El 59% de los votantes socialistas no quiere un pacto con Podemos
Ante una cita electoral marcada como nunca antes por la urgente necesidad de alcanzar un pacto de gobierno desde el mismo momento en que se cierren las urnas el próximo 26 de junio, ningún partido va a poder arrogarse la certeza de conocer qué quieren los españoles. Tras el fracaso de las negociaciones para investir presidente tras las elecciones de diciembre y la convocatoria de nuevos comicios, los ciudadanos parecen mucho más desorientados que antes. Su opinión sobre los acuerdos que pueden producirse después del 26-J es enormemente difusa. Tanto, que a la hora de elegir una fórmula de Gobierno se impone la indecisión de quienes carecen de una respuesta sobre cualquier otra alternativa: un 29% de los entrevistados no sabe o no contesta qué alianza prefiere para gobernar España.
Pero, pese a la confusión general, la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO ofrece señales sobre las preferencias actuales de los votantes. Tras los indecisos, la opción de un pacto entre el PSOE y Podemos es la que más respaldo recaba -21%- ante otras combinaciones. Sin embargo, es con diferencia la alianza que esperan los votantes de Pablo Iglesias (el 75% la apoya), pero en ningún caso los del PSOE. En su caso, el 59% de sus electores está en contra de ella. Casi dos tercios.
El dato demuestra que los cuatro meses de negociaciones tras el 20-D han dejado huella. Pedro Sánchez escogió como socio principal para su intento de investidura a Albert Rivera con la esperanza, casi ciega, de que Iglesias acabaría absteniéndose. La negativa del líder de Podemos parece haber hecho mella en el electorado socialista. Desde diciembre hasta ahora se observa una evolución en las predilecciones de sus votantes, según reflejan las encuestas publicadas por este diario. En las semanas previas al 20-D, cuando las opciones de acuerdos postelectorales no pasaban de ser meras entelequias, el voto socialista estaba dividido, casi a partes iguales, entre los que apuntaban a Iglesias como socio (37%) y los que lo hacían con Rivera (34%).
En febrero, con el rompecabezas de los resultados ya sobre la mesa y las negociaciones entre el PSOE y Ciudadanos en marcha, el votante socialista (45%) respaldaba una posible investidura de Pedro Sánchez con el apoyo de Rivera. Ahora, cuando esta vía ya ha fracasado y ante el 26-J parece cegada, el voto socialista no vira sin embargo hacia la alianza con Podemos e IU. Al contrario, la rechaza con más fuerza.
El votante del PSOE no ve claro el camino. En esta ocasión no se pregunta directamente por un pacto PSOE-Ciudadanos, por su demostrada inviabilidad. Pero sí por la fórmula PSOE, Podemos y Ciudadanos, que es la que defendió Sánchez durante las negociaciones y que tampoco cosecha la simpatía de los afines. Es de hecho la opción más rechazada: el 60% del voto socialista está en contra, el 62% del de Podemos y el 83% del de Ciudadanos.
En el caso del PSOE, el rechazo de su electorado es aún mayor cuando se le pregunta por cualquier fórmula que incluya al PP. El 73% no quiere un pacto con Mariano Rajoy y el 74% rechaza también un acuerdo a tres PP, PSOE, Ciudadanos.
Dejando a un margen la disección del universo socialista, en términos generales vence la alternativa de izquierdas que defiende Podemos (el Gobierno con el PSOE) sobre la propuesta de gran coalición que impulsa el PP. Sólo un 8,4% de apoyo cosecha esta última fórmula frente al 21,2% de la alianza PSOE-Podemos.
En estos dos extremos es donde se percibe con claridad la brecha generacional que se está produciendo en España. El acuerdo entre PP y PSOE sólo cuenta con el respaldo de los mayores de 65 años (un 48% lo avala) y es justo esta franja de edad la que más se opone al pacto PSOE-Podemos (80%). La explicación es que los votantes más mayores se decantan por el PP. En este sentido, la estrategia popular de polarizar la campaña y de explicar qué supondría la llegada de Iglesias al Gobierno con ejemplos concretos de la política que aplican en comunidades y ayuntamientos puede resultar efectiva. Pero comporta un riesgo: se trata de un discurso con muy pocas opciones de conquistar a nuevos votantes.
