El deterioro de la economía dinamita la campaña electoral de Sánchez
La fortaleza de la economía era una de las grandes bazas del PSOE para el 10-N, pero los datos y el contexto se imponen: serán las primeras elecciones en desaceleración desde la crisis
Menos crecimiento, estancamiento en la creación de puestos de trabajo, agotamiento de la demanda interna, freno en la actividad inmobiliaria… Los signos de deterioro de la economía española son numerosos y, aunque muchos de ellos ya se podían atisbar desde hacer meses, la profunda revisión a la baja que la semana pasada llevó a cabo el Banco de España del cuadro macroeconómico los confirmó. Y esto, además de ser un elemento de preocupación para la población, supone un notable contratiempo para la campaña electoral del presidente en funciones, Pedro Sánchez.
La fortaleza de la economía era una de las grandes bazas del PSOE para los comicios del próximo 10 de noviembre, argumento del que no pueden gozar el resto de fuerzas y al que Sánchez y sus ministras económicas han querido agarrase en todo momento. Es más, probablemente lo seguirán haciendo en la campaña electoral. Pero los datos y el contexto económico dicen otra cosa: que se trata de las primeras elecciones en desaceleración desde la crisis.
CRECIMIENTO
«El ciclo económico en España se ha agotado», explica Gonzalo de Cadenas, director de análisis macroeconómico y financiero del servicio de estudios de Mapfre, quien añade que «la actividad se está desacelerando más de lo que se esperaba, algo que, por otra parte, es habitual en la economía española». Según las cifras del Banco de España, el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá un 2% este año, lo que supone una revisión a la baja de cuatro décimas respecto a su anterior estimación. Y, además, impedirá que la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, pueda cumplir su compromiso de mejorar la previsión oficial de crecimiento para este año, lo que hubiese sido un potente argumento en la campaña.
Como factores que agudizan la desaceleración, De Cadenas señala el Brexit, con especial incidencia en el millón de turistas británicos que recibe España y el gasto y la inversión en vivienda que llevan a cabo; la incertidumbre comercial; y la inestabilidad interna, que afecta a la toma de decisiones e inversión y detrae décimas de crecimiento.
EMPLEO
La evolución del mercado laboral está directamente relacionada con el crecimiento, especialmente en el caso de una economía como la española que precisa de sensibles repuntes del PIB para crear nuevos puestos. «La economía española no está ni mucho menos tan mal como, por ejemplo, la de Alemania, porque no le afecta tanto la guerra comercial o el Brexit. Pero sí hay un talón de Aquiles: España tiene que crecer en torno al 1,5% para no destruir empleo y nos estamos acercando a ese límite», explica Juan Ramón Rallo, doctor en economía.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya adelantó en abril que la tasa de paro apenas se reduciría en los próximos ejercicios y que se estancaría en torno al 14%. Aquella advertencia fue criticada por Calviño, que llegó incluso a apuntar que el Fondo se limita a «meter unos números en un modelo y ver qué resultado da» y que «probablemente no esté reflejando con exactitud lo que puede estar sucediendo en el mercado laboral».
En ese momento, tanto el Banco de España como la mayoría de los servicios de estudios apoyaban a la ministra, ya que consideraban que el desempleo sí se reduciría. Pero en su última revisión, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos constató que, en efecto, existe una fuerte moderación en el mercado laboral. «Desde mayo, el ritmo de creación de empleo se ha reducido a la mitad», señaló el director de economía y estadística del BdE, Óscar Arce. «La desaceleración en los meses de verano ha sido algo más intensa de los que esperábamos», ahondó en la rueda de prensa en la que presentó las nuevas proyecciones realizadas por su departamento.
Estas estimaciones señalan que la tasa de paro será del 14,1% al cierre de este año, apenas tres décimas menos en 2018, y que en diciembre de 2021 sólo se habrá reducido hasta el 12,8%. La cifra seguirá siendo muy superior a los datos previos a la crisis, por lo que 14 años después del inicio de la gran recesión el mercado laboral no se habrá recuperado. Y en ese momento, la economía estará creciendo a ritmos del 1,6%, lo que supone que se encontrará en niveles cercanos al que se estima como punto de inicio de la destrucción de empleo. Un escenario, por lo tanto, muy lejano al que un presidente quiere presentar en unos comicios en los que aspira a la reelección.
‘LADRILLO’ Y DEMANDA INTERNA
Dos aspectos fundamentales para la economía española y que, en ambos casos, están registrando una importante moderación. En el caso de la demanda interna, el Banco de España destaca que la «pérdida de vigor» es, una vez más, mayor de lo esperado. Y sobre el sector de la construcción, Arce subrayó que «desde finales de 2018, varios indicadores de la inversión en vivienda se han desacelerado», con la consiguiente consecuencia en la capacidad del ladrillo de tirar de la economía y crear puestos de trabajo. «La pérdida de dinamismo se ve reflejada principalmente en las compraventas, que se ralentizan a mayor intensidad en el segmento de la segunda mano», incidió.
AMENAZAS EXTERNAS
El complejo contexto internacional, tal y como se ha señalado, supone ya un factor negativo para la economía. Pero, función de como se desarrollen los acontecimientos, su impacto podría ser incluso mayor. «Depende mucho de lo que haga Gran Bretaña con el Brexit, que serán muy importante para las exportaciones. También está la situación de Alemania, y la guerra comercia, presenta episodios muy volátiles. Tenemos un entorno internacional muy complejo, y en ese contexto los empresarios retrasan las inversiones. Y la inversión es la que tira de la economía, del empleo», explica Rafael Pampillón, catedrático de la Universidad San Pablo CEU y del IE Business School. «Además, en México parece que los presupuestos de AMLO no han gustado a los mercados, en Brasil tenemos a Bolsonaro y en Argentina el kirchnerimo amenaza con no afrontar el pago del crédito concedido por el FMI» remata.
AJUSTE DE DÉFICIT
Ante la desaceleración, Sánchez podría estar tentado en presentar un incremento del gasto y déficit como promesa electoral. De hecho, esa fue una de las recetas que aplicó el anterior presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. El problema es que, precisamente como consecuencia de aquellas políticas y de la falta de ajustes por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, España es un país «sobreendeudado», afirma Rallo. En su opinión, Europa podría dar cierto margen en la contención del déficit y permitir que algunos países elevasen el gasto, «pero en el caso de las economías más endeudadas y con más déficit», como es el caso de España parece complicado».