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El bien superior de la izquierda

Es preocupante que el bien superior de Chile no impulse a la derecha a unirse como lo hace la izquierda para lograr vencer en las urnas. Es que Chile no resiste otro gobierno incompetente como el actual.

 

 

Para la izquierda, el propósito más importante a lograr en una elección es derrotar a la derecha. Y para ello, están dispuestos a todo.

En el caso de la elección en el Senado, el senador Ricardo Lagos Weber, entrevistado en Diario Financiero, comentó lo difícil que le resultó a su sector votar por Ossandón, un representante de la derecha, y puso el ejemplo de dos militantes del PC, un senador del Frente Amplio y Fabiola Campillai que votaron por él, resaltando que su sector fue capaz de unirse por ese bien superior que era llegar a la testera del Senado y derrotar a la derecha.

Y lograron su propósito por iniciativa del propio Ossandón, pues según explicó el senador Lagos Weber, éste comenzó a hablar con muchos senadores oficialistas y les dijo: “Mire, tengo tantos votos y voy a ser presidente del Senado si ustedes me apoyan”, lo que era muy difícil para el oficialismo, pero Ossandón les planteó que “para hacer esto, que para ustedes es difícil, les propongo que compartamos la testera y voy a generar el espacio para que con esos mismos votos que me van a apoyar para ser presidente del Senado, tengan una vicepresidencia y tengamos una mesa transversal”.

Y lo que lograron -por chiripazo como lo confidenció el senador Lagos- fue un quiebre muy importante en la derecha y además, por estar  en la mesa del Senado, tener la capacidad de influir en las prioridades y los ritmos legislativos, lo que en un año de elecciones es relevante.

Lo importante de este episodio es entender que la izquierda, para alcanzar el poder, es disciplinada, capaz de dejar de lado sus diferencias y votar incluso por alguien de la vereda opuesta a su sector, pero que le resulta instrumental para alcanzar su propósito. Y lo trascendental de este episodio es entender que harán todo lo posible por tener una primaria entre todos los partidos oficialistas para lograr llegar a la elección presidencial de noviembre con un solo candidato, y todo lo que sea necesario para competir con una sola lista en las parlamentarias y así obtener un número de senadores y diputados que les permita tal vez obtener una mayoría en la Cámara, aspirando a lo mismo en el Senado.

Mientras tanto, en la derecha pareciera ser que no les preocupa demasiado lo que la izquierda fue capaz de lograr, gracias, por supuesto, a la ambición personal del senador Ossandón, que prefirió inferirle una derrota a su sector en lugar de que la oposición lograra mantener el control del Senado, particularmente en este año tan decisivo para el futuro de Chile.

Y  la mejor demostración de que no les importa demasiado lo ocurrido es que el senador Ossandón no sufrió sanción alguna por parte de su partido, como si nada hubiese ocurrido. Ni siquiera una sanción ética. Nada.

Entonces, la pregunta que surge es dónde está esa hambre por conquistar el poder. ¿Existe realmente? Cómo es posible que se le permitiera a la izquierda tener influencia y autoridad sobre cómo, cuándo y  con qué urgencia tramitar iniciativas legislativas en un año en que se juega el destino de Chile y además, ser parte de la mesa del Senado, habiendo tenido la mayoría  para haber ganado la elección y encima no sancionar al menos con un llamado de atención a quien traicionó a su sector.

Es preocupante que el bien superior de Chile no impulse a la derecha a unirse como lo hace la izquierda para lograr vencer en las urnas. Es que Chile no resiste otro gobierno incompetente como el actual. No resiste nuevos casos «Casa de Allende», por una presunta ignorancia, tanto de 17 abogados y otros tantos asesores como del propio Presidente, de la ministra Fernández y de la senadora Allende de que ese contrato vulneraba la Constitución. Y si fue realmente ignorancia, la gravedad es aún mayor.

Chile no resiste contar con parlamentarios que votan sin saber qué están votando, como la diputada Yeomans contra el TPP11. No resiste la arrogancia de una seudo superioridad moral cuando al poco asumir se conoció el robo de computadores de Jackson, el caso Convenios y la corruptela asociada. No resiste la inepcia ante una tragedia como el incendio de la V Región, donde las víctimas aún no tienen donde vivir. No resiste más la inseguridad. No resiste los errores del Ministerio de Hacienda y la Dipres. No resiste más exabruptos en las relaciones internacionales. Chile requiere un cambio ahora, ya.

Pero para lograr ese cambio se requiere ganar la elección presidencial y tener mayorías parlamentarias, lo que se consigue con unidad. De lo contrario, como la izquierda seguirá haciendo todo lo necesario por el bien superior de ellos; es decir  derrotar a la derecha y retener el poder, el riesgo de no ganar los comicios de noviembre por falta de unidad, se incrementa exponencialmente.

La tarea es impedir que aquello ocurra, conquistar la presidencia y una mayoría parlamentaria que permita gobernabilidad, lo que sí se puede lograr con voluntad, generosidad y posponiendo los intereses personales por el bien superior del país.

Esa es la labor que Chile nos demanda.

 

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