Edmundo González Urrutia – Argentina: Un salto a lo desconocido
En sintonía con su personalidad, el triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales en Argentina comienza a desatar pasiones, tal como fue buena parte de su campaña. Entramos ahora en una etapa desconocida, anticipan algunos analistas, comienza otra época, dicen otros. Una vez más, la magnitud de su victoria electoral contradijo a todas las encuestas. En efecto, Milei ha sido el presidente que obtuvo la mayor votación desde el retorno de la democracia, aunque paradójicamente también el que tiene la menor representación parlamentaria. Con todo, no deja de ser una derrota histórica para el peronismo.
Su triunfo es visto como el fin de 12 años de kirchnerismo en el contexto de 4 décadas de democracia; al tiempo que es percibido como el hartazgo con una clase política que se desdibujó por la corrupción y malas prácticas en el gobierno.
Con una manera muy particular de hacer política y una personalidad mercurial, Milei basó su campaña con un discurso combativo, provocador, radical, con reiteradas acusaciones a la “casta política”. Con ese mensaje derrotó a Patricia Bullrich, la candidata de Mauricio Macri en la primera vuelta, y luego a Sergio Massa, el candidato del peronismo.
Pero lo cierto es que su victoria comporta efectos que trascienden a Argentina y a la región. Veamos: se agrieta, aún no sabemos hasta qué punto, la alianza con Brasil, su principal socio comercial. De hecho, la felicitación de Lula fue al pueblo argentino, sin mencionar a Milei; torpedea al Mercosur. Recordemos que durante la campaña dijo que quería eliminarlo; rompe con Nicolás Maduro, a quien ha condenado y llamado dictador, al tiempo que éste calificó a Milei de nazi. Se enturbia la relación con el Vaticano, con cuyo Pontífice sostuvo un ríspido intercambio verbal, y construye una “muralla china” entre Buenos Aires y el régimen de Beijing, que tanto invirtió en su alianza con el kirchnerismo. Queda pendiente la decisión definitiva que vaya a tomar con respecto al eventual ingreso de Argentina a los BRICS, instancia a la que no ve con buenos ojos.
Pero Milei no la tendrá fácil: recibe un país arruinado e inmerso en una profunda crisis económica: una inflación anual que ha superado el 140 por ciento, la tercera tasa más alta del mundo; unos niveles de pobreza del 40%, unas reservas internacionales a niveles mínimos, una deuda de $ 44 mil millones con el FMI. Estos son algunos de los datos que advierten la terrible situación económica.
El nuevo gobernante necesitará mucho apoyo político para implementar los cambios radicales que prometió, incluyendo la eliminación del Banco Central y la dolarización de la economía. Tendrá que lidiar con un congreso adverso. Su fracción parlamentaria es la más frágil desde la restauración de la legalidad democrática en 1983. Demasiado poco para negociar algunas de sus propuestas radicales como las mencionadas.
Por otra parte, necesitará apoyo financiero de los organismos internacionales como FMI, BM y otros. Decisiones en las que no contará con el apoyo de sus principales socios comerciales, Brasil y China.
En suma, se inician tiempos inciertos para la Argentina. Si bien los mercados han reaccionado favorablemente, sólo falta aguardar al 10 de diciembre para confirmar el rumbo del nuevo gobierno.