El presidente Luis Arce admitió que las reservas de gas natural se han agotado y que las exportaciones a Argentina y Brasil deben interrumpirse, lo que deja un enorme hueco en la economía del país.
“Hemos tocado fondo”, dijo Arce en la ciudad de Oruro, donde le hacían notar que las gobernaciones y las alcaldías habían dejado de recibir el dinero proveniente de las exportaciones de gas que les permitían pagar salarios y cubrir deudas.
Arce, conductor de la economía del país como ministro de Evo Morales desde 2006, decidió romper ahora el estilo de su partido y admitir algo que es muy conocido: el agotamiento de las reservas de gas.
Durante el gobierno del cocalero Morales fueron sobreexplotadas las reservas que habían acumulado gobiernos anteriores, a los que el partido MAS llama “neoliberales”, que atrajeron inversiones capaces de encontrar bolsones gigantescos de gas, que ahora están agotados.
Las exportaciones llegaron a sumar 60 millones de metros cúbicos por día tanto a Argentina como a Brasil y generaron ingresos por más de 35.000 millones de dólares, que fueron despilfarrados por el MAS, según el criterio de Antonio Saravia, opositor al gobierno.
Dice Saravia que todo ese dinero fue destinado por el MAS a la compra de “elefantes blancos”, todos ellos con sobreprecios fabulosos, y que ahora están paralizados porque no sirven para nada.
Es tan grave la escasez de gas que el experto Álvaro Ríos calcula que en 2029 Bolivia tenga que importarlo para el consumo interno porque entonces se habrán agotado totalmente las reservas.
Ese año, dice el experto, Bolivia tendrá que sumar el gas a la canasta de hidrocarburos que importa en este momento, que son la gasolina y el diésel, lo que obligará a pagar 5.700 millones de dólares por año.
Hugo del Granado, otro experto del sector, dice que las exportaciones de gas llegaron a provocar ingresos superiores a esa cifra en 2014, año en que comenzaron a disminuir los envíos debido a que la declinación en la producción de los campos en producción había comenzado.
Del Granado dijo: “Los distintos gobiernos del MAS descuidaron la exploración y se dedicaron sólo a la explotación intensiva de los campos descubiertos”.
“En lugar de prospectar y de explorar, y de procurar mayores reservas, se dedicaron a explotar, como primera medida, para poder disponer de recursos. La exploración ha estado siempre descuidada (…) Han dirigido la atención a un estatismo a ultranza por parte de (la estatal) YPFB, poniendo vallas a la inversión privada y haciendo que las operadoras internacionales tengan problemas para desenvolverse”.
Y ahora a todo esto se suma la vergüenza, dice José Carlos Sánchez Berzain. En vista de que se acabó el gas, el gobierno de Bolivia quiere evitar las multas por el incumplimiento y propuso al gobierno argentino firmar una nueva adenda del contrato para reemplazar a la vigente, según la cual los envíos debían mantenerse hasta 2026.
Con la actual adenda, Bolivia tendría que pagar compensaciones y multas por no enviar los volúmenes comprometidos, como ha ocurrido en los dos últimos años.
El silencio argentino a la propuesta de una nueva adenda llevó a que YPFB proponga una fórmula aún más vergonzosa: el presidente de Energía Argentina S.A. (Enarsa), Agustín Gerez, informó que la empresa estatal boliviana YPFB propuso firmar un “contrato interrumpible”, lo que significaría que sólo enviará gas cuando lo tenga.
“Hoy por hoy, estamos en un escenario en el que YPFB nos ha notificado que quiere firmar un contrato interrumpible. Esto significa: ‘Te mando gas, si tengo gas; y si no tengo, no te lo mando’. Eso pone en riesgo todo el abastecimiento del norte argentino”, dijo Gerez, según difundió el medio argentino Urgente24.
Sánchez sospecha que las provincias argentinas que se quedan sin el gas boliviano tampoco pueden contar con el que debería llegar desde la muy lejana Vaca Muerta, en el extremo sur de ese país, “ya que todo eso está en manos de autoridades peronistas, tan ineptas como las masistas bolivianas”.
Según El Diario de La Paz, el presidente Arce olvidó hacer un “mea culpa” y admitir que todo esto es resultado de una pésima política petrolera que comenzó al mismo tiempo que el gobierno de Morales, en 2006, cuando “nacionalizó” el petróleo, aunque sólo cambió los términos de algunos contratos con las petroleras.
La propaganda y las ofensas lanzadas contra esas empresas produjeron el éxodo de todas las inversiones, lo que se puede medir en la actual falta de gas para exportar, e incluso para el consumo interno.
El comentario termina diciendo que, como socialistas que se autoperciben, por lo menos tendrían que hacer una autocrítica y admitir que fue un error todo lo que hicieron en el sector petrolero. Y también hacer un propósito de enmienda.