DictaduraEconomía

El Estado está llevando la economía cubana a una situación terminal

La Tarea Ordenamiento está dejando entrever la existencia de notables injusticias y situaciones de desigualdad que nadie pensaba que pudieran alcanzar la actual magnitud

En Juventud Rebelde se publica un buen trabajo sobre los efectos de la Tarea Ordenamiento en este primer mes y medio de su aplicación, titulado, Del cálculo, la planificación y la realidad, tres eternos dilemas del modelo social y económico cubano, que lastran sus posibilidades de desarrollo y prosperidad. El artículo pasa revista a testimonios de personas que vienen a confirmar que la situación no está resultando fácil para muchos y que las soluciones anunciadas por el régimen no sirven para reducir la vulnerabilidad ante un programa que está cambiando muchas cosas en Cuba. El impacto sobre la familia cubana es bastante negativo y se manifiesta en varios frentes.

Se percibe inquietud y desconfianza. Los que temen no poder afrontar los gastos próximos de consumos de electricidad o teléfono por las nuevas tarifas y que se están preparando como pueden, aplazando otros gastos o privándose de lo mínimo, porque en Cuba no se puede vivir por encima de las posibilidades desde hace muchos años. Algunos consideran que es una oportunidad para reorganizar los gastos familiares, porque se acabó lo de vivir al día y hay que pensar en el futuro. Si esto tuviera algún efecto sobre los niveles de ahorro, bienvenido sería, pero no parece que los sacrificios del presente vayan dirigidos a conseguir un mejor futuro.

Los gastos de alimentación, de prendas de vestir, las tarifas de servicios, coinciden con una situación de mayor escasez que obliga a aceptar los precios elevados, con la reducción de presupuesto que ello supone

Los precios están descontrolados y nadie parece dar con la solución. Los gastos de alimentación, de prendas de vestir, las tarifas de servicios, coinciden con una situación de mayor escasez que obliga a aceptar los precios elevados, con la reducción de presupuesto que ello supone.

Hay poca información sobre lo que está pasando. O tal vez mucha, pero no la necesaria para entender las cosas. Se sabe que los salarios han aumentado, incluso de la incidencia en el nuevo salario del pago por vacaciones, pero hay quejas de que los centros laborales no han explicado a sus trabajadores lo que iba a ocurrir, impidiendo así la toma correcta de decisiones.

El articulo de Juventud Rebelde presta atención, en medio de este escenario, a las eventuales mejores prácticas, para afrontar estos tiempos complicados. Veamos algunas.

Para afrontar el aumento de gastos las familias han tenido que rediseñar sus presupuestos, lo que no resulta fácil para todos. Porque por mucho que alguien pueda reducir gastos no necesarios o implementar comportamientos «responsables», lo importante es tener un horizonte positivo a corto o medio plazo, porque la entropía como medida de desorden, puede acabar provocando la extinción. Ese horizonte mejor es lo que, desgraciadamente, no perciben los cubanos porque ni está ni se espera. Ni siquiera con el recurso al trabajo por todos los miembros de la familia. Los sueldos son tan bajos que no compensan para comprar productos tan sencillos como especies para cocinar.

De un lado, la canasta básica que no llega y cada vez es de peor calidad, de otro, los productos que se pueden comprar «por la libre» en los mercados tienen precios astronómicos, cuando hay. Lo mismo que en las tiendas en CUC, prácticamente vacías.  Eso sí, de las tiendas en MLC lo mejor es olvidarse si no hay dólares.

Estos problemas se agrandan de forma inexorable para determinados grupos sociales, como los jubilados con pensiones, que están casi un 40% por debajo de los salarios

Estos problemas se agrandan de forma inexorable para determinados grupos sociales, como los jubilados con pensiones, que están casi un 40% por debajo de los salarios. Algunos lo que hacen es enterarse de dónde hay productos con buenos precios, hacer la cola y comprarlos aunque no los necesiten, confiando en una venta posterior, como las medicinas.

La Tarea Ordenamiento está dejando entrever la existencia de notables injusticias y situaciones de desigualdad en Cuba que nadie pensaba que pudieran alcanzar la actual magnitud. El sálvese quien pueda que se ha producido bajo la lógica racional de no gastar más de lo que se ingresa y la planificación de los recursos económicos para atender los gastos fijos primero y luego lo demás está siendo especialmente difícil para aquellos que se encuentran en situaciones más desfavorables.

Los testimonios del reportaje proceden de un grupo de redes sociales con 511 miembros pertenecientes a las provincias de La Habana, Holguín, Santiago de Cuba, Matanzas, Camagüey, Bayamo, Cienfuegos, Las Tunas, Santa Clara, Guantánamo, Pinar del Río, Sagua de Tánamo, Palma Soriano, Alquízar, Placetas y Nueva Gerona, con edades entre los 25 y los 34 años, los 35 y los 44 años y los 45 a 54, aunque participaron personas desde los 16 años hasta más de 65.

La primera pregunta estuvo dirigida a saber si la suma del nuevo salario de toda la familia permitió hacer más o menos gestiones económicas con respecto al anterior. Un 39,2% respondió que el salario no alcanzó para llegar hasta el día del cobro de febrero. Otro 31,5%, en cambio, aseguró que alcanzó un poco más que antes, mientras que el 21,05% dijo que alcanzó, pero no satisfizo las necesidades. Solo un 2,8% refirió que les alcanzó mucho más que antes. Los salarios no llegan y la gente lo percibe claramente.

