El ingeniero venezolano que se inventó la fórmula para hacer de la masa para arepas una industria millonaria
Los Mendoza,una de las familias poderosas de Venezuela,compraron el invento del Ing. Luis Caballero de donde nació Harina P.A.N. y Doña Arepa y Don Maíz en Colombia
El ingeniero caraqueño Luis Caballero Mejías con su curiosidad de investigador fue capaz de llegar a la fórmula para volver la arepa un plato simple y barato, el plato obligado en la mesa de los venezolanos y luego de los colombianos. La harina precocida que empezó con Harina P.A.N. del grupo venezolano Polar liderado por Lorenzo Mendoza también se tomó Colombia hasta mover $ 4 billones el año pasado con cuatro empresas que dominan el mercado.
Un invento que no llevó al hombre a la luna ni puso la inteligencia artificial en el bolsillo, pero colocó sobre la mesa la más querida tradición gastronómica: la arepa. Luis Caballero Mejías transformó la vida cotidiana a través de la ingeniería. No era un empresario, ni un político, ni un millonario. Era un investigador incansable que creyó en el poder del conocimiento en las cosas simples. Y nada más simple que una arepa.
Antes de Caballero la arepa no era nada simple. En las casas venezolanas, colombianas y de otros países donde se consumen, preparar arepas implicaba un ritual agotador: hervir los granos de maíz con cal, lavarlos, pelarlos, molerlos y amasarlos hasta obtener una masa suave. Se hacía con paciencia, pero el proceso consumía horas y fuerza. Caballero Mejías se propuso encontrar un método que industrializara ese proceso sin alterar el sabor ni la tradición.
El primero en aprovechar el invento fue Lorenzo Mendoza Fleury, dueño de Empresas Polar, el grupo más grande en Venezuela después de Pdvsa, que para esa época ya producía todo, o casi todo, lo que los venezolanos consumen en su diario vivir, y ya era un magnate de la cerveza que vio la oportunidad de entrar en el negocio de la harina. Luego, su hijo lo impulsó y lo amplió con exportaciones más allá de este continente.
Cómo se cocinó el invento

Caballero tenía en su equipaje todo el bagaje, los estudios y una clara inclinación por la invención. Había estudiado en el Liceo Francés de Caracas y se había graduado como Técnico Mecánico en la Escuela de Artes y Oficios de Santiago de Chile, y luego había completado sus estudios de Ingeniería Mecánica en Estados Unidos. Allí empezó inventando una “rompedora de nueces”, que patentó en 1942.
La observación doméstica del engorroso proceso de hacer arepas lo llevó a la solución. Su fórmula permitía pelar, cocer y secar el maíz antes de molerlo, creando así una harina precocida que solo requería agua para convertirse en masa lista para armar la arepa. Era una idea revolucionaria: el tiempo de las arepas podía reducirse de horas a minutos. En 1954 patentó su invento bajo el nombre de La Arepera, con el número 5176 otorgado por el Ministerio de Fomento.

Caballero montó su pequeña empresa, La Arepera, C.A., e intentó producir y vender su harina industrial. Tocó puertas, presentó su producto en locales caraqueños y convenció a la arepera de los Hermanos Álvarez, en Sabana Grande, de probarlo. Aquel día, el destino hizo una jugada, en el lugar se encontraba Mendoza Fleury, quien probó aquellas arepas hechas con la harina de Mejías y quedó intrigado e interesado.
Poco tiempo después, la salud del inventor se deterioró gravemente. Necesitaba una cirugía urgente y, sin recursos, pidió a su esposa, Patria Pereira Álvarez, que vendiera la patente a Mendoza. El acuerdo se cerró por 275.000 bolívares, equivalentes a 82.084 dólares de la época. Caballero Mejías murió en Caracas el 12 de octubre de 1959, sin saber que acababa de transferir uno de los negocios más emblemáticos de la historia venezolana.
Se acabó la pilandera
“Se acabó la pilandera” fue el lema con que Polar lanzó al mercado su revolucionario producto el 10 de diciembre de 1960. Un año duró el proceso. En la planta de Remavenca, en Turmero, estado Aragua se instalaron las maquinarias para la fabricación de harina de maíz precocida. Su empaque con una mujer inspirada en la cantante portuguesa Carmen Miranda, fue creado por el búlgaro Marko Markoff.

El nombre de la marca Harina P.A.N. fue idea del presidente de la Empresa Carlos Eduardo Stolk Mendoza quien coloca el acrónimo P.A.N. por Producto Alimenticio Nacional. En su día de lanzamiento se vendieron 5.280 kilos del producto. Pero nada se dijo de Luis Caballero Mejías, creador del proceso que sirvió para la producción de harina de maíz. El éxito fue rotundo, a punto que con los años se convirtió en un genérico.
Mientras estuviese vigente la patente concedida a Luis Caballero Mejías, ninguna otra empresa podía elaborar harina de maíz precocida a menos que Empresas Polar le otorgara el permiso correspondiente. La patente venció en 1974 y por tanto, ya no puede ser vendida. Sin embargo, otras empresas también pudieron implementar el proceso industrial, por lo que surgieron otras marcas como Harina Juana (Molinos Nacionales, C.A. Monaca ), Demasa (Demaseca), Lucharepa (Alimentos La Lucha) y Doña Emilia (Asociación de Productores Rurales del Estado Portuguesa), y varias más.
Harina P.A.N. ha sobrevivido crisis políticas, controles de precios y la diáspora venezolana. Se produce en Texas, Portugal, Colombia y España; se vende en Estados Unidos, Chile, México y hasta en Emiratos Árabes.
Llegada a la vecina Colombia
Seis años después el invento de Caballero Mejías cruzó los Andes y el Caribe, y llegó a Colombia en 1966. como producto importado. Lorenzo Mendoza, a sus 30 años y con el mando del Grupo Polar tras la muerte se su padre, decidió traer la empresa a Colombia para crecer. Después de aliarse y adquirir acciones Promasa instaló su propia planta en Facatativá (Cundinamarca), con capacidad para producir 140.000 toneladas de harina al año, de las cuales exporta el 10 %.
En 2024, Harina P.A.N compró dos plantas en Barranquilla y así consolidó su presencia en el país en el que ha tenido siempre posiciones de liderazgo en el mercado. Con su inconfundible empaque amarillo y azul, P.A.N. mantiene una marcada competencia con Doñarepa en en las góndolas y, sobre todo, en la memoria afectiva de las familias.
Doñarepa de Harinera del Valle, fundada en 1947 por el nariñense Arcesio Paz, se convirtió en sinónimo de arepa para millones de colombianos, alcanzando ventas de 1,46 billones de pesos en 2024. En la Costa Caribe, Extra Señora ha construido su propio imperio desde Barranquilla, mientras que en el interior, La Soberana con Arepa Rea mantiene su planta en Cereté, Córdoba, produciendo harinas y alimentos para humanos y animales.
Las cifras que mueve la harina precocida parecen impensables para un ingeniero que solo buscaba aliviar el trabajo de las amas de casa. Luis Caballero Mejías no solo hizo eso, también abrió un capítulo en la agroindustria latinoamericana.