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El Chelsea cierra el Mundial de clubes con un baño al PSG de Luis Enrique

El brioso conjunto inglés, con un Palmer sobresaliente, sorprendió al gran favorito al título

                                              Cole Palmer abrió el marcador ante el PSGREUTERS

 

La primera Copa Mundial de Clubes de la FIFA ya es historia y la historia la hizo el Chelsea. Y la hizo a lo grande, con un baño monumental al PSG, el favorito absoluto, dominador del fútbol mundial, ganador de la Champions League, que atropelló hace unos días al Real Madrid. Contra pronóstico y con enfado mayúsculo, Luis Enrique se quedó sin cerrar una campaña fantástica levantando la primera copa del nuevo ‘mundialito’, con este formato cuatrienal, con clubes de todo el mundo y un mes de competición. Enzo Maresca, su homólogo en el Chelsea, le comió la tostada y la gloria. El PSG cayó por un 3-0 incontestable.

 

 

Chelsea 3-0 PSG

Final del Mundial de Clubes de la FIFA

  • Chelsea: Robert Sánchez; Malo Gusto, Chalobah, Colwill, Cucurella; Reece James (Dewsbury-Hall, min.77), Caicedo, Enzo (Santos, min.61), Neto (Nkunku min.78), Palmer y Joao Pedro (Delap, min.68).
  • París Saint-Germain: Donnarumma; Hakimi (Zaïre-Emery, min.73), Marquinhos, Beraldo, Mendes; Joao Neves, Vitinha, Fabián (Mayulu, min.73), Doue (Ramos, min.73), Kvaratskhelia (Barcola, min.58) y Dembélé.
  • Goles: 1-0, min.22, Palmer. 2-0, min.30, Palmer. 3-0, min.43, Joao Pedro.
  • Árbitro: Alireza Faghani (AUS). Amonestó a Neto (min.34), Caicedo (min.36), Gusto (min.40), Colwill (min.82) por parte del Chelsea. Y a Dembélé (min.87) y Mendes (min.94) en el PSG. Expulsó a Neves (min.84) por roja directa.

 

Nadie podía imaginar lo que ocurrió en los primeros 45 minutos en el MetLife de New Jersey. La solidez con la que compareció el Chelsea era esperada. No había recibido ningún gol en todas las primeras partes del campeonato. Lo inesperado fue el tono con el que se presentó el equipo de Luis Enrique: nervioso, desconcentrado y, lo que es más sorprendente, incapaz de controlar el partido desde el centro del campo.

El Chelsea olió sangre y fue a por ellos. Un cabezazo de Cucurella y un disparo ajustado de Palmer, tras dejada excelente de Pedro, fueron solo el aviso.

El partido pudo cambiar con una incursión de Fabián, que cruzó a un Doué demasiado generoso. Pudo marcar, pero eligió una jugada de videojuegos, la cesión a Hakimi. Cucurella lo vio y salvó al Chelsea. Poco después, Cole Palmer aprovechaba el regalo y marcaba el primero para el Chelsea en el minuto 21. El segundo, también lo hizo él, tras un amago fantástico, ocho minutos después.

Luis Enrique se comía a los suyos en la pausa de hidratación, con su centro del campo, la joya del PSG, descompuesto por el brío del Chelsea. Pero sus indicaciones no mejoraron al equipo parisino. El tercero llegó en el 43, con Cole otra vez de protagonista: un pase delicioso a Joao Pedro, que elevó con clase sobre Donnarumma. No se lo creían, todos de azul, ni los del Chelsea, en éxtasis, ni los del PSG, paralizados.

Fue una primera parte desconcertante para un torneo que ha dejado dudas. Antes de la final, el dueño del invento, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, calificó al Mundial de Clubes como «la competición de clubes más exitosa del mundo». Una exageración evidente frente a la calidad, la pasión y el prestigio con los que cuenta la Champions League de la UEFA. Y sobre todo después de un mes de ‘mundialito’ que no ha convencido a muchos: jugadores al límite, con el calendario estirado como un chicle; partidos intrascendentes entre clubes desconocidos, con estadios despoblados; temperaturas y horarios que complican la práctica del fútbol, además de las suspensiones y retrasos por las tormentas eléctricas; y que se cierra con un campeón, el Chelsea, que no ayuda para mejorar la talla del campeonato.

Trump, espectador de altura

Quizá a Infantino le pegó la hipérbole su compañero de palco, Donald Trump, un maestro en la materia. El presidente de EE.UU. ha asegurado que lo mejor de haber perdido la elección de 2020 -la que defiende, sin fundamento, que le robaron- es que eso le permitió ganar la de 2024 y celebrar en su segundo mandato tres grandes acontecimientos: el 250 aniversario de la fundación de EE.UU., que se cumple el año que viene; el Mundial, también en 2026, y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 2028. Y se presentó por primera vez en el mismo estadio que acogerá la final del Mundial el año que viene.

El presidente de EE.UU. llegó acompañado por la primera dama, Melania Trump, y satisfecho después de que ese mismo día Infantino abriera oficinas de la FIFA en la Torre Trump, en la Quinta Avenida. Una forma indisimulada de congraciarse con el multimillonario neoyorquino. Después Trump se llevó el disgusto de escuchar una pitada sonora cuando le enfocó la pantalla gigante del estadio.

Los Trump tardaron en volver al palco en el inicio de la segunda parte y se perdieron el arranque voluntarioso del PSG. Vitinha cogió por fin la manija del partido y el equipo se volcó sobre el área del Chelsea. Se encontró con un Robert Sánchez portentoso. Tras dos buenas intervenciones en la primera parte, el portero español espantó el fantasma de la remontada con una parada de mérito a disparo de Dembélé, que perdió en New Jersey credenciales para el Balón de Oro.

Ni los aspavientos de Luis Enrique en la última pausa contra el calor ni los últimos arreones del PSG evitaron la sorpresa. El Chelsea tiró de oficio para matar el partido. El campeón de la Conference League se comió al de la Champions. La única reacción real del PSG fue la bronca final, con golpes y empujones, con Donnarumma como triste protagonista.

 

 

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