distensión con Maduro
Borrell, al inicio del Consejo de Ministros de la UE que se celebra en Luxemburgo. JULIEN WARNAND / EFE
Solo a un Gobierno desnortado como el de Sánchez se le ocurre, justo cuando el chavismo recrudece la persecución de la disidencia, abanderar el diálogo con Nicolás Maduro. Dando un giro a la posición mantenida hasta ahora por España, el Gobierno arrastró ayer a la Unión Europea a apostar por una salida dialogada, lo que inevitablemente pasará por relajar las sanciones impuestas a los jerarcas bolivarianos.
Este volantazo de Borrell, inaudito e improvisado, despertó el tajante rechazo de la oposición y del exilio venezolano. De consumarse, proporcionaría un balón de oxígeno a Caracas, cuya deriva autoritaria ha agudizado la profunda crisis social y económica que atraviesa Venezuela. Resulta inconcebible que, en lugar de hacer frente común con el resto de la UE y la comunidad internacional, Sánchez pretenda seguir los pasos de Zapatero en aras de articular una política de distensión con un régimen abyecto como el que acaudilla Maduro.
No cabe ningún diálogo con un Gobierno que ha hecho del atropello a los derechos humanos y los delitos de lesa humanidad su principal divisa. Cualquier intento de apaciguamiento no haría más que dar alas a quienes alientan la atroz represión chavista.