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El ELN se para de la mesa con más fuerza, pero más enemigos

Ayer el presidente Iván Duque inició una gira por las regiones en las que el ELN tiene su principal eje de acción para sostener consejos de seguridad y enviar las directrices que deberá seguir la Fuerza Pública tras el levantamiento de la mesa de diálogos de La Habana, como consecuencia del carrobomba que la semana pasada mató a 21 policías en Bogotá.

La Silla hizo un paneo en todo el país para revisar cómo está militarmente esa guerrilla, ahora que se cerró la puerta a la salida negociada y los elenos se convirtieron en uno de los objetivos principales del Gobierno.

Encontramos que el número de combatientes, según las cifras oficiales, creció al menos en 500 hombres armados con respecto al dato que se manejaba cuando inició la fase pública de los diálogos en marzo de 2016. Pasaron de 1.300 a tener entre 1.800 y 2 mil.

Sobre las milicias, que son las redes de apoyo en los territorios, hacen inteligencia y perpetran algunas acciones armadas, no está claro el número porque muchos se mueven como civiles y son clandestinos.

Aunque en estos casi tres años el ELN ha copado más territorio, especialmente por la desmovilización de las Farc, su dominio es frágil porque aún se lo está disputando con bandas criminales y disidencias para el caso del occidente y suroccidente, y con el EPL, en el Catatumbo en Norte de Santander.

Además, pese a que en el papel son una guerrilla más robusta, tienen en contra que vuelven a ser objetivo militar prioritario en medio de un relevo generacional que en algunos casos ha desgastado las relaciones que tienen con sus bases sociales, que, como ha contado La Silla, son el grueso de esa guerrilla y constituyen su Frente Amplio.

Eso último es clave porque el ELN se concibe así mismo más como una ONG armada -que un ejército como eran las Farc- en la que los combatientes constituyen sólo una fracción de la guerrilla, y el resto está constituido por miles de civiles, muchos de los cuales son orgánicos a ellos y han infiltrado el movimiento civil e instancias políticas en las zonas donde ellos tienen influencia.

Su lado fuerte estará en Venezuela. Allí ya tienen presencia en 12 de los 24 estados, y resguardo en medio de las maltrechas relaciones entre los dos gobiernos.

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