El humor en los Países Bajos
"Los habitantes de los Países Bajos son en general gente alegre y optimista, su humor no suele ser ni negro ni político, más bien se centra en las pequeñas comedias y tragedias de la vida cotidiana".
El humor en los Países Bajos es un tema del cual, como esposo de una neerlandesa, creo que puedo platicar con cierto conocimiento de causa.
Digamos para ir abriendo boca que los habitantes de los Países Bajos son mayoritariamente una gente alegre y optimista, de manera que su humor no suele ser ni negro ni político, más bien se centra en las pequeñas comedias y tragedias de la vida cotidiana. Si se mira atentamente una de esas multitudinarias francachelas que pintaron sus compatriotas Frans Hals y Pieter Breugel el viejo, ahí se puede descubrir, sin género de dudas, la manera abierta de reír y divertirse que tienen los neerlandeses.
Y además son muy capaces de reírse de sí mismos, que es uno de los índices de salud mental más altos que se conocen. Es el tipo de humor que les lleva a rebautizar homofónicamente el nombre francés oficial de su tierra, “les Pays – Bas”, como “les Pays Bah!”
Y Cees Nooteboom, que es hoy por hoy el más famoso internacionalmente de sus autores vivos, lo definió alguna vez de una manera bastante lapidaria: «Quien está convencido de que conoce el mundo mucho mejor de lo que el propio mundo se conoce, es que es neerlandés».
Ahora bien, el problema con el humor es que resulta muy difícil, para no decir casi imposible de traducir, y eso explica que muchos escritores humorísticos justamente famosos en su idioma nos parecen sosos o insípidos cuando los leemos en el nuestro, por muy buena que sea la voluntad puesta en el empeño por los traductores.
Por mi parte yo tuve suerte con el humor neerlandés porque hace muchos años, de vacaciones en el pueblo de mi esposa, descubrí en la biblioteca de uno de mis infinitos cuñados (mi esposa es la mayor de once hermanos) un librito con una antología de las frases más chisporroteantes de un tal Wim Meyles, y como para los esclavos del deber no hay vacaciones completas, me apliqué durante una semana a intentar traducir bien traducidas las frases de Wim Meyles que fuesen traducibles. Y la verdad es que no estoy descontento del resultado.
Habrá que comenzar aclarando que este humorista de quien les hablo, Wim Meyles, es un auténtico virtuoso del malabarismo verbal, a quien el mismísimo Guillermo Cabrera Infante miraría con mucho respeto y no poca envidia si conociera su obra. Meyles es además el biógrafo de un notable predecesor suyo, el inglés Spilliam Wooner (* 1844, Londres), que no figura en la Enciclopedia Británica y al que se deben trabalenguas tales como «El tiero hempa todas las curidas». Spilliam Wooner, seguramente un heterónimo, falleció en Amsterdam a la edad de 86 años, el día que se levantó de la cama con el pie izquierdo.
En cuanto a su biógrafo, y hablando de la violencia de los hinchas deportivos, Meyles inventa la palabra “fandalismo”, al confesionario lo llama “la concabina”, y a Estados Unidos los “United StAids”, es decir, los Unidos del Sida. Y a propósito de enfermedades: Meyles dice que la propia de los adolescentes es la puberculosis. Suyas son también frases como las siguientes: «Joop Zoetemelk participó en una carrera contra reloj. Ganó el reloj», «Hubo que trasladar de sitio el nuevo cementerio porque el subsuelo estaba contaminado», «Un bisexual no es alguien que lo hace dos veces seguidas», «¡Qué manía la de hablar de la escasa moral laboral! ¿acaso no creó Dios al hombre en un día sábado?», «Lo característico de la economía soviética son los números rojos», «Un calvinista prefiere mucho más ser francés en el cielo que ser Dios en Francia», y esta última que no tiene desperdicio: «Ubérrima no significa topless».
