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El camino del desprecio

Lo volverán a sacar a patadas de Ferraz, como cuando tuvieron aquel miedo atroz a que hiciera todo lo que ha hecho

Nada de lo que está pasando está sucediendo realmente. Todo lo que ven es falso. El barco se hunde y veremos cómo los que hoy callan hablarán no tardando. Veremos cómo los que hoy guardan silencio gritarán que ya decían ellos que todo esto era una locura y que nunca estuvieron de acuerdo. Dirán que se vieron obligados y que, además, puede dar fe de ello su amigo Calimero –nombre en clave–, que mostrará conversaciones liberadoras con fecha de ayer creando una nueva disidencia, una nueva resistencia, una nueva clandestinidad, un nuevo mito fundacional del PSOE: del antifranquisimo al antisanchismo. El Suresnes digital.

Para ello, solo falta que se concrete el descalabro en mayo. Los veremos –lo cantaba Aute– como reptiles al acecho de la presa. Se impondrá otro relato, el del victimismo, el del monstruo Sánchez como un Moisés inverso que guio al socialismo a un precipicio. Frente a eso, se erigirá triunfante su némesis, el otro animal mitológico, el buen socialista, el hombre comprometido con ‘foulard’ que solo quería el bien común, acabar con el ‘farcihmo’ y parar a la extrema derecha para que los pobres pudieran seguir estudiando y yendo al médico; la profesora con el pelo teñido de algún color imposible que, con un corazón volcado en el bien de las mujeres, del planeta y de las pensiones no contributivas, admitirá que se les nubló el entendimiento porque el ‘presi’ tenía al resto hechizados. Personalmente, ella siempre se lo olió. Y que la culpa era de la crispación –de la derecha–, que ellos solo fueron víctimas, nunca cómplices y mucho menos culpables. Porque no son solamente ‘el pueblo’ sino todo el pueblo, ‘el pueblo progresista’, ‘la mayoría social’. El pueblo elegido. Y así, Sánchez se convertirá en el chivo expiatorio a través de cuyo sacrificio se purificará a todo el Israel feminista y de progreso.

Y nos harán creer que esto no ha tenido lugar, que son gajes del oficio y que lo importante es que el partido sabe reaccionar cuando pasan estas cosas, porque las bases socialistas han salvado España una vez y lo volverán a hacer. Y entonces lo volverán a sacar a patadas de Ferraz, como cuando tuvieron aquel miedo atroz a que hiciera todo lo que efectivamente ha hecho. Solo que ahora les parece bien.

Lo harán porque no podrán soportar el desprestigio, el descrédito, el desprecio del vecino del cuarto, las miradas de los amigos de su hijo en la reunión de padres. Lo hará Margarita Robles, preguntándose cada día cómo pudo caer tan bajo, cómo pudo querer compartir bando con Bildu y los golpistas contra los demócratas y contra las bases mismas del estado de derecho. Lo hará Juan Carlos Campo, que no podrá volver a levantar la cabeza cuando toda su profesión le trate como a un pobre hombre por duplicado. Porque el PSOE, al fin y al cabo, saldrá de esta. Y nos dará de nuevo lecciones de decencia. Pero me temo que será tarde para los que, con su voto, consiguieron que fuera legal robar al pueblo español. Y deseable derrocar su democracia.

 

 

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