El deshielo molesta a los pingüinos
Fotograma del vídeo del evento Todos por Cuba Libre.
El deshielo entre Estados Unidos y Cuba, que aún no logra elevarse a la categoría de normalización de las relaciones, ha tenido reacciones encontradas en el entorno de la oposición y la sociedad civil independiente cubanas.
No puede hablarse de una polarización extrema, porque aunque de la parte inconforme se registran tonos muy agudos, abundan los argumentos y no faltan los insultos, del otro lado nadie ha llegado al aplauso explícito, a lo sumo a la aceptación pragmática de los hechos consumados y a la búsqueda de nuevas estrategias ante el actual escenario.
El recién finalizado encuentro Todos por una Cuba libre agrupó en Miami a unas 30 organizaciones del exilio e invitados de la Isla con el expreso propósito de reclamar «un verdadero cambio democrático en Cuba». La mayoría de los convocados desaprueba el acercamiento entre Washington y La Habana, apoya el embargo norteamericano y apuesta por «derrocar la dictadura de los hermanos Castro» por el camino de una explosión social.
Jorge Luis García Pérez Antúnez, Berta Soler, en representación de las Damas de Blanco, y Antonio González Rodiles, del Foro de Derechos y Libertades, promotores de iniciativas que mantienen una confrontación directa con las fuerzas represivas del régimen, confraternizaron allí con la crema y nata del exilio histórico, entre ellos los políticos cubanoamericanos Lincoln Díaz Balart, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart y el alcalde de Miami, Tomás Regalado, todos miembros prominentes del Partido Republicano y combativos adversarios de la política de Barack Obama hacia Cuba.
La alusión a que el cambio ha de ser «verdadero» sugiere una toma de distancia con un sector de la oposición más moderado
La alusión a que el cambio ha de ser «verdadero» apunta directamente a evidenciar la poquedad de las tímidas reformas emprendidas por el Gobierno de Raúl Castro y sugiere una toma de distancia con un sector de la oposición más moderado, que no interpreta la política de Obama como una traición a los opositores y que aspira a soluciones incruentas, incluyendo la apelación a plebiscitos, el uso de recursos electorales y un diálogo con los actuales gobernantes.
Entre los argumentos más reiterados por los enemigos del deshielo se menciona «el incremento de la represión» que se atribuye directamente a una supuesta «vista gorda» del Gobierno de Estados Unidos y de la Unión Europea ante las detenciones arbitrarias, golpizas, decomiso de recursos, amenazas, operaciones policiales para impedir la realización de reuniones y otras acciones. De esta represión se encargan efectivos de la policía política, del Partido Comunista y de las «organizaciones de masas».
No obstante, la aparente relación de causa y efecto entre el deshielo y el innegable aumento de la represión no implica necesariamente una culpabilidad de la parte tenida como causante. Vale la pena preguntarse hasta qué grado se elevaría la temperatura represiva si Estados Unidos accediera a las demandas de la oposición dura y recrudeciera el embargo, promoviera mayores fondos a los grupos más enérgicos y volviera a los tiempos en que lanzaba armas en paracaídas sobre las montañas del Escambray y promovía a través de la Agencia Central de Inteligencia iniciativas bélicas como la Brigada 2506.
Vale la pena preguntarse hasta qué grado se elevaría la temperatura represiva si Estados Unidos accediera a las demandas de la oposición dura
Todo el arsenal de medidas puesto en práctica en la actualidad por el Gobierno de Raúl Castro contra los opositores sería visto entonces como paños tibios y junto al retorno de los viejos tiempos de la confrontación entre Estados Unidos y Cuba volverían los fusilamientos, las largas condenas en las cárceles, el literal descabezamiento de la oposición política y la pérdida de una oportunidad de cambiar algo en Cuba de forma pacífica.
¿También tendría la culpa el Gobierno de Estados Unidos?
El evento Todos por una Cuba Libre tuvo entre sus muchos méritos el haber dado cabida a músicos y humoristas. Entre estos últimos el excelente artista plástico Alen Lauzán, quien mostró aquí unas inquietantes caricaturas donde se ve a unos pingüinos en La Habana protestando por el deshielo.
Como toda propuesta artística la imagen resulta provocativa y polisémica. ¿Qué resulta más apropiado en la Cuba de hoy: descongelar el ambiente o comportarse como un pingüino?