El año de Miggy
El venezolano Miguel Cabrera -Miggy en el beisbol de las Grandes Ligas- se aproxima a la temporada final de su larga y muy exitosa carrera en los parques de pelota. Esta semana se uniformó con sus Tigres de Detroit en los últimos, también, entrenamientos primaverales de su vida y de inmediato se colocó en el centro de atención de la prensa deportiva de Estados Unidos. No es para menos: Cabrera ya es uno de los más grandes jugadores de la historia del juego. Así lo indican sus números y sus logros.
«No quiero atención. No quiero ninguna distracción para nuestro equipo», dijo el lunes en la mañana, poco antes de la primera práctica, con los medios amontonados a su alrededor.
Los Tigres de Detroit, una legendaria franquicia beisbolera fundada en 1894, vive desde hace unos años un período de reconstrucción para volver a ser el conjunto ganador que coleccionó cuatro campeonatos divisionales consecutivos entre 2011 y 2014 y disputó la Serie Mundial de 2012. Los años del esplendor de Miguel Cabrera, en particular ese de 2012 cuando logró una hazaña pocas veces vista en «el mejor beisbol del mundo»: la triple corona de bateo. La última vez que alguien lo había logrado fue en 1967.
La historia de los venezolanos en las Grandes Ligas comenzó en 1939 cuando Alejandro Carrasquel «el Patón» debutó con los Senadores de Washington en abril de ese año y se dio el lujo de ponchar al gran Joe DiMaggio, la estrella de los Yanquis de Nueva York, célebre también por ser tiempo después el marido de Marilyn Monroe. Alfonso «Chico» Carrasquel seguiría 10 años más tarde la senda de su tío en los Medias Blancas de Chicago, equipo que los venezolanos harían suyo con la llegada de Luis Aparicio, nuestro único miembro en el Salón de la Fama del beisbol estadounidense.
Los venezolanos son la tercera nacionalidad más repetida entre los jugadores de las Grandes Ligas, tras los estadounidenses y los dominicanos. La temporada del año pasado la iniciaron 71 de los nuestros. Una marca que se puede superar en este 2023.
Cabrera se pone a punto para su vigésima primera temporada. Debutó con los Marlins de Florida (ahora de Miami) en junio de 2003, con apenas 20 años y unos días, y lo hizo a lo grande con un jonrón para definir la victoria de su equipo. Ese año fue campeón de la Serie Mundial y para la temporada de 2008 ya estaba en los Tigres -como su equipo en Venezuela, los Tigres de Aragua- donde ha redondeado una carrera de leyenda: es solo uno de 7 peloteros en la historia con 3.000 hits (que consiguió el año pasado) y 500 jonrones (a los que llegó en 2020) y uno de tan solo 3 si se agrega un dato más: promedio de más de 300 puntos, que define la excelencia en el bateo.
Muy cerca de cumplir 40 años, Cabrera, criado en el barrio La Pedrera de Maracay, llamó la atención de las grandes organizaciones del beisbol estadounidense desde que era un adolescente. Su primer cheque fue por 1,8 millones de dólares. Una inversión a futuro que reportó a sus equipos altos dividendos.
A Cabrera lo espera el Salón de la Fama. Un jugador que puso el foco en su carrera, superó lesiones y concitó la admiración de sus compañeros y rivales. Un orgullo venezolano entre tanta desolación.