El Decálogo de Barinas
1º. La respuesta obvia ante las ventajas, trampas, represión y abusos de poder de cualquier gobierno en materia electoral, no es la abstención. La respuesta ante el abuso no puede ser pasiva sino de indignación y movilización -electoral-. Si no se vota, no hay fundamentos para reclamar que le robaron el voto; sería uno mismo quien regala el cargo. ¿Qué tal si ante el abuso del gobierno de NM en la primera ronda electoral de Barinas, los barinenses se hubiesen declarado abstencionistas? No nos hubiésemos enterado del potencial que tenemos; el juego cambió.
2º. El triunfo del gobernador electo en la primera ronda, Freddy Superlano, fue de 113 votos; pero el de Sergio Galíndez fue de casi 50.000, por 14 puntos porcentuales.
3º. El crecimiento de esa ventaja se debió al incremento de la participación electoral en más de 10 puntos y a la inteligencia política de los votantes barineses que concentraron su voto en Galíndez (55,37%). Si los votantes del 09 de diciembre pasado hubiesen hecho lo mismo, la oposición tendría hoy 16/23 gobernaciones (en vez de solo cuatro) y unas 230/335 alcaldías (en vez de 124).
4º. Los votantes ignoraron a las “otras oposiciones”, las que tanto ha aupado el oficialismo. Regresó la polarización pues Claudio Fermín (1,77%), Adolfo Superlano (1,53%), Pedro Díaz (0,04%) y Jesús Macabeo (0,02%), tuvieron resultados – previstos por las encuestas- que hacen que nos preguntemos: “¿Y qué hacían esos otros cuatro candidatos en esa elección?”
5º. Es más, el gobernador electo, Sergio Garrido, fue el candidato de la MUD, la coordinadora de los partidos que más han llamado a la abstención. ¡Vea pues!
6º. Votar es la única vía que tenemos los ciudadanos independientes (75%) para expresarnos políticamente y, siendo los independientes ¾ de la población votante, fue una mayoría de independientes la que aportó el triunfo de Garrido. Los ciudadanos rebasaron a las organizaciones.
7º. El madurismo creyó que podía aprovechar la derrota de Argenis Chávez en la primera ronda para desplazar al chavismo con Jorge Arreaza. Pero ambas fracciones salieron derrotadas por el pueblo barinés y ante un grupo de partidos opositores a duras penas articulados, sin recursos y con baja conexión popular. Como el madurismo quedó peor que el chavismo, no se hizo esperar un movimiento interno mediante el cual los “chavistas de Chávez” buscarían recuperar el territorio que han perdido ante el madurismo. De la reivindicación de los partidos hablaremos en nuestra próxima entrega.
8º. El gobierno de Garrido y de los partidos que lo apoyan necesita posicionarse como un gobierno para todos los barinenses, sin distingo de colores; y como un gobierno de construir en vez de destruir al enemigo. No se puede ignorar que Arreaza obtuvo el 41% de los votos.
9º. Si el chavismo-madurismo se reivindica contribuyendo a recuperar el crecimiento económico y los servicios públicos con la empresa privada, trabajadores, gobernaciones y alcaldías estarían construyendo posibilidades de triunfo en las Presidenciales de 2024. Pero si mantienen el rumbo actual, se terminarían de ir a la ruina política, aunque dentro de la cual aún les quedan dos opciones bastardas: 1. Seguir jugando con ventajas, y apostándole a que la oposición vaya dividida y hasta a auparle candidatos para atomizarle el voto. 2. Sustituir el sistema de elecciones directas, universales y secretas de cada instancia de gobierno por un sistema de elecciones indirectas basado en las Leyes del Poder Comunal; convirtiéndonos en un régimen parlamentario y de partido casi único, parecido a Cuba y China. Deplorables formas de perpetuarse en el poder.
10º. Este decálogo de mensajes se completa con una alerta: La oposición no puede engolosinarse con este triunfo asumiendo que ganarle el referendo revocatorio presidencial a NM es una “papaya”. ¡Sí que lo es, y se ganaría con el 75 a 85% de los votantes. Pero revocar a NM no asegura la elección de un nuevo presidente con una orientación distinta, constructiva y unificadora. El problema está en que el Artículo 233 de la Constitución señala que, ante una falta absoluta del presidente durante los primeros cuatro años del período, se debe proceder a una nueva elección del nuevo presidente en 30 días consecutivos. Este mandato implica que el reto para los promotores del revocatorio no es ganarlo sino presentar, simultáneamente, un candidato presidencial de amplio consenso y apoyo, tanto de partidos como de otras organizaciones de la sociedad civil. Si el revocatorio no se presenta en conjunto con tal candidatura de unidad, en un plazo electoral tan corto, lo que tendería a ocurrir es que surjan demasiados candidatos opositores, algunos aupados por el oficialismo, los votantes tomen distancia ante semejante desorden, se desmotive el voto y que el gobierno ofrezca un candidato de cierto atractivo que pudiera ganar aunque sólo sea con el apoyo de 10 a 20% de los votantes inscritos.
@joseagilyepes