Envueltos de nuevo en la polémica por sus acciones, tanto militares como simbólicas, los integrantes de la comandancia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, condicionan cualquier avance en el proceso de paz y el alto al fuego a lo que se discuta cara a cara, en Cuba, con representantes del Gobierno de Gustavo Petro y los mediadores internacionales.
De acuerdo con la revista Semana, desde Bogotá, la tercera ronda de conversaciones desde noviembre pasado, con las reuniones anteriores celebradas en Venezuela y en México, comenzarán el 2 de mayo en el Palacio de Convenciones de La Habana, según se ha acordado con los países garantes del proceso de paz y representantes de la Iglesia Católica colombiana.
En paralelo, en los días de Semana Santa, donde no se registraron hechos de violencia, la comandancia del ELN se pronunció desde territorio venezolano, donde está afincada: «Existe un proceso de diálogos en curso donde hay una agenda acordada. Son temas que aún no han sido negociados. Está previsto en el siguiente ciclo en Cuba poder trabajar el punto referido a participación de la sociedad y un cese bilateral al fuego».
El ELN no ha reivindicado como suyo un atentado con explosivos del pasado 29 de marzo. Un grupo irregular atacó a militares que vigilaban una infraestructura energética en el departamento de Norte de Santander, hecho en el que murieron nueve soldados. De forma taimada, los insurgentes aseguraron que mantienen acciones para defenderse de las agresiones de uniformados, militares y policías.
Tal como lo reseñó DIARIO DE CUBA, este ataque —uno de los más graves de los últimos meses—, se registró en una zona rural del municipio de El Carmen, en el departamento de Norte de Santander, unaregión estratégica para el cultivo de la hoja de cocay la producción de cocaína, próxima a la frontera con Venezuela.
Las fuerzas de seguridad del Gobierno de Petro atribuyeron este ataque al ELN y analistas vieron tambalear el proceso de paz con este histórico grupo insurgente, nacido en 1964 bajo la influencia de la entonces naciente revolución cubana. Sin cortar con el castrismo, diversas investigaciones independientes adjudican en la actualidad al ELN su fuente de financiamiento en el narcotráfico y el cobro de vacunas (dinero a cambio de protección) a ganaderos en las zonas fronterizas con Venezuela.
Uno de los negociadores en los diálogos por parte del Gobierno colombiano, José Félix Lafaurie, señaló que el ELN insiste en «torpedear la mesa» de negociaciones. A su juicio, se «impone abordar el cese al fuego unilateral si las negociaciones quieren conservar algo de credibilidad ante la sociedad» y deben cesar los hostigamientos a la población.
Este último aspecto es un señalamiento a otro suceso que enardeció a la opinión pública, dentro de Colombia. Fotos publicadas el 3 de abril mostraron a una patrulla de guerrilleros del ELN posando con seis menores de edad en el municipio de Tibú, en el departamento de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela.
Expertos han recordado que involucrar a niños, niñas y adolescentes en eventos de la guerrilla, haciendo uso de armas de fuego, puede constituir una violación al Derecho Internacional Humanitario.
Un día después de difundirse la foto, el presidente Petro rechazó este hecho: «Los niños y las niñas deben estar completamente al margen de esta guerra. Rechazamos cualquier actuación de los actores armados que involucre a menores de edad. La juventud debe ser protegida, jamás reclutada, fotografiada ni bombardeada».
Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), aseveró a medios de prensa que el ambiente de las conversaciones «se ha deteriorado» y espera que en el ciclo de Cuba haya al menos una ruta de desescalamiento de acciones armadas.
El clima de opinión pública, entretanto, se ha agriado mostrándose contrario al ELN. El primer comandante, Antonio García, una de las figuras protegidas largamente por Cuba, vio como Twitter le cerró su cuenta en dicha red social tras unos mensajes amenazantes contra las periodistas María Alejandra Villamizar y Vicky Dávila.
«Nuestro Gobierno defiende decididamente la libertad de prensa, uno de los pilares de cualquier democracia. Rechazamos los mensajes amenazantes contra las periodistas María Alejandra Villamizar y Vicky Dávila. Le pido a las autoridades garantizar la integridad de las periodistas», señaló Petro.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) emitió un comunicado para rechazar las amenazas a las periodistas: «esto atenta contra la independencia editorial de los medios y la libertad de prensa». También pidieron, no solo al ELN sino a los demás grupos que están negociando con el Gobierno colombiano, que «cesen las amenazas, intimidaciones y hostigamientos a la prensa».
Antonio García abrió una nueva cuenta en Twitter y dijo que con sus mensajes no lanzaba ninguna amenaza, sino que ejercía su derecho a expresarse, tras una columna crítica de Villamizar titulada «Nadie es eterno en el mundo».
Desde un punto de vista simbólico, el ELN desinfló el gran anuncio con el cual el Gobierno de Petro comenzó este 2023: «la paz total». El propio Petro dijo en los primeros días de este año que había acordado «un alto al fuego bilateral» con cinco organizaciones armadas por un lapso de medio año. En cuestión de horas, el ELN, uno de los más renuentes grupos a participar de diálogos de paz, descartó que tal cosa se hubiese acordado.
Petro, quien también militó en la guerrilla del M19, ha colocado «la paz total» como prioridad y una suerte de axioma de su gestión de cuatro años, que comenzó el 7 de agosto de 2022. Teniendo el acompañamiento de los regímenes de Cuba y Venezuela, y en conversaciones celebradas en Caracas, Petro se anotó en noviembre pasado un tanto al lograr sentar en la mesa de diálogo al ELN.