El cerebro en la sombra de la trama de Podemos
El nuevo pilar del discurso de Pablo Iglesias, la ‘trama’, se basa en la tesis doctoral de un sociólogo de 31 años. Es Rubén Juste, que nos habla de la influencia del Ibex 35 en la política, del poder de los ‘lobbies’… y de si (de verdad) los empresarios españoles son los ‘supervillanos’ que retrata su obra.
Dice Pablo Iglesias que el libro es como la píldora roja de Matrix. O eliges la azul y aquí no ha pasado nada, o tomas la roja y -¡flash!- de repente todo cuadra. «Tomas distancia, ves ese gran plano general y todo empieza a adquirir sentido». La Expo de Sevilla, los Juegos de Barcelona, Samaranch, el Banco de España, el Rey, el franquismo, Solchaga, Aznar y Felipe, los amigos del Rey, el fútbol, los medios, Florentino, los bancos, las cajas de ahorro y las cajas B, Solchaga otra vez, las constructoras, Rato y Blesa… «Y todos esos nombres -alerta el líder de Podemos-, aparentemente desordenados e inconexos, empiezan a formar parte de una trama».
Rubén Juste es doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y realizó su tesis doctoral sobre las puertas giratorias en el Ibex 35, el principal índice bursátil español, que aglutina a las 35 empresas nacionales de mayor liquidez. Cuando estalló la crisis emigró a Australia y luego a Paraguay y Ecuador, donde ejerció como consultor político y profesor. Durante seis años, entre un paréntesis y otro en el extranjero, buceó en los archivos de la Bolsa y la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Hoy tiene 31 años y un libro: Ibex 35: una historia herética del poder en España. La píldora roja en el Matrix de Podemos.
¿Quién manda en España?
Manda la trama. ¿No?
¿Y eso qué es?
La trama es un sistema de relaciones entre política y empresas con la voluntad de generar un proyecto de país. Es un sistema de relaciones con capacidad de mando. No es un término que me entusiasme pero me parece muy explicativo de cómo funciona el poder en España. Son una serie de hilos que permiten explicar por qué se apuesta por determinadas opciones políticas y no por otras. Es organización y objetivos.
A finales de 2015, Manolo Monereo, padrino intelectual de Iglesias, firmó un ensayo junto al profesor Héctor Illueca titulado Por un nuevo proyecto de país. Se decía en aquel texto que «no hay política sin enemigo» y que el término «casta» se había quedado corto en el discurso bélico de Podemos porque ignoraba el poder económico, hablaba de corruptos pero no de corruptores y situaba los problemas en los procedimientos y no en los contenidos de la democracia. «Sería bueno, no será fácil, popularizar el término trama, la trama», reclamó Monereo. Y Pablo Iglesias tomó nota.
Más de un año después, Rubén Juste terminó su libro y envió una copia al diputado José María Guijarro, que a su vez se la hizo llegar al jefe de Podemos. En unos días Iglesias tuiteaba sus páginas subrayadas en fluorescente y presentaba el ensayo en el Teatro del Barrio de Madrid junto al autor y al actor Alberto San Juan. «Este libro marca un antes y un después», proclamó. Podemos ya tenía su nuevo vademécum.
El partido hizo de la trama un titular, varios hashtags, una web serie en YouTube y hasta un autobús que recorre estos días España con políticos, empresarios y periodistas caricaturizados en su carrocería. «La mafia del canapé», lo llamó su portavoz parlamentaria, Irene Montero. «Llevábamos tiempo dándole vueltas al término porque teníamos la sensación de que necesitábamos dibujar una diferencia entre nosotros y el resto de partidos en torno a un concepto que identificase no sólo a un grupo de personas, la casta, sino también a ese entramado de relaciones políticas y económicas ante el que nos posicionamos nosotros», explica Pedro Honrubia, uno de los pesos pesados del equipo de Argumentario de Podemos tras la evaporación del errejonismo. «Con la trama no queremos descubrir nada que no se sepa ya, sino buscar una explicación conjunta a algo que, de tan evidente que es, muchas veces no se ve».
Juste lo explica con otras palabras: «Todo el mundo sabe lo que hace el Rey pero nadie lo había comprobado. Todo el mundo intuye que el poder está muy concentrado o que hay muchas conexiones entre el poder político y el económico. Lo que hago yo es ponerle rostro, nombres, y aportar datos para que se vea hasta qué punto llegan esas conexiones».
El Palacio de la Bolsa de Madrid se inauguró en 1983. Tiene mucha luz natural porque su arquitecto era hijo de un broker y conocía el estrés del parqué. Ganó el concurso de adjudicación con un proyecto que se llamaba Sin paz no es posible el comercio. La idea era hacer las fotos en el interior del edificio y hasta el propio Rubén Juste lo negocia (sin éxito) argumentando a la conserje que su libro está en la biblioteca del Palacio. Vuelva usted mañana. «Es una pena porque el edificio tiene unas puertas giratorias de madera preciosas», se disculpa el escritor.
¿Qué diferencia al caso español de lo que ocurre en el resto del mundo?
