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El fin de una ilusión que jamás existió

“Hay fuertes intereses de múltiples sectores en ocultar o minimizar la realidad del país, pero está allí con una fuerza silente. Hasta que no la visualicemos, hasta que no aceptemos que existe, no vamos a solucionarla. Mientras, ¿el Gobierno caerá en la tentación de aumentar su gasto público y financiar este a través de emisión monetaria del BCV?”.

 

Al cierre de 2021, y durante 2022, la economía venezolana creció. Pero ese crecimiento se dio de manera desigual, tanto para estratos de la sociedad como en sectores. Además, buena parte de esa expansión se debió a la limpieza de los efectos de la paralización económica para contener la pandemia. Dicho de otro modo, era fácil crecer frente a un momento particularmente malo producto de una circunstancia inusual.

El cierre de 2022 y los dos primeros meses de 2023 apuntan a un escenario distinto. Al no haber cambios estructurales, tanto en la economía como en el país todo, era relativamente fácil anticipar que el crecimiento sería de corto aliento. No tenemos una institucionalidad funcional, no tenemos un árbitro creíble, no hay mejoras importantes en la producción petrolera, seguimos aislados respecto a buena parte del mundo, la mejora en los servicios públicos ha sido muy tenue, pero eso sí, tenemos en el poder a los mismos actores que nos llevaron a la postración actual.

“Los sectores primarios y secundarios, los de mayor tracción, los que generan una cantidad importante de empleo, los que dinamizan poblaciones más allá de las capitales, todavía se encuentran en situación precaria”

Las ventas de fin de año y comienzos de este, los niveles de ingreso de los hogares, la recaudación fiscal, la magnitud real de la liquidez monetaria, son algunas variables que reflejan el frenazo de la economía. El techo teórico que suponíamos existía, pareciera manifestarse ya en la realidad. Hay otra característica a resaltar que comenté hace unas líneas atrás. El crecimiento ha sido desigual, el cual se encuentra concentrado en las clases que más recursos tienen. La firma Anova Policy Research tiene un trabajo en el cual describe esta realidad. Y esa desigualdad no solo se ve bajo el criterio de estratos sociales, sino también en sectores, en el que Comercio destaca de manera sobresaliente. Los sectores primarios y secundarios, los de mayor tracción, los que generan una cantidad importante de empleo, los que dinamizan poblaciones más allá de las capitales, todavía se encuentran en situación precaria.

Esta desigualdad hizo que muchos venezolanos no vieran, ni sintieran mejora alguna en su calidad de vida, a pesar del crecimiento mostrado estadísticamente. El hambre, la precariedad de los puestos de trabajo, las dificultades para conseguir combustible, el pésimo estado de los servicios públicos, siguen en una parte importante del país.

Era y es difícil ponderar el efecto que tendrá el acuerdo con Chevron, que implica el reinicio de envíos de petróleo de esta empresa a EE.UU. No solo es Chevron, Eni y Repsol son casos similares. No hay detalle de esos acuerdos, por lo tanto es difícil estimar con precisión cuál será el beneficio para PDVSA y para el Estado venezolano. Por otro lado, también es una tarea cuesta arriba pronosticar la magnitud de la recuperación de la producción petrolera y el tiempo en el que se logrará. Es probable que se comiencen a ver de manera muy limitada este año y que esa mejora se materialice, en mayor medida, en el mediano y largo plazo.

Estos hechos me permiten ver un 2023 bastante complejo tanto en lo político como en lo económico. Este año es electoral para las fuerzas democráticas y es, también, un año previo a unas presidenciales importantes para la coalición que tiene el poder actualmente. Las presiones por mejoras salariales no se han contenido en este comienzo de año y seguirán. Acá nace otra preocupación genuina: ¿El Gobierno caerá en la tentación de aumentar su gasto público y financiar este a través de emisión monetaria del BCV?, ¿volveremos a ver un episodio hiperinflacionario en Venezuela?

Hay fuertes intereses de múltiples sectores en ocultar o minimizar la realidad del país, pero está allí con una fuerza silente. Hasta que no la visualicemos, hasta que no aceptemos que existe, no vamos a solucionarla. La ilusión de normalidad se desvanece, la dura realidad reaparece. ¿Cuál debe ser nuestro rol para cambiarla?


@HenkelGarcia

 

 

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