La segunda pregunta trató de determinar los diferentes usos y destinos del salario familiar del mes de enero en cada hogar, proponiendo varias opciones. El 99,4% señaló la compra de alimentos a sobreprecio en el mercado informal, seguido de alimentos y pagos de los servicios básicos (80%) y de alimentos comprados en entidades estatales (45,4%). Otros destinos de los ingresos de enero se dedicaron al pago de la electricidad, pago de internet o datos móviles, aseo, factura telefónica, transporte, medicamentos, y cambio de moneda nacional por moneda libremente convertible para compras en las tiendas en divisas, en ese orden.

Algo menos de un 6% declaró ahorrar en cuentas bancarias como uno de los destinos de parte de su salario del mes último. Otros gastos, en porcentajes menores, se emplearon para «algún pequeño gusto que antes no me permitía», compra de artículos para bebé, compra de ropa o calzado, materias primas o insumos para producir bienes o servicios, pago por la plataforma Tuenvío, así como barbería y peluquería.

Cabría pensar qué podría ocurrir si desaparecieran estos proveedores de alimentación de la población. El estallido social estaría servido

Los datos no dejan lugar a dudas. Casi el 100% de los encuestados señala la prioridad de los gastos de alimentación en los mercados informales a altos precios, desabastecimiento, descontrol de los recursos, acaparadores, coleros y revendedores, precisamente los casos que el régimen ha puesto en el punto de mira para eliminar por medio de multas y sanciones. Cabría pensar qué podría ocurrir si desaparecieran estos proveedores de alimentación de la población. El estallido social estaría servido.

Este primer mes de Tarea Ordenamiento está dejando ver el impacto doloroso de la inflación en la economía cubana. Un efecto que se preveía, porque los aumentos de salarios y una devaluación de peso acarrean necesariamente aumentos del nivel general de precios. Lo que nunca pensaron las autoridades es que sus mecanismos de planificación central e intervención sobre los precios no iban a dar resultados, como estaba ocurriendo.

De modo que la inflación producida es claramente superior a la planificada y no hay solución a corto plazo, porque los efectos de la devaluación siguen su curso, como cabría esperar. Las medidas de contención y las sanciones a los incumplidores han acabado generando más problemas de los existentes. Muchos carretilleros que atendían las necesidades diarias de alimentación de personas mayores residentes en centros urbanos han dejado de prestar sus servicios, lo que dificulta el aprovisionamiento diario de alimentos. La gente protesta de forma airada contra la Policía cuando desaloja un puesto de venta o confisca la mercancía. Las colas son infinitas en una situación en que se deberían evitar por los riesgos de contagios.

Con este balance, no es fácil entender que un 48% de los encuestados afirme que la marcha de la Tarea Ordenamiento, es «positiva», y parece tener más sentido ese 37% que afirma de manera expresa que «fue inoportuno realizarla en medio de la pandemia, dada la mala situación económica y la escasez de productos que tiene el país». Otro 12,2% piensa que era una medida necesaria, pero requiere de mucho control popular; que no debía postergarse más (apenas un 1,2%); y que no ha sido positiva para su economía familiar (0,7%).

Las principales insatisfacciones se encuentran en los salarios, los precios en los comedores obreros, el desabastecimiento de las tiendas en moneda nacional y los productos de primera necesidad que se concentran en las tiendas en MLC, la calidad de los productos que ya no son subsidiados, es decir, en todo lo que atañe a la Tarea Ordenamiento.

Los cubanos sueñan con vivir mejor, pero no pueden lograr este objetivo porque el régimen es incapaz de gestionar de forma eficaz los recursos económicos, ciertamente elevados, que tiene a su disposición

La encuesta revela cierto grado de acuerdo con la idea de que, ante el actual escenario de crisis, el trabajo se ha vuelto una necesidad impostergable, lo que guarda relación con el impacto de la pandemia sobre el turismo y el trabajo por cuenta propia que había surgido en estrecha relación con este sector, y que sufre las consecuencias del desempleo. La mitad de las personas que acudieron a buscar ofertas de puestos en los servicios locales durante enero se volvieron a sus casas sin trabajo. Lo difícil es encontrar empleos relacionados con la cualificación. Pero ahora, ni siquiera se consigue un determinado puesto de trabajo.

Al final, este tipo de estudios vienen a confirmar lo mismo de siempre. Los cubanos sueñan con vivir mejor, pero no pueden lograr este objetivo porque el régimen es incapaz de gestionar de forma eficaz los recursos económicos, ciertamente elevados, que tiene a su disposición. Décadas de fracasos han llevado a un escenario como el actual en el que están apareciendo los problemas estructurales derivados del modelo socialcomunista que está obsoleto. La dependencia del Estado del Partido Comunista y su ideología única para afrontar los asuntos económicos está conduciendo a la economía a una situación terminal de la que no podrá recuperarse. Los cubanos lo saben y por ello aspiran a huir e instalarse en otro país donde hacer realidad sus sueños.

Las expectativas abiertas por la Tarea Ordenamiento, si es que en algún momento contaron con alguna adhesión social, se han venido abajo durante el primer mes de aplicación del programa. Las soluciones planteadas, dentro de la estructura del modelo, no son las más adecuadas e imponer rigor en la planificación familiar, arreciar los ataques y la represión contra los potenciales infractores e insistir en la aplicación de reformas que no van a dar los resultados esperados no garantizan que la Tarea Ordenamiento vaya a funcionar.

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Nota de la Redacción: Este texto fue publicado originalmente en el blog Cubaeconomía y se reproduce aquí con permiso del autor.

 

 

 

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