Ética y MoralPolítica

El energúmeno Leyva

 

No es la primera ni será la última vez que se conozca una noticia respecto de las salidas de casillas del geriátrico narcocanciller colombiano Álvaro Leyva Durán, un energúmeno maltratador que desde que llegó al ministerio de relaciones Exteriores de Colombia se ha dedicado a insultar subalternos y compañeros de gobierno, con la complacencia del presidente de la República.

Leyva no está en su cargo para manejar la diplomacia colombiana, sino para estructurar persecuciones judiciales y políticas contra sus enemigos y los enemigos de Petro, empezando por el expresidente Uribe Vélez.

Él fue el cerebro de la operación que desembocó en el arribó de Mancuso en la JEP, no sin antes acordar con el exjefe del paramilitarismo una serie de declaraciones incriminatorias contra Uribe.

Leyva es un tipo peligroso, dañino, enfermo por el poder. Nunca ocupó grandes responsabilidades de Estado —durante el gobierno de Betancur pasó fugazmente por el ministerio de Minas— y la posición que actualmente ostenta le llegó en el ocaso de sus días, cuando es evidente el acelerado deterioro de sus facultades mentales, a tal punto que quien realmente lleva las riendas de la cancillería es su siniestro hijo Jorge Leyva Valenzuela, conocido en el palacio de San Carlos como el Hunter Biden colombiano, en referencia al hijo corrupto del presidente de los Estados Unidos.

Los berrinches, los alaridos, las descompensaciones, el descontrol y la vulgaridad de Leyva Durán, que serían suficientes para que fuera retirado del cargo y remitido a un centro de atención de enfermedades mentales, son lo de menos. Lo que resulta realmente delicado es el acercamiento a regímenes criminales como el iraní, o mafiosos como el de Venezuela.

No puede olvidarse que la primera reunión que él sostuvo, en la mañana del 7 de agosto de 2022 fue con el vicepresidente de la República Islámica de Irán que fue invitado especialísimo a la posesión de Petro.

El relacionamiento de Leyva con el narcotráfico es algo de lo que no existe duda. Esa es la razón por la que durante más de dos décadas los Estados Unidos prohibieron su ingreso a ese país, veto que le fue levantado temporalmente por cuenta de su designación como canciller, pero una fuente que conoce los pormenores de la situación del ministro le aseguró a este portal que la decisión es inequívoca: el día que Leyva salga del ministerio, su visa volverá a ser revocada, como sucedió con el delincuente Armando Benedetti cuya visa temporal fue anulada por los EE.UU. cuando Petro lo echó de la embajada de Colombia en Venezuela.

Respecto del supuesto maltrato a la siniestra Martha Lucía Zamora, al decir popular ahí no hay bala perdida. No se sabe cuál de los dos protagonistas de la tal gresca es más ordinario, barriobajero y efervescente. Tomar partido por la cuestionada directora de la agencia de defensa del Estado significará desconocer la biografía, el temperamento, las mañas y el proceder criminal de esa alevosa pendenciera, responsable de muchísimos abusos y persecuciones ejecutadas a lo largo de su vida profesional que más parece una carrera delincuencial.

En cuanto a Leyva Durán, además de cuestionar sus maniobras y sus modales, no puede permitirse que los episodios relacionados con sus ataques de histeria desvíen la atención de lo fundamental: hay que poner la lupa en los posibles negocios y favorecimientos que está haciendo desde su cargo, pues probado está que el dinero es, hoy por hoy, lo único que puede llevarlo al éxtasis.

 

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