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El Consejo Superior de la DC para Venezuela ante la visita de representantes del gobierno de EEUU a nuestro país
EL CONSEJO SUPERIOR DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA PARA VENEZUELA
Ante la inesperada y nada transparente visita de representantes del gobierno de Estados Unidos de Joe Biden, para iniciar negociaciones con la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, declara lo siguiente:
- Lamentamos y censuramos el proceso abierto por el Gobierno del presidente Joe Biden con la dictadura de Nicolás Maduro, por considerarlo en todos sus aspectos reñido con la ética y con la estética.
- El realismo político tiene sus límites, que son los valores éticos de la democracia. Las declaraciones del Senador Bob Menéndez, demócrata y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, que compartimos a cabalidad, son aleccionadoras al respecto: “Nicolás Maduro es un cáncer para nuestro hemisferio y no debemos insuflar nueva vida a su reinado de tortura y asesinato. Como tal, me opondría firmemente a cualquier acción que llene los bolsillos de los oligarcas del régimen con ganancias petroleras mientras Maduro continúa privando a los venezolanos de derechos humanos básicos, libertades e incluso alimentos”.
- Las aclaraciones posteriores del Gobierno del presidente Biden no han aclarado nada y revelan, eso sí, un pragmatismo sin principios. Han oscurecido cada vez más el comportamiento de sus emisarios en Caracas, dejando muchos e inconvenientes interrogantes. Han encontrado un rechazo bipartidista en el Congreso de Estados Unidos. El senador republicano Marco Rubio, igualmente ha señalado que “«el presidente premia a Maduro, a pesar de su alianza con Rusia»”
- Nos alegramos por la liberación de dos norteamericanos detenidos como rehenes por Maduro. Pero lamentamos profundamente que los enviados del gobierno norteamericano no abogasen por los centenares de presos políticos, civiles y militares, sometidos a torturas y tratos inhumanos en las cárceles de la tiranía. Como tampoco exigiesen la realización inmediata de elecciones auténticamente libres y democráticas, de acuerdo con estándares internacionales y con observación imparcial por los organismos multilaterales competentes en la materia. Los resultados de tan absurda misión así lo confirman. Los demócratas venezolanos nos sabemos y nos sentimos traicionados.
- El anuncio de que serán retomadas las negociaciones con el régimen de Maduro en México resulta aún más insólito y gravemente incongruente, puesto que uno de los mediadores más calificados en las mismas ha sido y es, justamente, el gobierno ruso de Vladimir Putin, agresor de Ucrania, apoyado por el régimen de Maduro.
- El Gobierno interino de Juan Guaidó ha expedido un comunicado en el que no hace crítica al desconocimiento tácito del que fue objeto en cuanto a su legitimidad constitucional, sin reparar, además, en los elementos de juicio que de un modo claro se hicieran los senadores Menéndez (D) y Rubio (R).
- Tras todo esto, lo que cabe subrayar como gravoso y en beneficio de la Venezuela decente y de gobiernos como el del presidente Iván Duque de Colombia, que han denunciado repetidamente y sin ambages el carácter dictatorial del régimen de Maduro y la penetración de su corrupción oficial en partes de la “oposición democrática”, es el empeño de grupos económicos y lobistas coaligados para alcanzar la eliminación de las sanciones impuestas por Estados Unidos a quienes han sido señalados como autores o cómplices de crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, lavado de dineros, y actos de corrupción alrededor del negocio petrolero venezolano.
- Al presidente Duque de Colombia, por consiguiente, le expresamos nuestro reconocimiento por su decidida oposición a todo intento de “normalizar” las relaciones políticas y económicas norteamericanas con la estructura criminal transnacional que tiene su asiento en la tiranía de Venezuela. La única alternativa, como bien lo ha señalado, es la salida del dictador y el regreso cabal de la democracia.
- Invitamos al gobierno norteamericano a que retome el carácter bipartidista de la política de Estado que hasta ahora se había asumido con relación a Venezuela.