Puertas giratorias hay en todas partes, lo que hace diferente al caso español son sus efectos. En EEUU existen y están reguladas, pero los efectos que pueden tener a la hora de que caiga determinada empresa o sea rescatada no son como los de aquí. Aquí desde el inicio de la crisis, sólo una empresa del Ibex 35 ha sido liquidada: Martinsa-Fadesa. En el caso del Ibex hay además 49 altos funcionarios del Estado en sus consejos de administración: 24 abogados del Estado, 11 economistas del Estado, cuatro inspectores de Hacienda… Esto sólo es similar a Corea del Sur y tiene que ver con que la construcción del capitalismo ha ido pareja a la construcción de la administración pública. Y hay veces que ni se distinguen.
¿Cuál diría que es la empresa más poderosa de España?¿Ahora mismo?
BlackRock.
Según el relato de Juste, la entidad de gestión de inversiones BlackRock, que no es española sino estadounidense, es «el gigante silencioso», el mayor inversor de la banca española. Participa en cinco de los siete bancos que cotizan en el Ibex y en otras 14 sociedades del índice. «Como su representante, el hombre más poderoso de España era Emilio Botín. Ahora sería su hija Ana Botín».
¿Ha recibido amenaza de algún tipo por publicar este libro?
No. Me encantaría que me contactara alguien de BlackRock, pero no he recibido ninguna llamada. No les gusta nada que hablen de ellos, pero no creo que les importe mucho mi libro.
¿Cree usted que hay algo de esta entrevista que no me vayan a dejar publicar?
Bueno… Le invito a averiguar los préstamos que ha dado Bankia a grandes empresas españolas en los últimos años de la crisis.
Me refiero al contenido de la entrevista.
Es que esto afecta a todo el entramado. Hay cosas que jamás saldrían a la luz.
En este país se ha dicho que el Ibex se inventó a Ciudadanos, que el Ibex no quería a Podemos y que el Ibex se cargó a Pedro Sánchez. ¿Cuánto hay de leyenda?
Todos los altos cargos tanto del PP como del PSOE han acusado al Ibex de estar en alguna conspiración. Cospedal dijo que ni los medios ni el Ibex acabarían con Rajoy y Sánchez les acusó directamente de intervenir en su caída. Hay una clara intervención aunque desde el Ibex lo nieguen. El Ibex está acostumbrado a mandar. En las empresas hay ex ministros, presidentes del Gobierno, y entienden el poder de una determinada manera, lo cual les hace naturalmente consejeros del poder político… Como mínimo.
¿Cómo funcionarían esas presiones que usted denuncia?
Es muy fácil. No es complicado cuando ves las conexiones entre el partido y las grandes empresas. Jordi Sevilla dijo que eso del Ibex era un engañabobos y que a él nunca le habían presionado. Pero en 2015, cuando tomó el mando del programa económico de Sánchez, con quien primero se reunió no fue con las bases de su partido, sino con los presidentes del Ibex. Y no sólo eso. Ellos le aconsejaron cerrar ese programa con Solbes y Solchaga. Así funciona la presión, con personas que participan y son parte de ese partido y que al mismo tiempo son dirigentes de esas empresas. Son canales de comunicación.
Pero luego llega Carmena a la alcaldía de Madrid y le sigue adjudicando contratos, por ejemplo, a Florentino Pérez. ¿Esto también es trama?
Carmena es Carmena, pero quien maneja los hilos es la administración del Estado. No creo que cualquier gobierno pueda cambiar esto. Carmena puede tener sus preferencias, pero es muy difícil cambiar el rumbo de las adjudicaciones públicas.
Desde que salió el libro, Iglesias ha participado en varias presentaciones. En el resto de la gira se han turnado diputados, asesores y senadores de Podemos. «Ya le he dicho a Pablo que tendremos que compartir beneficios», se ríe el autor. La primera edición se agotó volando a golpe de promoción y de tuit, incluido uno de Irene Montero comparando el valor de las empresas del Ibex con el PIB de España. «Churras con merinas», admite Juste. «Evidentemente son indicadores diferentes pero el problema no es ése, sino que no tenemos información sobre esas empresas. Hay mucho mito sobre lo que aporta el Ibex a España. Yo les pido, por favor, que lo digan. Si no quieren que se hable mal de ellos, que sean más transparentes».
¿Se siente usado por Podemos?
También me siento bien… No hay mejor recompensa para alguien que escribe que ser leído. Lo que sí me da miedo es que se tergiverse el discurso y que quede como eso, como un discurso, arrinconado. Conlleva ciertos riesgos que el libro esté asociado a Podemos, pero estoy dispuesto a asumirlos.
Días después de la entrevista el Boletín Oficial de las Cortes hacía público el fichaje de Rubén Juste como asistente en nómina de Podemos en el Congreso. 27.000 brutos al año y asiento reservado en el tramabús.
Para el partido, «la trama» es un discurso estratégico de fondo. Saben, cuenta Honrubia, que el plan no tendrá un efecto inmediato, pero acabará calando. «Una vez que se entienda el concepto trama, la gente tendrá la capacidad para dar una explicación a los escándalos que salen cada semana y entender que estos escándalos no son casuales, se producen por determinadas relaciones».
Se trata, al estilo Podemos, de encontrar una respuesta sencilla a un problema mucho más complejo. ¿El riesgo? Convertir el debate en una peli de buenos y malos con los grandes empresarios en el papel de supervillanos. «Ellos se han labrado esa imagen», justifica Juste. «Están acostumbrados a trabajar en la sombra. No es normal que no aparezcan en los medios los grandes empresarios. Si no quieren transparencia, no se pueden quejar de que tengamos esa imagen del empresario acariciando a su gato o, mejor dicho, acariciando la nuca de un político».