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El cambio de nombre de Kaliningrado desata un enfrentamiento entre Polonia y Rusia

Varsovia ha decidido renombrar el enclave bajo el nombre en polaco, Moscú ha calificado la decisión de «acto hostil»

Frontera Polonia-Rusia

Militares polacos fortifican la frontera entre Polonia y el enclave ruso de Kaliningrado. EFE

 

Polonia, principal aliado de Ucrania en la guerra contra Rusia, ha decidido cambiar el nombre al enclave de Kaliningrado, bajo su nombre polaco Królewiec, desairando así a Moscú.

 

En un comunicado oficial, la Comisión para la Normalización de Nombres Geográficos de Fuera de la República de Polonia justificó el cambio por considerar que el nombramiento en 1946 de Kalinigrado, en honor del mandatario soviético Mijail Kalinin, fue «un bautizo artificial sin relación con la ciudad ni con la región».

 

El Kremlin ha contestado inmediatamente y ha calificado la decisión de «locura» y «acto hostil». «Eso ya no es rusofobia, son procesos que rozan la locura y que ocurren ahora en Polonia», ha denunciado el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en rueda de prensa.

 

Kaliningrado, situada en un enclave entre Lituania y Polonia en la costa del Báltico, era conocido por el nombre alemán de Königsberg hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue anexionada por la Unión Soviética y rebautizada en honor del político Mijaíl Kalinin.

 

Varsovia defiende que la conexión de Kalinin con la masacre de Katyn de 1940 –en la que miles de oficiales polacos fueron ejecutados por las fuerzas soviéticas– tiene connotaciones negativas. Kaliningrado quedó aislada de Moscú cuando Lituania se independizó durante la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

 

«A la luz de los acontecimientos relacionados con el ataque ruso a Ucrania, la imposición del llamado imperio ruso (…) nos obliga a fijarnos en la importancia de los nombres impuestos que son controvertidos y no pueden ser aceptados por Polonia», explica el país europeo.

 

Además, el Gobierno polaco espera terminar a finales de este año la ampliación de un canal de 1.300 metros de longitud para conectar el puerto polaco de Elblag (norte) con las aguas abiertas del Báltico, y así impedir que sus barcos tengan que utilizar el canal construido por los rusos frente a Kaliningrado.

 

 

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