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El gobernador de California ya aspira a suceder a Biden

La avanzada edad del actual presidente, que acaba de cumplir 80 años, abre la vía a otros demócratas. Varios líderes del partido se posicionan ante el hundimiento de la vicepresidenta, Kamala Harris

Muchos californianos ni siquiera se dieron cuenta de que el gobernador se presentaba a la reelección en las parciales de hace dos semanas. Tan confortable está el demócrata Gavin Newsom en su cargo tras sobrevivir sin apenas un arañazo a un intento de recusación hace un año, que ni siquiera se molestó en hacer campaña en estos comicios. Y a pesar de ello, se impuso con casi un 60% de los votos y pasó inmediatamente a defender ambiciosas reformas que le colocan ante los ojos de muchos dentro y fuera de este estado como la solución lógica al problema combinado que es la avanzada edad de Joe Biden y el hundimiento de Kamala Harris en popularidad y opciones para saltar de la vicepresidencia al Despacho Oval.

Las ambiciones de Newsom —que fue alcalde de San Francisco de 2004 a 2011, vicegobernador hasta 2019 y gobernador desde entonces— las demuestran no sus palabras, sino sus acciones. Su primera medida tras la reelección ha sido desembolsar 1.000 millones de dólares (cantidad similar en euros) para combatir el grave problema de la falta de vivienda en su estado. Tras la sentencia del Tribunal Supremo de junio que invalidó el llamado derecho al aborto, Newsom proclamó que California se convertiría en un «santuario» para aquellas mujeres que quisieran interrumpir el embarazo en todo el país, y hasta planeó financiarles el viaje para hacerlo. Y lleva meses criticando abiertamente al gobernador de FloridaRon DeSantis, que se ha convertido en la esperanza de su partido para desbancar a Donald Trump y regresar a la Casa Blanca.

Es cierto que Newsom ha dicho una y otra vez que no tiene interés alguno en competir con Biden, pero el hecho de que este acabe de cumplir los 80 años, y las revelaciones de la agencia Reuters de que el gobernador está en contacto con grandes donantes demócratas y tiene un equipo en la sombra listo para una campaña presidencial, indican que sus planes contemplan escenarios muy diferentes.

En Washington, ciudad donde los rumores se respiran como el aire, ya hay incluso una teoría, expresada por el analista político Douglas McKinnon en el popular diario político ‘The Hill’ de este modo: «Biden podría pedirle a Harris que renuncie y reemplazarla con Newsom, quien entonces se convertiría en el heredero aparente para 2024. O Biden podría sustituir a Harris por Newsom y luego dimitir él mismo, convirtiendo a Newsom en presidente antes de 2024 y dotándole de toda la fuerza del Despacho Oval».

Por supuesto, tanto la Casa Blanca como Newsom niegan esas especulaciones, pero no es errado el análisis de que Harris ha llevado a la vicepresidencia a algunas de sus cotas más bajas en la historia reciente, y no son pocos los que en el Partido Demócrata piden su defenestración. Encargada de algunos de los asuntos más nocivos para la presidencia, como la inmigración irregular, solo un 40% de los votantes registrados tiene una opinión favorable de Harris, frente al 54% que la suspende. Se trata de un saldo neto de 14 puntos negativos, según el recuento mantenido por el diario ‘Los Ángeles Times’.

Plataforma envidiable

Esto le da a Newsom una plataforma envidiable. Muchos votantes californianos con los que ha hablado este diario esta semana coinciden en que sería el paso lógico para el gobernador. «Como Reagan», dice con media sonrisa Thomas Lafrette, un repartidor de 43 años que reside en la zona de Ladera Heights, en ‘Los Ángeles’. Efectivamente, Ronald Reagan fue gobernador de este estado, como Richard Nixon, antes de su salto a Washington. «No es que todo aquí sea perfecto, pero por lo menos a los que nos ganamos la vida trabajando nos ha ayudado bastante durante la pandemia», afirma Lafrette, en referencia a una serie de subsidios públicos durante los confinamientos, y otras ayudas estatales.

«No me cabe duda», responde Jess Romera, de 52 años, a la puerta de una cafetería en Silver Lake, un enclave conservador en el océano demócrata de Los Ángeles. La pregunta es si cree que Newsom tiene como prioridad presentarse a unas presidenciales. «Se ha pasado más tiempo metiéndose con los gobernadores de Florida o Texas que encargándose de los problemas que tenemos aquí de verdad, como los cortes eléctricos o prevenir los incendios», dice Romera, que prefiere no desvelar donde trabaja. («En una iglesia», afirma. Al lado está el cuartel general de la Cienciología).

Es cierto que Newsom ha invertido dinero en anuncios que critican a los gobernadores de estados republicanos como Texas y Florida por su rechazo a atender a peticionarios de asilo y enviarlos al norte, y por su defensa de las leyes que restringen la enseñanza de la identidad de género y sexual en escuelas infantiles. Pero esas críticas esconden, como después dice Romera, una tendencia inversa. Cada vez más californianos abandonan sus caros barrios para mudarse a lugares igual de soleados y mucho más batatos, con muchos menos impuestos, como Texas y Florida. «Es un éxodo. Aquí, a lo que ganas y todo lo que te quita el IRS [el fisco] le tienes que quitar el 13% de impuestos estatales. En Texas no pagas nada», añade esta votante, que dice que en las elecciones pasadas optó por el republicano Brian Dahle.

Newsom tendrá que hacer frente a muchas críticas como esta si quiere llegar a la Casa Blanca. Pero antes de medirse en unas elecciones nacionales, el trámite son unas primarias demócratas, en las que parece que ya está inmerso el gobernador.

 

 

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