El sondeo de Sigma Dos pone también de manifiesto que el distanciamiento que se ha producido entre PP y Ciudadanos no se ha reflejado en sus entornos. El cambio en la narrativa de Rajoy no ha llegado a sus bases. Antes del 20-D, Génova preveía que se podría mantener el Gobierno gracias a un acuerdo postelectoral con Ciudadanos. Ya en campaña saltaron las alarmas al comprobar en los sondeos diarios que la suma de ambos quedaba muy lejos de la mayoría absoluta, porque Rivera iba a estar lejos de las cifras que le daban las encuestas. A mediados de la segunda semana de campaña en la dirección del PP comenzó a instalarse esta certeza, que se confirmó la noche del 20-D.
Con las urnas ya abiertas, Rajoy comenzó a apelar a un acuerdo a tres con PSOE y Ciudadanos. En esas primeras semanas, los populares se referían a Rivera como un socio prioritario. Pero su acercamiento al PSOE, su voto a favor de Sánchez en la investidura y sus feroces críticas a Rajoy acabaron por descabalgarle de la ecuación. A partir de ese momento, el PP profundizó en que la alternativa a los «experimentos» de Sánchez sólo podías ser el acuerdo PP-PSOE. Si Rivera quería sumarse, pues bien, pero no era necesario. Frente a ello, lo cierto es que esta apuesta no cuenta con el refrendo del votante popular, que mayoritariamente escoge a Ciudadanos como compañero de viaje favorito en el Gobierno frente al PSOE. El 81% respalda que el PP pacte con Rivera, frente al 61% que apoya que lo haga con Sánchez.
En el caso de C’s, sus afines no son tan categóricos. La opción mayoritaria es el acuerdo con el PP (65,9%), pero otro 65,3% avala también el tripartito PP-PSOE-C’s. A lo que se oponen claramente es a cualquier fórmula con Podemos.
De forma general, entre el 21% de aval que recibe el pacto PSOE-Podemos y el 8,4% que registra el acuerdo PP-PSOE, hay otras opciones que, aunque obtienen respaldo, no acaban de encandilar. Para el 17% de los entrevistados, la mejor coalición electoral sería PP-Ciudadanos, idea sustentada por el votante de centroderecha. El 15% escoge la suma de PP-PSOE-Ciudadanos y el 8,6%, a PSOE-Ciudadanos-Podemos.
Estas fórmulas a medio camino entre los dos extremos convencen al electorado de entre 45 a 65 años. Pero lo que más atrae a todos aquellos que aún no han llegado a la jubilación es el acuerdo PSOE-Podemos. Esto lo explica el posicionamiento a favor del voto de Podemos (62%), IU (46%) y de algo del PSOE (24%). La atracción por esta fórmula de los votantes de Iglesias casi triplica a los de Sánchez.
Pese a las dudas, la preferencia por la alianza PSOE-Podemos confirma el avance de la formación morada. En el sondeo se confirma que Iglesias adelanta a Sánchez en votos (23,7% frente a 20,3%) y escaños (80 frente a 77). Y pone de manifiesto también que, pese a la postura de Rajoy, la apuesta por la gran coalición carece por ahora de sustento electoral.
Una parte del PP teme que ganar otra vez las elecciones les conduzca irremediablemente a un Gobierno en minoría. Que tal vez el PSOE y Ciudadanos permitan la investidura de Rajoy, pero que en la práctica resulte imposible gobernar. La encuesta aleja esta posibilidad, ya que la mejora del voto del PP (31% y 130 escaños) y la supervivencia electoral de Ciudadanos (14% y 37 diputados) les deja a nueve escaños de la mayoría absoluta. En ese caso, la coalición resultante está clara, a merced sólo de la abstención o el apoyo de partidos como el PNV, según los cálculos que hacen en Génova.