Por otra parte les cuento que hace ya casi medio siglo, en las páginas de la revista bonaerense Crisis, avisté un epígrafe que me lanzó sin solución de continuidad sobre el texto que le seguía: “¡Qué porquería es el glóbulo!” Un texto en el cual encontré vitaminas espirituales del tamaño de esta afirmación: “El caracol es un bicho bien invertebrado”. O bien ésta: “Colón fue el mejor navegante del Uruguay, y algunos niños dicen que fue el mejor de América; maestro, yo no sé más porque ese día andaba ayudando a la Directora, barriendo el patio”.
Casi por las mismas calendas, en un aeropuerto español, me acerqué a la exigua librería y eché mano de un ejemplar de un libro titulado Antología del disparate, en el que su autor, el catedrático Luis Díez Jiménez, hacía lo mismo que hizo su colega José María Firpo en el Uruguay; esto es, recopilar las atrocidades, pero también las genialidades que, a lo largo de los años, le respondieron sus alumnos a las más diversas preguntas. Pondré también aquí un par de ejemplos, así mismo harto ricos en vitaminas espirituales: “Los israelitas en el desierto se alimentaban de patriarcas”. Y éste: “Animales polares son la Osa Mayor y la Osa Menor”; lo cual, dicho sea de paso, no deja de ser una implosión de pura lógica.
Y algún tiempo después, haciendo limpieza en el anaquel neerlandés de mi biblioteca, descubrí un librito que habría llegado allí de la mano de mi esposa, un librito de título intraducible y cuyo autor, Willem Vermeylen, hay que alinear junto con Díez Jiménez y Firpo, por haberse dedicado exactamente a la misma tarea que sus compañeros español y uruguayo. Con lo que quedaría demostrado que en todas partes cuecen habas (como bien diría Sancho Panza), o bien, en honor de mijnheer Vermeylen, que en todas partes crecen tulipanes.
Y me parece que podría ser muy aleccionador el tratar de trasladar, hasta donde sea posible, del neerlandés al idioma de CerBorges, algunas de esas vitaminas espirituales del país de Erasmo y de Spinoza, que son muestras surrealistas de un humor involuntario.
Selecciono, pues, de entre las traducibles, estas que siguen :
Aquiles fue sumergido por su madre en las aguas del río Estigio con objeto de hacerlo impermeable.
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— ¿Cuándo vivieron los griegos?
—Yo creo que viven todavía.
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Las pirámides de los egipcios constaban de una cámara de guardia, una cámara mortuoria y un barullo de corredores para volver locos a los arqueólogos.
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Los egipcios no arrojaban sus muertos así no más, los conservaban para construir pirámides alrededor.
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Moisés fue colocado por los egipcios en una cuna, junto con sus diez mandamientos.
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Los ricos de Roma lo pasaban muy bien por las noches: decapitaban esclavos y comían exquisitamente.
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Los romanos construyeron muchas vías, la más conocida de las cuales es la Vía Láctea, que todavía se conserva.
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Los mahometamos eran verdaderos artistas: mil cuentos en una sola noche.
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El emperador Carlos V nació en Gante mientras su madre se encontraba en Austria.
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Los países árabes son gobernados por un cheque.
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En el siglo XVIII sólo tenían televisión los ricos.
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Todo temblor de tierra tiene un hippiecentro.
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Al lado de Java se encuentra Sinatra.
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A causa de la estadística, en la India viven 1.900 millones de seres humanos.
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Una pedagoga es una iglesia judía.
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Las características raciales de los japoneses son: ojos oblícuos, piel amarilla y yudo.
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El Mediterráneo baña constantemente con una corriente cálida las costas de Norteamérica.
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Exceptuando las montañas, el resto de Suiza es llano.
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—Is Mary in the kitchen?
—Yes, soeur.
Y al llegar a esta altura del partido, amables lectores, uno ya se atreve a decir, tan impune como irrespetuosamente, que, de noche, todas las vacas holandesas son pardas.
Después de lo cual creo que a ustedes no les quedará ni la más mínima duda de que los neerlandeses son un pueblo con sentido del humor. Algunas de las neerlandesas lo tienen tan acusado que hasta se llegan a casar con españoles, para que nunca se acabe —como ellas dicen— “la guerra de los ochenta años”. Pero no les hablaré del sentido del humor neerlandés desde mi condición de víctima. Algún orgullo me queda.