El asesinato de dos demócratas tiñe de sangre las protestas de EE.UU.
El atacante, identificado como Vance Boelter, tenía un listado de víctimas, lo que ha llevado a la Policía a definir el atentado como un «crimen político»

Manifestación contra Donald Trump en Florida este sábado –
EE.UU. se preparaba para amanecer este sábado en plena tensión, en una jornada con de protestas organizadas contra Donald Trump en cientos de ciudades de todo el país, después de una semana de disturbios y despliegue del ejército en Los Ángeles y con una demostración de fuerza del propio presidente de EE.UU., que se regaló un desfile militar. La mañana se ensombreció mucho más cuando empezaron a llegar las noticias desde Minnesota: un hombre disfrazado de policía había atacado a dos políticos demócratas locales y a sus cónyuges en sus domicilios de los suburbios de Mineápolis, la principal ciudad del estado.
Una de las víctimas, la diputada estatal Melissa Hortman, y su marido, Mark, fallecieron en el ataque. El otro político demócrata, John Hoffman, senador estatal, y su mujer, Yvette, sobrevivieron a los disparos. Los médicos aseguraron que mantenía un «optimismo cauto» sobre que salieran con vida.
La policía se encontró al atacante en el domicilio de Hartman en Brooklyn Park, un suburbio de Mineápolis. Eran las tres y media de la mañana -diez y media de la mañana del sábado en España- y el hombre iba pertrechado con un chaleco, un taser -una pistola de descargas eléctricas- y una placa de policía. Fuera de la casa había un coche que aparentaba ser de la policía.
«Era alguien que claramente se hacía pasar por un agente de policía», aseguró el jefe de la policía de Brooklyn Park, Mark Bruley.
El hombre disparó a la policía que acudió al domicilio de los Hortman y consiguió «escapar en medio del intercambio de fuego», detalló Drew Evans, que lidera el cuerpo de investigación criminal de Minnesota.
Un listado de nombres
Según Bruley, la policía encontró en el vehículo del atacante un manifiesto con un listado de nombres a los que buscaba atacar, incluidos los dos legisladores que mató.
Antes del ataque en el domicilio de los Hortman, el atacante había intentado lo mismo en el de los Hoffman, en un suburbio cercano a Brooklyn Park. La policía llegó a su casa hacia las 2 de la mañana y los encontró heridos.
Según la policía, el sospechoso de perpetrar el ataque es Vance Boelter, un hombre de 57 años.
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, que en la campaña pasada electoral fue candidato a vicepresidente junto a Kamala Harris, aseguró que el acto se trataba de un «asesinato político».
«Me han informado del terrible tiroteo que ha tenido lugar en Minnesota, y que parece un ataque específico contra legisladores estatales», escribió Trump en su red social, varias horas después de que se conociera el asesinato. El presidente prometió que los responsables serán perseguidos «con toda la ley» y defendió que «esta violencia horrorosa no será tolerada en EE.UU.».
Ataque contra manifestantes
Las autoridades creen que Boelter tenía también intención de atacar a las manifestaciones locales contra Trump organizadas para el sábado en Mineápolis. En el coche encontraron papeles en los que estaba escrito ‘Reyes No’, el lema de la movilización nacional contra el presidente de EE.UU., al que los organizadores acusan de comportarse como un tirano, de llevar a EE.UU. hacia el autoritarismo.
Las protestas en todo Minnesota se suspendieron, ante el temor de los organizadores a que la situación, en plena tensión, se descontrolara más. Mineápolis ha sido en el pasado un escenario de disturbios violentos; en especial, tras la muerte de George Floyd, el hombre negro asesinado por un policía blanco, un episodio que desató protestas y movilizaciones en todo EE.UU. en el verano de 2020.
Trump sí mantuvo su desfile militar en Washington, al igual que la mayoría de las protestas contra el presidente. La de Nueva York, por ejemplo, reunió a decenas de miles de personas, a pesar de la lluvia que mojó a la Gran Manzana durante buena parte de la tarde de ayer.

«Estoy aquí porque nuestro país está cayendo hacia el fascismo y sufriendo una crisis constitucional», aseguraba a este periódico Nancy Everett, que portaba una bandera de EE.UU.
Otros llevaban carteles de todo tipo, la mayoría centrados en atacar a Trump y la dictadura que los manifestantes alegaban que busca imponer a la democracia más vieja y estable del mundo. Marchando por la Quinta Avenida se escuchaban gritos de ‘¡Reyes no!’ o ‘¡La democracia es esto!’ y se leían mensajes como: ‘La América de Trump es antiamericana’, ‘Este hombre salvó a EE.UU. de un tirano, no más tiranos’ (con una foto de George Washington, el líder rebelde en la guerra de la independencia contra el Reino Unido de Jorge III) o ‘La democracia muere con el silencio, resistid’.
Restablecer la democracia
«Tenemos que restablecer la democracia», decía Pat, otra manifestante que prefería no dar su apellido. «Está abusando del poder presidencial, haciendo cosas que sabe que no puede hacer», aseguraba sobre Trump.
Muchos de los carteles tenían también que ver con las redadas contra inmigrantes decretadas por la Administración Trump y que fueron la chispa que provocó las protestas de la última semana en Los Ángeles. «Están persiguiendo a mi gente, destruyendo familias, secuestrando y desapareciendo gente como hacían en mi país», defendía Luisa Pérez, ciudadana estadounidense, pero de origen guatemalteco. «La situación está mal, pero si nos quedamos en silencio solo va a empeorar».
Marchas multitudinarias como esta se celebraron en todo el país, desde grandes ciudades como Chicago, Atlanta o Houston, hasta localidades pequeñas. También en Los Ángeles, con una presencia abundante de manifestantes. Entre ellos, las integrantes del grupo musical ruso Pussy Riot, disidentes del régimen de Vladímir Putin. Se subieron a la escalinata del ayuntamiento y desplegaron una pancarta con el lema: ‘Esto se empieza a parecer a Rusia’.