EconomíaGente y Sociedad

EE.UU. acaba de alcanzar un hito importante en materia de empleo que no se veía desde 2001.

 

Chef-owner Barry Dindyal, left, prepares meals at the Hitching Post restaurant on Sept. 9 in D.C. (Jahi Chikwendiu/The Washington Post)

 

La afirmación de que los estadounidenses no quieren trabajar no es cierta. Los estadounidenses de edades comprendidas entre los 20 y los 50 años están trabajando a niveles no vistos en más de 20 años. Se trata de un hito extraordinario. Tanta gente ha vuelto a trabajar que varios indicadores laborales clave han superado los niveles anteriores a la pandemia. Este aumento del empleo es una de las principales razones por las que el país ha evitado una recesión. A medida que más personas consiguen trabajo, sus ingresos -y su gasto- aumentan. Esto, a su vez, alimenta una mayor demanda y más puestos de trabajo en toda la economía. Un mayor número de personas en busca de empleo también ayuda a enfriar la inflación, ya que a las empresas les resulta algo más fácil contratar y los aumentos salariales se moderan. Pero, sobre todo, esta tendencia está acabando con la creencia errónea de que las personas que abandonaron la población activa tras la Gran Recesión de 2007-2009 estaban fuera de ella para siempre.

Según los últimos datos del Departamento de Trabajo, casi el 81% de los trabajadores de 25 a 54 años, a menudo denominados «trabajadores en edad productiva», tienen empleo. Es el porcentaje más alto de trabajadores en edad productiva con empleo desde la primavera de 2001. Esto subraya la rápida recuperación del mercado laboral desde la pandemia. Esta proporción tardó casi 13 años en recuperarse tras la Gran Recesión. Sólo tres años después de la pandemia.

Aunque hemos sido críticos con la ingente cantidad de ayuda para la pandemia que el Congreso inyectó en la economía, especialmente el Plan de Rescate Americano que el presidente Biden y los demócratas promulgaron en 2021, un claro beneficio de los múltiples paquetes de ayuda fue el rápido repunte de la demanda de mano de obra.

Las empresas estaban tan desesperadas por conseguir trabajadores que empezaron a subir los sueldos y a ofrecer situaciones laborales flexibles. Mejores salarios y mejores condiciones atrajeron a mucha gente de vuelta al trabajo. El aumento salarial fue especialmente fuerte para los trabajadores que ganaban menos de 20 dólares la hora. Además, los jefes estaban más dispuestos a trabajar en función de los deseos de la gente de pasar tiempo con sus familias o poder tener tiempo para entretenimientos y aficiones. No es de extrañar que el aumento del empleo coincida con un número récord de estadounidenses que se acogen al permiso parental.

El aumento del empleo ha sido generalizado. En marzo, la tasa de desempleo de la población negra alcanzó un mínimo histórico del 5%. Sigue siendo superior a la de los blancos (3,2%), pero supone la menor diferencia registrada entre ambas. Es una noticia aún más alentadora que esta recuperación del empleo esté llegando a muchos estadounidenses. Incluso se ha producido un cierto aumento de los trabajadores de más edad que se reincorporan a sus puestos de trabajo, junto con una mayor inmigración legal, tendencias ambas que deben celebrarse, ya que el país se enfrenta al elevado coste de la jubilación de los baby boomers.

La economía dista mucho de ser perfecta. La inflación sigue siendo una pesada carga, especialmente para los trabajadores con salarios bajos que se enfrentan a fuertes aumentos del alquiler y del coste de los alimentos. Pero el aumento del empleo es extraordinario.

La lección para la Reserva Federal es que el «pleno empleo» -cuyo logro es la mitad del doble mandato del banco central- es más expansivo de lo que los funcionarios de la Fed pensaban; las condiciones adecuadas animarán a mucha más gente a salir del mercado laboral informal de lo que imaginaban. Siguen aprendiendo esta lección a medida que los trabajadores desafían las expectativas. La lección para el Sr. Biden y el Congreso es seguir impulsando políticas que ayuden a la gente a volver al trabajo, incluyendo el transporte público y la ayuda a las familias que luchan por permitirse el cuidado de los niños. La lección para los empresarios, sobre todo, es que los salarios más altos y la mayor flexibilidad dan resultados.

 

Traducción: Marcos Villasmil


NOTA ORIGINAL:

 The U.S. just hit a major jobs milestone last seen in 2001

The Washington Post – Editorial

 

The claim that Americans don’t want to work is not true. Americans from their mid-20s to mid-50s are now working at levels not seen in more than 20 years. This is a remarkable milestone. So many people have returned to work that several key job metrics have exceeded pre-pandemic levels. This surge in employment is a key reason the nation has avoided a recession. As more people get jobs, their incomes — and spending — rise. That, in turn, fuels more demand and more jobs across the economy. More people seeking employment also helps cool inflation, as companies are finding it slightly easier to hire and wage increases are moderating. But most of all, this trend is finally debunking the mistaken belief that people who left the workforce after the Great Recession of 2007-2009 were out of it forever.

Nearly 81 percent of workers ages 25 to 54, often dubbed “prime-age workers,” are employed, according to the latest Labor Department data. It is the highest share of employed prime-age workers since the spring of 2001. This underscores the rapid job market rebound since the pandemic. It took nearly 13 years for this ratio to recover after the Great Recession. It took only three years for this to occur after the pandemic.

While we have been critical about the hefty amount of pandemic aid Congress pumped into the economy, especially the American Rescue Plan that President Biden and Democrats enacted in 2021, one clear benefit of the multiple aid packages was a quick bounce back in labor demand.

Companies were so desperate for workers that they began hiking pay and offering flexible work situations. Better pay and better conditions lured many people back to work. The pay surge was especially strong for workers earning less than $20 an hour. On top of that, bosses were more willing to work around people’s desires to spend time with their families or participate in hobbies. It is unsurprising that the employment surge is occurring alongside a record number of Americans taking parental leave.

The employment gains have been broad-based. The Black unemployment rate hit an all-time low of 5 percent in March. That’s still higher than the White unemployment rate (3.2 percent), but it marks the smallest gap on record between the Black and White rates. It’s yet more encouraging news that this jobs recovery is reaching many Americans. There has even been some increase in older workers returning to jobs, along with more legal immigration, both trends that should be celebrated as the country faces the high cost of retiring the baby boomers.

This economy is still far from perfect. Inflation remains a heavy burden, especially for low-wage workers facing steep rent increases and food costs. But the job gains are extraordinary.

The takeaway for the Federal Reserve is that “full employment” — the achievement of which is half of the central bank’s dual mandate — is more expansive than Fed officials realized; the right conditions will encourage many more people to come off the labor market’s sidelines than they imagined. They keep learning this lesson as workers defy expectations. The takeaway for Mr. Biden and Congress is to keep pushing policies that help people get back to work, including public transit and aid to families struggling to afford child care. The takeaway for employers, most of all, is that higher pay and more flexibility get results.

 

 

Botón volver arriba